Publicaciones

“El tango de LooSanty”

2.jpg

Enrique Medina. Foto: Annabel Medina.

 

No es casual que la novela inicie con una descripción el combate Benvenuti-Monzón. Como querían aquellos autores que recurren cuando se trata de fijar una genealogía donde situar a Enrique Medina (Celíne, Miller, Bukoski, Arlt, Marechal...), la literatura es concebida como un golpe a la conciencia, no sólo por lo que estrictamente propone el realismo sucio (otro ineludible concepto cuando se habla de Medina) sino por la irrupción, por la fuerza, la dimensión que adquieren las palabras e imágenes que dibujan. Y la variedad con que se presentan esos golpes es notable: desde la pirueta canyengue y el humor picaresco al horror desesperado. Todo esto es lo que se rastrea en una vasta obra, que se inicia con “Las tumbas”, de 1972, pasando por los relatos de “Los asesinos” (1984), la novela “Gatica” (1991) y “El jardín de Anías” (2012).

LooSanty, el personaje mencionado en el título de esta nueva saga de Medina, había ya aparecido en la novela de 1973 “Sólo ángeles”, y aquí adquiere progresivamente la altura de gran antihéroe. Como resume Alfredo Vento en una suerte de introducción, componen el libro cinco partes. “En la primera, ‘Correo inesperado’, hay fotos, recortes de diarios y un salto en el recuerdo. La segunda columna, ‘Sólo ángeles’, muestra a los protagonistas sobreviviendo de milagro y flotando entre la obscenidad y el terrorismo de la época. El tercer brazo, ‘Las muecas del miedo’, indagará los aciertos y falencias bajo la impronta del gobierno militar. La cuarta batuta, ‘Año Nuevo en Nueva York’, es el delirio por la fémina imperiosa; y, junto a LooSanty, ‘su hermano del alma’, el narrador atisbará el paraíso en los rincones degradantes del barrio más seductor del orbe: Manhattan. Sin duda, este tramo se eslabona con otro hito del autor: ‘Strip-tease’. Y en el anverso del espejo lleva al quinto jinete, ‘La carta de Francia’, donde una joven mujer que se debate por reconstruirse, sin sospecharlo, cerrará la novela de un portazo”.

Con creces, Medina confirma y supera en esta nueva producción su carácter de autor marginal, provocador, perturbador. Pero su verdadero perfil es el de los grandes autores marginales del pasado que hoy consideramos centrales. Publicó Galerna.