Señal de ajuste

La universidad del chisme

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Conducido por Marcelo Polino, “Viviendo con las estrellas en verano” llegó a la pantalla de América.

Foto: Gentileza América

 

Roberto Maurer

El público se habituó a que los programas de chimentos, a veces ennoblecidos con el nombre de “periodismo del espectáculo”, hayan ocupado un lugar en la tele, hasta resultar necesarios como los sanitarios en el hogar. Pero en el canal América se ha materializado un nuevo ser televisivo, surgido de la extraña fusión entre el reality y el género de los chimentos.

“Viviendo con las estrellas en verano” es un título inquietante, ya que estamos ante una posible versión invernal. Conducido por Marcelo Polino, se seleccionaron ocho aspirantes a noteros de chimentos, que deben convivir con otras tantas “estrellas” durante las 24 horas, en Mar del Plata, Carlos Paz y Buenos Aires. Cada semana se elimina un novato o novata, y el ganador se convierte en empleado del canal. Ése es el premio.

Su trabajo es evaluado por un tribunal de especialistas muy renombrados, cuya posición en el rubro los autoriza a pontificar con un talante de académicos que abruma. Entre su pechuga y la opinión que tiene de sí misma, siempre por encima de sus méritos reales, Laura Ufbal nos convence rápidamente de que estamos ante la dueña de saberes de importancia para la humanidad, mientras que Marcela Tauro -sus defensores aseguran que fue a la escuela- toma la birome y apunta con ella a los participantes, para instruirlos severamente acerca de una profesión que, al fin, se reduce a oír y reproducir chismes, o a inventarlos junto con el propio interesado, en un mundo donde todos tratan de divulgar sus humedades.

ENTONCES, ¿HAY OTRA MORIA?

Es fascinante enterarse de que, en ese ambiente, el “famoso” siempre esconde un misterio a desentrañar, como el átomo en su momento, a pesar de que sus vidas reales e imaginarias no solamente son bien conocidas, sino que los secretos que pueden sobrevivir a tanta auscultación valen el precio de un pepino. Sin embargo, el notero que pusieron a convivir con Moria Casán (*), a propósito de su tarea, expuso con seriedad su teoría de que “hay una Moria íntima, personal, que no se conoce”. Y farfulló algo así como que hay que “ir a la base”. Por lo tanto, existiría una farándula esencial más allá de las plumas, un factor desconocido o una segunda naturaleza situada fuera de nuestra primera percepción, que es como decir que Ileana Calabró es enviada de Dios.

LA DOCTORA NAZARENA

El día de las presentaciones, el notero enviado al departamento marplatense de Carmen Barbieri, cuando le mostraron su lugar, aclaró que generalmente dormía desnudo. La madre de Carmen Barbieri, de edad avanzada e indefinida, pero impetuosa, le dijo al guapo movilero: “Si tuviera cuarenta años menos, no te dejo escapar”.

Los jurados examinan y aconsejan al aprendiz : “Vos tenés que decirnos qué viste”, y le dieron tarea, la de encontrar al hombre del cual se ha enamorado Carmen Barbieri, que es joyero y está en Mar del Plata.

Nazarena Vélez advierte que quiere que su huésped tenga una “buena formación”, como si ella fuera una egresada del Instituto Balseiro, y que no salga de noche, no use minifaldas si es mujer (en la casa hay menores y maridos en situación de riesgo) y no sea chorro.

LA GRIEGA SE ENOJA CON LA ESTUDIANTE HOT

Entre los aspirantes a noteros se encuentra Annalisa, conocida como “la estudiante hot” gracias a un publicitario donde apareció con un chupetín entre sus labios carnosos, dando a entender que se puede llevar muchas otras cosas a la boca. Le tocó instalarse con Vicky Xipolitakis, definida como la “mayor generadora de escándalos del verano”, lo que tuvo un inicio cuando comenzó a añadir partes a su cuerpo: si antes parecía una langosta, ahora es una langosta con tetas.

Hubo un drama. El estilo de Annalisa es provocativo, y entre la mini y el escote resulta fácil observar a una empulpada natural. El primer día, la Griega la echó, porque Annalisa, atrevida, le propuso ver una porno y acostarse juntas.

En directo con el estudio, mientras Annalisa lloraba, su anfitriona salió al aire desde el teatro en Mar del Plata. “Acá no estamos de joda, mami, venimos a trabajar, yo trabajo todo el día y no puedo tener al lado una persona que me quema el cerebro”, dijo en el dulce idioma de las coristas.

Desde las alturas, los jurados aleccionan a la desconsolada Annalisa.“¿Vos sabés cuántas veces nos rebotaron una nota?”, la armoniza el experimentado Rodrigo Lusich. Y le reprochan que haya querido competir con la estrella. “Tenés que cambiar tu look, vos sos un espejo para Vicky”, observa la Ufbal, con buen manejo de la psicología profunda. “Quiso ser más estrella que ella”, complementa Polino.

“Yo no la puedo tener más en mi casa, es una molestia”, insiste la Griega. “Las reglas exigen que pasés una semana con ella”, advierten a Annalisa. “Hay un auto en la puerta, te volvés a Mar del Plata, ya. ¿Estás preparada para dormir en la vereda?’’. Es un trato cruel, aunque finalmente persuaden a la Xipolitackis de que vuelva a aceptar a la impertinente.

A los jurados no se les cae la palabra “famoso” de la boca, y se entiende, es el eje de un sistema, el objeto de estudio, el principio y el fin de una ciencia. “No basta con ir con la camarita y filmar al famoso, eso no suma, se trata de obtener una noticia del famoso, de conocer algo del famoso”, aleccionan, ejerciendo su magisterio de veteranos.

(*) Mientras Moria le mostraba la casa, desfachatado, le dijo “veo una pileta ¿me puedo tirar en zunga?”. Luego acompañó al teatro a la vedette y su novio, un tipo corpulento, de gorrita, que parecía un barra de Almirante Brown. Es un empresario argentino.