Directoras del Alassia: un desafío todos los días

Las Dras. Susana Savoré, Diana López, Raquel Cociglio, Adriana Pía y Marisa Farri dirigen el hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de nuestra ciudad.

Directoras del Alassia: un desafío todos los días

Cinco pediatras (mujeres) asumieron en 2010la conducción del hospital de Niños de nuestra ciudad. Sucedieron a cinco pediatras (hombres) que fueron beneficiados por la jubilación. Aseguran que hacen lo que les gusta y lo disfrutan a pesar de que -a veces- están al límite o cansadas.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. FLAVIO RAINA y amancio alem.

 

La entrevista se pautó un martes, a primera hora, pero la cafetera ya estaba vacía. La sala de reuniones de las dirección del hospital de Niños había empezado temprano a recibir a sus integrantes y, quizás, algún otro profesional para definir temas del día y cuestiones pendientes.

Un retrato del Dr. Orlando Alassia se destaca entre los cuadros de aquella pequeña sala, con su cálida mirada protectora. Pero hace cuatro años se sumó otra singular imagen: una mujer con ruleros haciendo un provocativo y desafiante corte de manga que dice “Nosotras podemos”.

“Fue un regalo de un hombre”, aclararon las pediatras que tienen a su cargo -desde mediados de 2010- la conducción del hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de nuestra ciudad. Son cinco mujeres y pasaron a reemplazar a cinco hombres que -beneficiados por la jubilación- dejaron sus puestos en manos de la Dra. Raquel Cociglio.

Ella, posteriormente, como directora médica ejecutiva tuvo a su cargo la organización de su equipo de trabajo para las direcciones asociadas y la coordinación del Servicio Ambulatorio. Así, se sumaron Alicia Bártroli (quien luego renunció y fue reemplazada por Susana Savoré), María Luisa Farri, Diana López y Adriana Pía, respectivamente.

La charla empezó distendida, entre risas y comentarios que las médicas hacían después de la sesión de fotos a la que accedieron para esta nota. Se respiraba buena onda, a pesar de todas las preocupaciones y tareas que -seguramente- el día les tenía previstas. El motivo: la celebración del Día de la Mujer y el hecho de que ellas cinco estén al frente de este establecimiento de salud, que atiende a niños, niñas y adolescentes con dolencias del centro-norte de nuestra provincia y otras vecinas.

“Cuando al Dr. Santiago Pavio-tti, después de 21 años de trabajo, y sus directores asociados (Miguel Candioti, Héctor Almitrani y Danilo Simez) les llegó el tiempo de su jubilación lo hicieron todos juntos, en 2010. En ese momento, era la coordinadora de internación, desde que nos mudamos al hospital nuevo. Participaba de distintas reuniones de la dirección y estaba muy cerca de ellos. Cuando se van me ofrecen la conducción, la dirección médica ejecutiva. Fuimos a hablar con el Dr. Miguel Ángel Cappiello, entonces ministro de Salud, quien aceptó la propuesta”, resumió Cociglio.

Posteriormente, debió formar su “equipo de conducción, que incluyó a la secretaria técnica, Dra. Diana López, nefróloga que era médica full time del hospital; y la Dra. María Luisa (Marisa) Farri. Después llegó a trabajar Susana Savoré, ya que Alicia Bártroli, quien estaba en la Dirección de Atención Pediátrica, decide dejarla. Siempre decimos que pasamos de cuatro varoncitos a cuatro mujeres. Luego, cuando el Dr. Eduardo Filomena deja la coordinación del Servicio Ambulatorio hicimos una selección y fue elegida la Dra. Adriana Pía, que trabaja un montón y está muy cerca de nosotras”.

TRABAJO EN EQUIPO

Excepto la Dra. Farri, quien entonces estaba al frente del Programa de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud, todas sus colegas venían desempeñando funciones en el Alassia. Sin embargo, el desafío era otro porque -según coinciden- “nuestro trabajo en el hospital es como manejar una comuna, ya que somos 1.500 personas y no es fácil, siempre hay inconvenientes”.

“Nos hemos ido aggiornando, enterando de cosas y aprendiendo en estos cuatro años. Si bien hace muchos años que estoy en el hospital hay cosas de gestión que uno las va aprendiendo sobre la marcha. Además, una cosa era la coordinación de Internación, donde me manejé siempre, y otra cosa es la dirección, que es mucho más amplio porque abarca todos los sectores del hospital”, aclaró Cociglio.

En tanto, Diana López planteó: “Nosotras estudiamos Medicina para ser pediatras. Pero de repente, después, formamos este equipo con Raquel y tuvimos que mirar el hospital y la salud desde otro ángulo. Fue un desafío, a una edad entrada que nos dio -por un lado- cosas buenas (la experiencia, el haber conocido y caminado el hospital, y estado en la trinchera) y -por otro lado- cosas nuevas a las que nunca nos habíamos enfrentado, que tuvimos rápidamente que encarar, por más que tuviéramos hecho cursos de gestión hospitalaria. Cuando uno está frente a las situaciones, no es sólo uno el que piensa y decide, sino que está el otro que también piensa y decide. Esto incluye también las negociaciones, además de consensuar”.

Por su parte, Susana Savoré opinó que “creo que las mujeres estamos preparadas para hacer varias cosas al mismo tiempo y ejercerlas bien. Si uno lo quiere hacer puede hacerlo”, mientras que Marisa Farri acotó: “Investigadores hombres estudiaron la situación de la mujer haciendo tantas tareas y la llamaron la triple carga. Vieron que las mujeres tienen que hacer de mujeres, de madres, de profesionales, repartirse. Aparentemente, dicen, está en la genética de la mujer poder tomar varias tareas y poder hacerlas bien. Se supone que va a haber un poco más de cansancio pero lo hacemos contentas”.

UN DESAFÍO CONSTANTE

Consultadas respecto a la experiencia de estos cuatro años, coincidieron en que “es muy buena, muy linda y enriquecedora. Nos podemos dar cuenta de que no hay edad para poder cambiar, aprender nuevas cosas, enfrentar dificultades nuevas, ensamblarse con la familia con nuevas cosas, aunque los sábados y domingos siguen no siendo sábados y domingos porque -aun como cuando hacíamos guardia- suceden problemas en el hospital y se nos puede llegar a consultar. Así que estamos preparadas para todo esto”.

Aseguraron que “casi que llegamos a este lugar sin darnos cuenta; nunca lo imaginamos”, pero que desde entonces “disfrutamos de esta gestión. Nunca sentimos discriminación por ser mujeres al ejercer nuestros trabajos. Tuvimos apoyo de nuestros compañeros y de los gremios. Además, cuando asumimos era una época muy difícil en el hospital, así que tampoco había una gran cantidad de postulantes para cubrir estos cargos. Hasta diciembre tuvimos la gestión del Dr. Cappiello, quien nos dio su amplio apoyo, en verdad. Siempre tuvimos una puerta abierta para conversar con él. Ahora hay una nueva gestión, muy reciente. En enero fueron las vacaciones, así que no tuvimos mucho contacto todavía. A veces tenemos rabietas por cosas que quisimos hacer y no pudimos, pero como en todo. Algunos proyectos siguen y cuando nos vayamos nosotras vendrá otra gente que tendrá sus proyectos o seguirán los nuestros. También depende la política de salud pública”.

OTRA ETAPA DE LA VIDA

Por último, las directoras del Alassia reflexionaron: “Está bueno empezar estudiando, hacer la residencia y terminar viendo la salud desde un ángulo diferente. No vemos 30 pacientes y podemos aliviar su dolor sino que tenemos la posibilidad de ayudar a muchos otros pacientes, desde la misión y la visión de este hospital. Asumimos esta nueva función y acá terminaremos nuestra vida en la salud pública. Estamos todas próximas a jubilarnos: tenemos en promedio 57 años aproximadamente. Seguramente, dentro de poco habrá otro recambio de autoridades y ahí enfrentaremos nuevas etapas y tantas cosas para empezar a hacer, algunas que quedaron relegadas”.

“Trabajamos entre 10 y 12 horas, en la parte pública y el consultorio (todas menos la Dra. Diana López, que es full time) pero la verdad es que no nos molesta porque lo hacemos con gusto. A veces rezongamos cuando estamos un poco cansadas. De todas maneras, estamos en otra etapa: todas tenemos hijos grandes que tampoco demandan tanto como cuando uno fue joven y tiene más urgencias. Esto nos deja más libres. No tenemos que llevar y traer chicos a sus actividades, a la escuela, ahora los tenemos que rastrear.... (risas)”.

En algún momento -continuaron- también teníamos que estar pendientes del horario de la escuela, la comida, el deportes, catequesis o las reuniones de madres. Tenemos la tranquilidad de que hicimos de todo para que nuestros hijos no sintieran nuestra ausencia. Todas podemos decir que estamos muy contentas y orgullosas de nuestros chicos, muchos profesionales y otros encaminados a serlo. A lo mejor no dormimos la siesta o nos levantábamos a las 5 de la mañana para leer (como hacía en una época para que no se sintiera mi ausencia, ejemplificó Raquel) pero después se ven los frutos. Creo que no es estar cinco minutos y nada más”.

“Y ya llegarán los nietos -dijeron entre risas-. Susana (Savoré) ya tiene tres pero el resto no, pero los esperamos ansiosamente. Todas queremos ser abuelas, la envidiamos. Así como somos tan felices de tener a nuestros hijos, nos vamos a seguir proyectando pudiendo ver a nuestros nietos”.

Así como su profesión les permitió haber dado un paso más en el ámbito de la salud, asumiendo el compromiso de estar al frente de un hospital como el Alassia, seguramente la vida les dará ese anhelado desafío de ser abuelas. Y ésta será otra etapa para disfrutar.

La relación con sus familias

Como la mayoría de las directoras del Alassia ya trabajaban en el hospital -y también en sus consultorios particulares por la tarde-, sus familias estaban acostumbradas a verlas dedicadas casi full time a su profesión. Luego, a esto se sumó el hecho de haber asumido aquella responsabilidad de estar al frente del establecimiento de salud.

La Dra. Diana López opinó que “no es fácil. Creo que todas las profesiones son exigentes pero la Medicina, para la mujer, es más. Uno no solamente ejerce su profesión en su lugar de trabajo sino en cualquier parte, nunca te desprendés de esa tarea. Nuestros hijos fueron creciendo con esta historia. Recuerdo que cuando fuimos a unas vacaciones, estábamos en la playa, y pidieron un médico y mi hijo rápidamente me pidió que fuera a ayudar. Aun estando de vacaciones, ellos fueron absorbiendo todo esto”.

Además, las médicas aclararon que “salvo el de Marisa (Farri), todos nuestros maridos son médicos, así que también han tenido que ‘sufrir’ nuestra profesión. A veces, a cualquier hora salíamos a trabajar, y no teníamos sábados ni domingos. Nuestros compañeros nos conocieron así y también tuvieron que aceptar todo esto y adaptarse”.

En tanto, Raquel Cociglio comentó que “fuimos siempre pediatras de la trinchera. Cuando venía hoy para el hospital me acordaba que mi hija mayor (hoy adulta) me preguntaba por qué todos la conocían en la parte de la atención privada, de la Pediatría del consultorio. Era porque tenía que visitar con ella a los recién nacidos o los pacientes que no tuvieran riesgo. A los varones no los pude llevar, pero como fui defensora de la lactancia materna (les di varios años) los llevaba conmigo”.

Y acotó otra anécdota: “Cuando les llegó la época de la escuela rezongaban porque tenían que hacer la tarea a la siesta sí o sí, porque a la mañana estaba en el hospital y a la tarde en el consultorio. Después se acostumbraron, como los hijos de todas. Algunas hacían guardia (yo nunca la hice), muchas cargaban los moisés en la parte de atrás del auto para llevarlos con ellas”.

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Significativos aportes

En relación a la gestión que vienen desempeñando desde 2010, las directoras del Alassia plantearon que “el hospital creció mucho: algunos proyectos pudimos hacer y otras cosas están en marcha. En estos cuatro años, había demanda insatisfecha de cardiopatías y se fueron solucionando muchos problemas. No teníamos cirugía cardiovascular, que era un proyecto de la conducción anterior, pero teníamos que tener el apoyo de la parte central. Al ingresar en la Red Nacional de Cardiopatías Congénitas y con el apoyo de la provincia (la que tiene que poner mucho dinero en esto) se comenzaron a hacer las cirugías cardiovasculares. Además, la Fundación de Cardiopatías Congénitas trabaja mucho”.

Y agregaron: “También crecimos mucho en la parte de Oncología: tenemos mucho apoyo del Ministerio de Salud y a la Fundación Mateo Esquivo, que está trabajando. Además, se creció en Traumatología o Diagnóstico por Imágenes, por ejemplo, donde tenemos equipamiento nuevo, como un resonador. Cuando nos mudamos a este hospital, Imágenes tenía un sólo profesional, y ahora tenemos cinco, por necesidad de la demanda de ecografías, tomografías, resonancias magnéticas. También creció mucho la cirugía en todas las especialidades: desde la general pediátrica hasta todas las especialidades quirúrgicas”.

Hacer lo que nos gusta

Las pediatras al frente del hospital de Niños quisieron dejar un mensaje a otras mujeres, a partir de sus experiencias personales y laborales.

“Se pueden hacer muchas cosas: ser mamá, esposa, trabajar, estudiar, siempre que uno quiera hacerlo. Todo se puede; hay que tratar de hacer lo que a uno le gusta. Si esto pasa, aunque tengas muchas horas trabajando y te cueste un poco, podés. Es así. La única manera de disfrutar es hacer lo que a uno le gusta. Si uno está convencido de lo que quiere, le gusta y lo hace bien, si existe discriminación la podrá soslayar. Pero hay que trabajar”, coincidieron.

Y plantearon: “Las mujeres han avanzado muchísimo desde aquella época de mediados del siglo pasado, cuando nosotras nacimos. Han conquistado terrenos insospechados en aquel momento, cargos de gestión en todos los ámbitos. Ellas nos pueden enseñar muchas cosas, cómo se han ido manejando y logrando su espacio en todos los aspectos, incluso en la vida familiar. Hoy vemos situaciones sociales que antes no veíamos: como el hecho de que cada miembro de una pareja mantiene una independencia o tiene sus días para sus amigos. Son cosas que en aquel momento eran más rígidas. Nos han tocado etapas sociales que fueron difíciles pero las mujeres fueron avanzando y creo que nos pueden enseñar también”.

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