Reconversión en el sector
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Metam amonio, un buen aliado de la frutilla
El Bromuro de Metilo, el fumigante que se usa tradicionalmente para desinfectar suelos frutilleros, debe erradicarse del país para 2015. El sustituto es insecticida, herbicida, fungicida y nematicida.

Por riego. Una aplicación eficiente garantiza el éxito de la inversión y un efecto positivo en la producción. Foto: Juan Manuel Fernández
Juan Manuel Fernández
El Bromuro de Metilo, el fumigante más utilizado en la esterilización de suelos de campos frutilleros, tiene los días contados. A nivel mundial comenzó a desactivarse su uso por el daño que causa a la capa de ozono y en Argentina deberá suprimirse para 2015.
En las zonas productoras de la provincia -Coronda y el cordón productivo de la ruta 1, que se extiende entre Rincón y Helvecia- ya comenzaron a utilizarse alternativas, como el Metam amonio, el Metam Potasio o el Dicloropropeno+Cloropicrina.
El INTA, a través de la Agencia de Extensión Monte Vera, colabora en la promoción de estos sustitutos con jornadas técnicas en las que se informa a los productores sobre el uso eficiente de los mismos. “Sí o sí el reemplazo se está dando”, comentó a Campolitoral la ingeniera María del Huerto Sordo, especialista del organismo, durante un encuentro con productores en Arroyo Leyes. Y aseguró que, en Coronda, “había casi un 100% de uso de Bromuro y hoy un 50% lo reemplazó por alguna alternativa”.
La reunión en la costa se enfocó en las virtudes del Metam amonio, producto insecticida, herbicida, fungicida y nematicida que “hace un control completo sobre el suelo; y la ventaja que tiene sobre el Bromuro de Metilo es que no afecta la capa de ozono, es mucho menos tóxico”. Además de estar “especialmente diseñado para frutilla”, viene a reemplazar al Metam sodio con la ventaja de no contener sales, por lo que “no afecta al suelo, sino que tenemos un aporte extra de nitrógeno para el arranque de las plantas”.
Por qué sustituirlo
La determinación de la comunidad internacional por proteger la Capa de Ozono se plasmó mediante el Convenio de Viena (1988) y el Protocolo de Montreal (1989), acuerdos a los que Argentina adhirió con la obligación de suprimir -entre otros gases- el uso de Bromuro de Metilo para 2015. Sin embargo a fines del año pasado “los productores presentaron un recurso de amparo para usarlo un año más”, explicó Sordo. El trámite lo hicieron en conjunto las asociaciones de productores de Coronda y Tucumán y fue aprobado en el Ministerio de Agricultura.
Este producto es altamente tóxico, para las personas y el ambiente, aunque “no queda en el suelo ni hay residuo en la fruta -aclaró la especialista-; pero sí es peligroso para el operario al momento de la aplicación y de los habitantes de los alrededores”.
Además, ya presenta un problema comercial para la exportación. “Hay países que ya no compran frutilla producida con Bromuro, como algunos de la Unión Europea”.
El otro aspecto que invita a sustituirlo -y una de las razones por las que también se está haciendo- es su carácter importado, lo que implica restricciones para el ingreso al país y el encarecimiento por el tipo de cambio. “Viene aumentando y tiene una alta participación, del 20%, en el costo de producción de frutilla”, dijo la ingeniera.
A favor
En su favor, el Metam Amonio cuenta con la ventaja de ser más económico -es de producción nacional- y ser menos tóxico (para las personas y el ambiente), aunque -como ocurre con cualquier químico- se deben tomar medidas de prevención: botas, guantes, antiparras, no tocar ni aspirar. “Si bien no es tan tóxico como el Bromuro -dijo la especialista del INTA- y no se precisa una máscara de grafito, sino una común, es importante que se use”.
Sordo también aclaró que para una aplicación eficiente “tenemos que tener muchas otras medidas”. Al aplicarse por riego, por ejemplo, es necesario corroborar que el sistema funciona correctamente (sin pérdidas, con buena presión). Además el suelo debe estar bien húmedo, ya que su acción es gaseosa. “La desinfección es altamente costosa y necesitamos que se vean los beneficios”, remarcó.
Sobre la desinfección de suelo hay distintas realidades. En Coronda “es prácticamente inviable hacer frutilla sin desinfectar”. Y en la costa, a medida que se va repitiendo el cultivo de frutilla a través de los años, es cada vez más necesaria la desinfección del suelo. “De hecho, unos años atrás casi no se desinfectaba en la zona y ahora la mayoría lo hace”. En tal sentido, la especialista destacó que los frutilleros de la costa, “al estar iniciándose en la técnica de desinfección ya empiezan utilizando alternativas al Bromuro”.
Por último, recordó que el cultivo es muy costoso y hay que garantizar un ambiente sano todo el año. “Las principales amenazas es el complejo de hongos que integran phytophthora, pythium, verticillium”, detalló Sorgo, y advirtió que “los nemátodos están más presentes en lotes con antecesores como tomate o berenjena” y en al costa “es mucho mayor que en Coronda”.
Campaña con miedo
La ingeniera María del Huerto Sordo, encargada de la oficina Coronda del INTA, destacó que la campaña frutillera “viene complicada, porque no se sabe qué va a pasar: aumentaron todos los insumos y, por otro lado, la frutilla es un artículo de lujo”. Esta incertidumbre “tiene mal a los productores, que no saben hasta donde plantar porque tienen miedo que las ventas caigan o no tengan buen precio”.
Sordo estimó que este año la intención de siembra en la provincia es levemente bajista. “Aún no está definido -aclaró-, hay lotes donde todavía se está preparando pero los productores no saben si van a plantar”. Explicó que en muchos casos se recorta el área sembrada pero se aplica más tecnología en busca de compensar con mejores rindes. De todos modos hay realidades diversas, porque aunque el número total de hectáreas con frutilla puede disminuir “la costa tiende a aumentar y Coronda a achicarse”. Lo único que está definido es la siembra de primicia, ya que los plantines se compraron el año pasado: “va a ser muy similar a la de la campaña pasada”.
La especialista explicó que los sacudones de la economía, principalmente la devaluación, impactaron en los costos de producción. Sobre todo de los insumos importados, como el Bromuro que se incrementó 20%. Mientras el año pasado la media de inversión por hectárea rondaba los $200.000, para esta campaña sería de $260.000. “Obviamente que cuanto más tecnología se ponga más caro sale”.