Arte urbano

Construirán un monolito con una parte de la vieja antena del Colgante

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Centenario. Calanchini quiere realizar una obra integral en el tanque de Assa, de principios del siglo pasado, con pintura y objetos colgantes y visibilizar su estructura con iluminación.

Foto: Flavio Raina

El proyecto es de Ricardo Calanchini y se realizará al lado de la torre corporativa que se construye en el área portuaria. El artista plástico también tiene una idea para “intervenir” el centenario tanque de Assa en la planta potabilizadora de barrio Candioti.

 

Gastón Neffen

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A punto de cumplir 60 años, el artista plástico Ricardo Calanchini planea dos intervenciones de fuerte impacto urbano y muy vinculadas con la historia de la ciudad. En el Puerto, al lado del complejo Corporate Tower, va a realizar un monolito con una parte “olvidada” del antiguo Puente Colgante, el que se cayó con la crecida de 1983. Y también tiene el proyecto de “intervenir” otro coloso de metal: el tanque de Aguas Santafesinas (Assa) que se levantó a principios del siglo XX en la centenaria planta potabilizadora de barrio Candioti.

La idea de realizar un monolito con un pedazo del Colgante nació cuando Calanchini vivía en el Puerto, muy cerca del Molino Marconetti, en donde tenía un atelier. “Esos restos del puente estaban tirados en lo que era, prácticamente, el patio de mi casa”, recuerda el artista en una entrevista con El Litoral.

Como es una de las pocas partes del viejo Colgante que se conservan, la idea de Calanchini es intervenirlo muy levemente con arena y óxido. En el medio va a colocar un péndulo —una marca que recorre su obra—, que junto con el cable que lo sostiene tendrá unos dos metros de longitud.

“El péndulo, la plomada, es un elemento de equilibrio en medio de la tensión, que atraviesa el arte pero también nuestra vida cotidiana”, explica el artista. La obra está enmarcada en el proceso de refundación de la ciudad, a partir del Puerto y la recuperación de espacios públicos. El monolito, que va a ser visible también desde la avenida Alem, va a estar integrado a una fuente. Los trabajos comenzarían este mismo año y son financiados por el grupo empresario del Casino.

El tanque de Assa

La idea de intervenir el viejo tanque de Aguas Santafesinas, un gigante de metal que durante décadas fue el más alto de barrio Candioti —hoy superado por los nuevos edificios—, en parte se relaciona con la infancia de Calanchini, que se crió en este sector de la ciudad.

Adriana Collado y Luis Müller, dos arquitectos y docentes de la UNL que investigaron la historia de la red de agua potable y los servicios sanitarios en la ciudad, cuentan que el diseño del tanque corresponde “a los criterios del funcionalismo industrial, con su estructura metálica expuesta y descarnada y sin concesiones ornamentales”.

Calanchini quiere “visibilizarlo”, para que recupere protagonismo en la trama urbana en medio de los nuevos edificios. “Es una estructura enorme, con un montón de posibilidades, que hoy está casi oculta, invisibilizada. La idea es pintar el tanque y colocarle luces que lo iluminen. También colgarle elementos que estén relacionados con el agua”, cuenta el artista, que ya comenzó a hablar con las autoridades de Assa para que esta idea se convierta en un proyecto concreto y también conversó con una empresa de pintura que estaría dispuesta a aportar “los colores” para intervenir el tanque.

En la carrera de Calanchini, el impulso para realizar estas obras sobre todo se relaciona con la necesidad de “llevar el arte a la gente, a la calle y a la ciudad” y que no quede “encerrado” en las muestras de los museos y galerías, que son visitadas por un público reducido. También surgen en un momento de balance y reflexión sobre su propia obra, en diciembre pasado se cumplieron 31 años de su primera exposición en el museo Sor Josefa Díaz y Clucellas.

 
Construirán un  monolito con una  parte de la vieja  antena del Colgante

La vieja antena. El artista tratará los restos del Colgante con arena y óxido. Además, se agregará un péndulo de unos dos metros y una fuente.

Fotomontaje: El Litoral

Perfil

Ricardo Calanchini nació el 5 de octubre de 1955 y pasó su infancia en barrio Candioti, muy cerca de la Estación del Ferrocarril Belgrano. Como artista desarrolló un estilo personal, con eje en el surrealismo y apoyado en el psicoanálisis, entre muchas otras influencias.

En Santa Fe estudió en la Escuela de Arte Juan Mantovani, con maestros como Oscar Esteban Luna, Richard Pautasso, César López Claro y Ricardo Supisiche.

Vivió en Uruguay, en Buenos Aires y en Estados Unidos. En la ciudad creó atelieres en el Molino Marconetti y en casillas abandonadas del Ferrocarril Belgrano. Logró 32 premios a lo largo de su carrera, muchos en el exterior (en el 2002, por ejemplo, ganó el concurso del Festival de la Hispanidad de Miami). Realizó unas cuatrocientas muestras de arte en la ciudad y en América Latina, Europa y Estados Unidos.