editorial

  • La Argentina es el país latinoamericano donde existe mayor presión tributaria. Gracias a los índices inflacionarios, el gobierno aumenta su recaudación.

Impuestos que asfixian

La recaudación tributaria en la Argentina sigue batiendo récords. En abril totalizó $92.737 millones, lo que representa una suba de 37,7% respecto al mismo mes del año pasado.

La inflación que tanto preocupa a millones de asalariados en el país, parece haberse convertido en un buen negocio para el gobierno central.

En primer lugar, los ingresos del gobierno crecen mes a mes a través del Impuesto al Valor Agregado (IVA), que no distingue entre ricos y pobres. Es, sin duda alguna, el más regresivo de los impuestos y representa nada menos que el 21% de lo que pagan los consumidores al realizar cualquier tipo de compras.

Pero eso no es todo. El mínimo imponible del Impuesto a los Bienes Personales se mantiene desde hace años en 305.000 pesos, a pesar del continuo crecimiento de la inflación. Se supone que el espíritu de dicho tributo apuntaba desde sus orígenes a los argentinos de mayores recursos. Sin embargo, en la actualidad cualquier familia que cuente con una casa propia se ve obligada a pagar. La situación se complica todavía más si esa familia tiene, por ejemplo, un automóvil.

Como viene sucediendo en cada período de negociaciones paritarias, la discusión sobre el mínimo imponible de Ganancias se ha instalado nuevamente en el país. Tanto es así que, con motivo del Día Internacional del Trabajo, la CGT oficialista -que conduce Antonio Caló- publicó una solicitada en la que reclamó abiertamente la eliminación de dicho impuesto.

En estos momentos, gran parte del arco político opositor intenta encolumnarse en el reclamo por una suba del mínimo imponible de Ganancias. El Frente Amplio Unen llamó al resto de los partidos a acordar una propuesta para llevarlo a 19.000 pesos y en el Congreso de la Nación existen más de 15 proyectos vinculados con este tema. El macrismo se sumó al mismo reclamo y desde el Frente Renovador presentaron un borrador para elevar el piso imponible en un 30 por ciento.

En septiembre de 2013 y merced a fuertes presiones, el gobierno nacional se vio obligado a actualizar las escalas del monotributo que se mantenían congeladas desde hacía años, obligando a los contribuyentes a subir de categorías y, por ende, a pagar más impuestos.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (Ciat), los argentinos sufren la mayor presión tributaria de toda Latinoamérica

A fines de 2012, la presión tributaria en la Argentina era del 37,3% del PBI, frente al promedio de 20,7% de América Latina y de 34,1% de los países de la Ocde. Sin embargo, en 2013 dicha presión impositiva llegó al 40% del PBI.

De acuerdo al informe elaborado por estas organizaciones, “en el período 2007-2012, 11 países registraron aumentos en la presión tributaria. El mayor se dio en la Argentina (8 puntos porcentuales), seguido por Ecuador (7 puntos) y Paraguay (4 puntos)”.

Mientras los contribuyentes deben enfrentar esta creciente presión, el Estado no parece dispuesto a realizar ajuste alguno de sus erogaciones. De hecho, el gasto público sigue creciendo en la Argentina y 2014 se encamina a batir récords inflacionarios desde el estallido económico que sufrió el país en 2002.

Mientras los contribuyentes deben enfrentar esta creciente presión, el Estado no parece dispuesto a realizar ajuste alguno en sus erogaciones.