el rincón de la lij (*)

Las carencias afectivas

María Luisa Miretti

A propósito de El niño que dormía con nieve en la cama, de Henning Mankell. Trad. de Frida Sánchez Giménez. Siruela, España.

“Se ha hablado antes de Joel”. En esta novela juvenil, Mankell (Estocolmo, 1948) retoma al personaje adolescente y continúa la historia. Ubica a los personajes y por momentos repite, aclara situaciones o describe ciertos aspectos para ubicar al lector ante los escenarios de un pueblito nórdico donde “los bosques de abetos permanecen en silencio”.

Joel ha visto un perro correr tras una estrella y no logra olvidarlo y como él tantos sueños que sigue elaborando, mientras anida secretamente la ilusión de recuperar a su madre, de quien nadie quiere contarle nada, resignado quizás a vivir como es y entre quienes está, porque en definitiva “empieza a comprender que él es quien es y nadie más. Pero crece, se hace mayor, cumple los trece”.

Comienza a notar diferencias, a sentir sensaciones distintas, duerme profundamente y apenas puede contarle a una amiga esos secretos, porque cree sentirse enamorado, aunque la chica es 20 años mayor. “Crecer es hacerte preguntas. Hacerte adulto es olvidar poco a poco aquello que te preguntabas de niño. Eso es algo que ha entendido. Y él no quiere ser un adulto de ésos”.

Sus sueños cada vez son más ambiciosos, quiere ser rey de rock como Elvis, tener muchas mujeres desnudas, para lo cual tiene que hacerse fuerte, por eso saca su cama a la nieve para templarse y a su vez tiene que ayudar a su padre a salir de la bebida y encontrarle una buena mujer que de paso les alegre la casa, aunque nunca intente remplazar a su madre. Desde una mirada externa incursiona en los sentimientos de todos los personajes y se mete buceando en su vida interior con profundo y agudo lirismo, buscando las respuestas que las preguntas de los demás no le conforman.

Esos contrastes, en ese espacio de enorme desolación externa e interna provocan una profunda laceración, aunque le permiten un viaje interior para encontrarse a sí mismo, especialmente cuando el padre enferma.

(*) Literatura infanto juvenil