Media sanción para la Universidad de la Defensa

Crónica de una chavización anunciada

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González y Rossi. Dos para entenderse. Inspiración venezolana para el Ejército argentino.

Foto: Archivo El Litoral y Luis Cetraro.

 

por Félix Canale

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A fines de 2013, un decreto de necesidad y urgencia firmado por Cristina Fernández de Kirchner convocó al Congreso Nacional a sesiones extraordinarias durante el mes de diciembre. Entre las leyes que el Ejecutivo indicaba que iban a tratarse estaba la creación de la Universidad de la Defensa.

Pasó diciembre y no se supo nada más de tal iniciativa, hasta que el 13 de febrero de 2014 la oficina de prensa de la presidencia de la Nación consignó que se había realizado en la Escuela Superior de Guerra la presentación del proyecto. Se hicieron presentes legisladores, académicos y los ministros de Defensa, Agustín Rossi, y de Educación, Alberto Sileoni.

Siempre según el parte oficial, Rossi dijo que “la Argentina por dimensión de país nunca se destacará por la cantidad y número de sus integrantes; sí podemos destacarnos por la formación, capacidad e instrucción de los integrantes de nuestras FF.AA.”. Lo que no explicó es si refería a instrucción militar, acorde con las tecnologías armamentísticas actuales o a una formación de otro tipo.

La duda se despejó durante el mismo acto, cuando el ministro de Educación, siempre según cita de la oficina de prensa de la presidencia, expresó que la creación de la Universidad “es una gran oportunidad para repensar en su totalidad la educación de las FF.AA.”.

Queda claro: no se habla de “instrucción” para mejorar la calidad profesional y la capacidad operativa de combate y defensa, sino de orientar ideológicamente el pensamiento de la futura oficialidad.

En el acto también opinó la diputada nacional, Stella Maris Leverberg: “En la defensa nacional participamos todos, tanto civiles como militares y la convivencia, el respeto y las estrategias nos van a permitir seguir consolidando la paz”.

La diputada misionera por el FPV está en la Comisión de Educación de la Cámara Baja y conoce pormenorizadamente el proyecto. De modo que hay que prestar especial atención cuando menciona que los civiles también son responsables por la Defensa Nacional, tal como lo sostiene el chavismo.

No se trata de ver bajo el agua. Pero en una nota defendiendo el proyecto de ley, publicada en Página 12 el pasado 20 de mayo, el secretario de Asuntos Estratégicos y Militares del Ministerio de Defensa y profesor titular de la Universidad Nacional del Litoral, Jorge Raúl Fernández, dice en un párrafo: “La iniciativa se inscribe en el proceso de democratización y modernización de las Fuerzas Armadas que se desarrolla en nuestro país desde la recuperación de la democracia y que se ha profundizado en la última década, marco en el cual se ha sucedido un conjunto de acciones destinadas a reformar el sistema de formación militar, y donde queremos destacar principalmente las relacionadas con los derechos humanos, el derecho internacional humanitario, la cuestión de género, la formación de civiles para la Defensa”.

¿Exactamente qué quiere decir formación de civiles para la defensa? ¿Civiles que pueden discutir de tú a tú con oficiales de alto rango sobre temas tácticos o estratégicos? ¿Comisarios políticos? ¿La resignificación de unas Fuerzas Armadas nacionales y populares como ya adelantó el general Milani, siempre listas para cavar zanjas en las villas miseria?

La cátedra

A fines de abril de 2014, Rossi viajó a Venezuela para entrevistarse con su homónima, la almirante Carmen Meléndez, y firmar acuerdos de interés militar con ese país. El 11 de mayo, la agencia de noticias Paco Urondo (periodismo militante) publicó una entrevista donde el ministro cuenta pormenores de los acuerdos logrados.

En esa conversación, el funcionario dijo que la Argentina, en política de Defensa, tiene relaciones multilaterales, pero que algunas bilaterales son especiales, como es el caso de Venezuela. No explicó los motivos de tal preferencia en términos de ventaja para la defensa de nuestro país, y no lo hizo porque no hay ninguna, excepto la empatía del kirchnerismo con el chavismo.

Hubo dos acuerdos. Uno de ellos referido a educación. Dice Rossi: “Tendemos a intensificar la relación y el intercambio entre el sistema educativo de las Fuerzas Armadas venezolanas y el sistema educativo de la Fuerza Armada argentina. Es decir: permitir que aumenten los venezolanos estudiando en la Argentina y los argentinos estudiando en Venezuela. También allí decidimos construir una Cátedra Binacional Kirchner-Chávez o Chávez-Kirchner, con cabeza en la Escuela de Defensa Nacional, que acá en la Argentina es similar a la de Venezuela”.

No es así. El concepto de defensa nacional de la Argentina no tiene nada que ver con la venezolana Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Nacional (Unefa), donde ya se dicta la cátedra Hugo Chávez, cuya misión es “estudiar el pensamiento, la filosofía, la doctrina y los sueños del presidente de la República como venezolano revolucionario y bolivariano”.

Esa cátedra se inauguró a principios del año pasado y para esa época el rector, mayor general Jesús Gregorio González González, explicó a los medios que como objetivo para el período 2013-2019 estaba la formación de los estudiantes “dentro de una ética socialista, la nueva geopolítica nacional e internacional, la unidad con el sur-sur y la visión amplia y clara que deben tener con respecto al rol histórico que vive el país en el proceso universal: somos nosotros el eje de transformación de Venezuela para el mundo”.

El “somos nosotros” es explícito: se refiere a que los militares son el eje del proyecto con la ética socialista y la doctrina de Hugo Chávez, ambos, supuestos negados.

A esa universidad, el ministro Rossi piensa que debe enviarse a los futuros oficiales de las Fuerzas Armadas argentinas, para que completen su formación. Sería más efectivo, y serio, cortar por lo sano y enviarlos a alguna de las 14 escuelas militares Camilo Cienfuegos, que tiene Cuba.

No hace falta agregar que todo esto da una pista clara sobre la ideología con la que el kirchnerismo cocinó en el Senado la media sanción de la ley de creación de la Universidad de la Defensa el pasado miércoles.

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Sería más efectivo, y serio, cortar por lo sano y enviar a los militares argentinos a alguna de las 14 escuelas militares Camilo Cienfuegos, que tiene Cuba.