Argentina mejoró y ganó el grupo con una histórica movilización de hinchas

Messi la rompe, igual que la gente

  • El “10” está intratable, el equipo se cansó de crear situaciones de gol y sigue el sufrimiento en defensa. Agüero (se lesionó) e Higuaín no lo acompañan. Entró bien Lavezzi y pide pista.
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Una súplica de piedad

  • Los nigerianos le piden por favor al árbitro que no sancione otra falta cerca del área, mientras la “Pulga” Messi sonríe en el piso, como anticipando lo que vendrá. El partido tuvo un buen clima entre los jugadores y la figura argentina varias veces se cruzó de manera graciosa con varios de sus rivales, principalmente con el arquero Enyeama.
 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Porto Alegre)

[email protected]

Pintó el equipo. No es para tirar manteca al techo ni para creernos los mejores, pero algunas de las dudas que se instalaron en los dos primeros partidos, empezaron a disiparse. Algunas, no todas. Está pendiente lo defensivo. Porque el equipo sigue teniendo defectos, no termina de afirmarse por más que lo ataquen poco o mucho. Sufrió Zabaleta a su espalda y se desordenó en el medio cuando tuvo que salir Federico Fernández a apretar arriba, como pasó en la jugada del segundo gol. Pero lo que se hizo del medio hacia arriba fue muy bueno. Partiendo, claro, de la majestuosidad de un Messi que está dispuesto a hacerle sentir a todos que este es su Mundial y que no lo quiere desaprovechar.

Si bien el equipo creó una cantidad muy respetable de situaciones de gol, en ese rubro sigue dependiendo casi hasta la exageración de Messi. Pero hay un atenuante y pasa por el flojo momento de Agüero y por la ineficacia de Higuaín. Más todavía, ninguno de los dos está aprovechando a Messi. Higuaín, sobre todo, que recibió pelotas de gol del “10” en los dos partidos que arrancó de titular.

Hay algo que debe entenderse como una cuestión natural de esta selección y es que se siente mucho más cómoda y fuerte cuando puede contraatacar. Con espacios, es mortal. Hay jugadores veloces, desequilibrantes en el mano a mano. Messi lo hace todo bien, con espacios o sin espacios, pero el resto siente que el gran potencial lo muestra cuando dispone de espacios.

La pregunta, entonces, es: ¿cuál tiene que ser el estilo de la selección?. Con los jugadores que hay, es el del protagonismo. Ser un equipo ofensivo, agresivo, no es un objetivo sino una obligación, algo que se impone sin discusiones. Cuando Sabella sacó a Messi —¿estaba acordado?— lo puso a Ricky Alvarez, armó dos líneas de cuatro y replegó diez metros al equipo. Esto lo hizo un poco más compacto, lo que no significa hacerlo más defensivo. Y en esa parte final se crearon varias situaciones, sobre todo a partir del inestimable aporte que hizo el Pocho Lavezzi desde que ingresó a la cancha.

Por lo que hizo, Lavezzi tendría que jugar. Flojísimo Agüero (ahora lesionado), ineficacia total de Higuaín en dos partidos y medio (aunque en el primero tuvo algunos encuentros rescatables con Messi), hay que buscar alternativas a partir de las respuestas individuales. Algo de eso dijo Sabella, antes del partido, cuando señaló que esperaba una mejoría de las individualidades. Agüero e Higuaín aportan poco, Gago acierta algunas y se equivoca en otras. ¿Qué hace Argentina?, suelta entonces a los marcadores de punta y aparece Rojo, por ejemplo, siendo uno de los mejores jugadores del equipo.

¿Está bien o desnuda falencias que Rojo sea de lo mejorcito del equipo?. No deja de ser una buena alternativa para la sorpresa. Además, va creciendo en todo: es el defensor que menos sufre, se banca el ida y vuelta, no mezquina sacrificio para hacerlo, llega hasta el fondo y mete el centro, y ayer le agregó el gol. Sabella lo puso con una amarilla a cuestas, desafiando la firme posibilidad de que una amonestación lo pueda dejar afuera de octavos. Pero hizo las cosas muy bien, responsablemente y le dio la razón a la decisión final que tomó el entrenador.

Nigeria volvió a plantearle ciertos interrogantes a Argentina, sobre todo en el primer tiempo (el momento en el que más duró el partido empatado). Se basan en la necesidad de que el equipo aprenda a avanzar en la cancha marcando siempre al rival, que aprenda a achicar espacios a espaldas de los volantes y a impedir que de un pelotazo lo puedan complicar. Argentina asume riesgos, tanto cuando se instala en el campo rival —como pasó en el primer tiempo—, como cuando a partir del retroceso de quince o veinte metros, adopta una actitud un poco más contragolpeadora.

Di María y Gago tienen claro que no deben ni pueden jugar tan abiertos y por eso tratan de juntarse con Mascherano y que las bandas las ocupen los marcadores de punta. A veces, uno se pellizca tratando de encontrar alguna explicación al por qué Di María no llega más hasta el fondo de la cancha. Pero no está del todo mal. Parado en ese callejón, el del viejo “10”, está más cerca del gol. El primero de Argentina es una clara demostración de ello: después de los rebotes en el palo y el arquero (que anduvo bien), la pelota le quedó a Messi que no perdonó. Como no lo hizo en toda la siesta de Porto Alegre y desató otra gran fiesta argentina.

síntesis

Argentina 3

Nigeria 2

Argentina: Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Federico Fernández, Ezequiel Garay y Marcos Rojo; Fernando Gago, Javier Mascherano y Angel Di María; Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero. DT: Alejandro Sabella.

Nigeria: Vincent Enyeama; Efe Ambrose, Kenneth Omeruo, Joseph Yobo y Juwon Oshaniwa; Ogenyi Onazi;Peter Odemwingie, John Obi Mikel, Michael Babatunde y Ahmed Musa; Emmanuel Emenike. DT: Stephen Keshi.

Goles: en el primer tiempo, 2m. y 45m. Messi (A) y 4m. Musa (N); en el segundo tiempo, 2m. Musa (N) y 5m. Rojo (A).

Cambios: en el primer tiempo, 37m. Ezequiel Lavezzi por Agüero (A). En el segundo, 17m. Ricardo Alvarez por Messi (A); 21m. Okechukwu Uchebo por Babatunde (N); 34m. Uche Nwofor por Odemwingie (N); y 45m. Lucas Biglia por Higuaín (A).

Amonestados: Omeruo y Oshaniwa (N).

Arbitro: Nicola Rizzoli (Italia).

Estadio: Beira-Río de Porto Alegre.

Público: 43.285 espectadores.

El análisis de Diego

Diego Armando Maradona aseguró ayer que Suiza, el rival que tendrá Argentina en octavos de final, “es muy ganable”, en el marco del programa De Zurda que conduce con Víctor Hugo Morales. “Suiza es muy ganable, porque se clasificó con lo justo y remando mucho”, afirmó Maradona.

Respecto del juego que mostró el equipo albiceleste en el triunfo 3-2 ante los nigerianos, Diego expresó que Argentina “mejoró muy poco, con una Nigeria que pegó mucho porque le gusta la fricción. Y lo ví más ágil al equipo con el ‘Pocho’ (Ezequiel Lavezzi), porque mostró otro ritmo”. “Argentina siempre juega al mismo ritmo y todavía no soltó las piernas. Por eso Lavezzi le dio frescura, ya que ensanchó la cancha. Después de Messi y Di María, es el que más aporta cambio de ritmo”, enfatizó. “Ahora Di María está entendiendo que si va al lado de ‘Lio’ le puede dar una mano”, remarcó Diego. Maradona sostuvo que lo que le preocupa “es el retroceso, porque Gago y Mascherano quedan muy lejos de los centrales y de la marca. Hoy vi casi veinte metros entre ellos y hay que lograr un equipo más corto. Sabella debe hablar con los dos centrales y con los marcadores de punta”.

Cuando Sabella lo sacó, se escuchó la gran ovación

El pueblo venera a Messi

 
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Aplausos retribuidos. Messi sale para descansar tras un excelente trabajo y el estadio se viene abajo coreando su nombre. Él agradece hacia los cuatro costados. Foto: Télam

foto: efe

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Porto Alegre)

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El estadio tuvo, esta vez, una mayoría abrumadora de argentinos. El 75 por ciento, al menos, estuvo repleto de compatriotas que apenas dejaron escuchar en algunos pocos pasajes a los nigerianos y, lógicamente, a los brasileños que alentaban al seleccionado africano.

“Si no gritamos todos, parecemos brasileros”, fue uno de los hit más empleado, como así también el tradicional “Pan y vino, pan y vino, el que no grita Argentina para qué carajo vino” o el más utilizado de todos: “Brasilero, brasilero, que amargado se te ve, Maradona es más grande, es más grande que Pelé”.

Sólo en un par de sectores del estadio se pudo observar una escenografía un poco más verde, señal de que allí estaban los hinchas de Nigeria. Y como nunca hasta ahora, las camisetas amarillas —aunque las hubo— escasearon. Esto último, lo de la multitudinaria presencia de brasileños para “alambrar” en contra de Argentina, se observó con más nitidez en Río y en Belo Horizonte, pero no en Porto Alegre, aunque la rivalidad entre brasileños y argentinos es uno de los hechos relevantes de este Mundial.

“Hay que gritar señores hay que gritar y vamos Argentina que tenemos que ganar”, fue el grito de los hinchas en la parte final del primer tiempo, cuando Messi frotó la lámpara otra vez y marcó un golazo.

Luego del gol de Rojo, apareció en escena el “Brasil, decime qué se siente...” que fue ensordecedor y acompañó durante buena parte hasta el final, matizado con el “Y ya lo ve, somos locales otra vez” o “tomala vos, dámela a mí, el que no salta, es de Brasil”.

El estruendo mayor se dio cuando Sabella resolvió sacar a Messi. El capitán argentino se sacó la cinta, se la entregó y abrazó a Mascherano, elevó sus brazos y batió palmas hacia los cuatro costados, agradeciendo el enorme e histórico apoyo de los hinchas nacionales. Sin dudas, se lo merecía después de un partido en que la rompió: hizo dos goles, dejó dos veces a Higuaín mano a mano con el arquero y casi mete un tercero.

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Con destino de red...

Messi ya acarició el balón con su zurda, la barrera salta en vano y atrás se ve al muy buen arquero nigeriano, que ya le había tapado un tiro libre volando a ese mismo palo, pero ahora no podrá hacer nada: la pelota vuela rumbo al segundo gol de la “Pulga”.