El Litoral con ex campeones del mundo en Brasilia

¡Cuánta gloria, cuánto fútbol...!

El “Gringo” Giusti, el “Negro” Ortiz, Omar Larrosa, Carlos Pachamé y el “Gato” Pagnanini, cinco tipos que se cansaron de alzar copas y de dar vueltas olímpicas.

¡Cuánta gloria, cuánto fútbol...!

¡Qué mesa! Ricardo Giusti, Oscar Ortiz, Omar Larrosa, Carlos Pachamé y Rubén Pagnanini. Desayuno de campeones en Brasilia. Foto: El Litoral

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Brasilia)

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Eran más de 600 entre dirigentes, allegados y familiares, los que estaban en el Hotel Nacional de Brasilia, desayunando y haciendo la vigilia para la partida al estadio para ver a la selección. Entre ellos, varios ex jugadores campeones del mundo que no pasaron desapercibidos. Se podría haber formado tranquilamente un buen mediocampo con Giusti, Pachamé y Larrosa, en tanto que Pagnanini estuvo en aquel equipo campeón del mundo de 1978 (era el suplente de Olguín) y el Negro Ortiz fue una pieza importante en ese mismo equipo y un wing incomparable en recordados equipos de San Lorenzo y River, con muchos centrodelanteros, como el Ratón Ayala y nuestro Leopoldo Jacinto Luque.

El Negro Ortiz tenía una rara habilidad. Hacía siempre la misma jugada. Encaraba al marcador de punta y lo desbordaba por afuera, casi nunca metía una diagonal. Es como contaba Rubén Rossi de lo que el Flaco Menotti le decía hablando de Corbatta o de Garrincha: “Vos sabés que te va a gambetear y sabés para qué lado te va a gambetear; el tema es que no sabés cuándo”.

Rubén Oscar Pagnanini vive en San Nicolás y desarrolló casi toda su carrera en Estudiantes, pero en un momento, Independiente se fijó en él, Menotti lo convocó, fue campeón con la selección y también con Independiente en una época de gloria del Rojo, compartiendo el plantel con Trossero, Villaverde, Bochini, Larrosa y Outes, entre otros, jugando aquella famosa final con Talleres, cuando Independiente salió campeón con ocho jugadores.

“¿Vos sos de Santa Fe?... Mi mejor amigo en esos tiempos era Chocolate Baley. No había tipos jodidos, el grupo era muy bueno, mucha humildad. Me encantó formar parte de ese proceso”, contó Pagnanini, quien encontró su lugar cuando Pernía, que venía siendo el titular en las famosas series internacionales que organizó el Flaco, empezó a declinar (¿se acuerdan de la patada que le pegó al escocés Johnstone?), Menotti puso a Olguín a marcar la punta y lo convocó al “Gato”.

Carlos Pachamé tiene 70 años y se maneja con bastón. Está bien. Fue el eterno ayudante de campo de Bilardo y formó parte de ese equipo histórico de Estudiantes que fue campeón del mundo en Old Trafford. Bilardo-Pachamé-Flores era el mediocampo de un equipo que pasó a la historia, más allá de los gustos futbolísticos.

“¿Tenés confianza con Emilio Lamas?, decile que te cuente cuáles son los cuatro jugadores que le pienso traer para que Unión ascienda”, le dijo en broma el Gringo Giusti a este enviado. Broma hasta por ahí nomás, porque el ex volante de Unión, campeón del mundo con la selección de Bilardo y con Independiente, es representante de jugadores y de hecho que tiene algunos en Unión. Recuerdo haber hecho una nota con el Gringo Giusti en su casa, cuando vestía la rojiblanca. Él, sentado en una silla con los dos pies en una palangana de agua tibia con sal. “Así tengo que estar todos los días”, contaba el Gringo aquella vez. Fueron sus últimos tiempos en el fútbol, los últimos pasos de una carrera gigante.

Quedó para el final Omar Larrosa. Fue el típico cuarto volante de los tiempos en los que se jugaba con tres delanteros. Uno de ellos tenía que hacer de “ventilador”. Uno de los mejores, en ese rubro, era él. Otro que andaba muy bien en esa función, era Emilio Nicolás Comisso, el “Nene”, que jugó en River. Larrosa era el “ventilador” de Babington en Huracán y de Bochini en Independiente. En ese equipo de Huracán de 1973, con Menotti a la cabeza, la delantera se mencionaba con Housemann, Avallay y Larrosa, pero él se tiraba unos metros para arrancar de atrás y darle una mano a Brindisi y “Fatiga” Russo. Arrancó como titular en la final del Mundial de 1978. Le terminó ganando el puesto al jujeño Valencia. Fue muy importante en los últimos dos partidos, cuando hubo que ganarle por goleada a los peruanos y en la final con Holanda.

Cinco nombres, cinco historias, cinco tipos que se bañaron de gloria. Estuvieron en Brasilia y revivieron aquellos grandes momentos que ellos mismos protagonizaron.