Tribuna de opinión

¿Tiene explicación el conflicto palestino-israelí?

Eduardo Duschkin (*)

¿Tiene explicación el conflicto palestino - israelí?

Hace apenas siete semanas tres adolescentes israelíes desaparecían volviendo de la escuela a su casa. Habían sido secuestrados, pese a que nunca nadie lo dijo abiertamente. Y los que se atrevieron a hacerlo, atribuían el secuestro a que los niños andaban por donde no tenían que andar. En el lapso que medió entre el secuestro y el descubrimiento de los cadáveres de los chicos, Hamas intensificó su permanente ataque con misiles llevándolo a niveles insostenibles. Con toda lógica, Israel decidió que la única defensa posible de sus habitantes (judíos y no judíos) era atacar a la fuerza terrorista que constituye hoy más que una amenaza.

Ésta es la cronología exacta de los acontecimientos. Pero el mundo se enteró de ellos no sólo con la habitual intencionalidad distorsionadora sino con una alteración del orden para poner nuevamente en todas las primeras planas la maldita palabra “desproporción” al acusar a Israel de desatar una ofensiva militar contra población civil en respuesta a la muerte de “sólo” tres muchachitos. Hamas, entonces, no podía hacer menos que devolver semejante ataque con los (que nos quieren hacer creer) “rudimentarios” medios que posee. Ya dejaron de ser bolas de hierro y hoy son armas sofisticadas con el alcance suficiente para poner en riesgo a 3,5 millones de civiles israelíes. Invertidos los términos, se invierte la lógica.Y nuevamente, debemos, nosotros, salir a dar explicaciones.

Una vez, hablando de este tema, un funcionario de la cancillería israelí dijo en un congreso: “Vas a tener problemas para explicar que tu hermana no es prostituta si no te creen que sos hijo único”. Por eso, todas nuestras respuestas parecen vacías a los oídos de quienes no quieren oír. E invisibles para los que no las quieren ver. Podría ahora ponerme a intentar rebatir cada una de las acusaciones que recibimos como pueblo por las acciones de nuestro Estado y nuestro ejército. Tengo para cada una de ellas una respuesta justa, racional y verídica. Pero estoy cansado de las miradas socarronas y los “sí, pero...”. En estos días, leía que no hay guerras justas. Sólo causas justas. La causa de Israel es una causa justa. El verdadero motivo de la actual avanzada de Hamas es que está sumando al ancestral odio del islam a lo judío el convencimiento de que Israel será el único lugar por el que deberá luchar para conquistarla. Es que el resto del mundo se está rindiendo a sus pies.

Como lo predijera, hace un par de décadas, Muhamar Khadaffy, quien no se distinguía por su pacifismo precisamente: “El islam reconquistará el mundo con la sola presencia de sus fieles. Sin empuñar un solo rifle. Sin disparar una sola bala”. Espero que el día que quieran oír nuestras razones o ver nuestros argumentos no sea demasiado tarde.

(*) El autor escribe desde Kfar Saba, Israel.