“Fue una buena reforma”

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Rosatti, Uberti y Caballero Martín anunciaron las trascendentes jornadas. Foto: Flavio Raina

En cuanto a su propia consideración de la reforma, Rosatti le asigna “un valor innegable, que es el consenso que generó, previo y concomitante a su sanción. Todos los sectores políticos participaron, dijeron lo suyo, y votaron la reforma. Ése es un aspecto saliente, que no es menor en el marco de un país que suele estar dividido. Luego, en cuanto al texto de la reforma en sí, algunos aspectos, como la jefatura de gabinete, no han sido suficientemente comprendidos, y entonces es una figura que hoy por hoy no tiene la relevancia que debió haber tenido. Y hay materias pendientes, como la ley de coparticipación, y otras de regulación insuficiente o deficiente -que no es responsabilidad de los convencionales, sino de la implementación posterior- como la composición del Consejo de la Magistratura. Por lo demás, me parece que la autonomía municipal -algo que todavía está pendiente para la provincia de Santa Fe- y otros temas vinculados al federalismo, a la elección directa de presidente y vice, y al acortamiento de mandato de seis años a cuatro, con la posibilidad de una reelección, son todos aspectos positivos. Fue una buena reforma, con algunos aspectos que nos dejaron dudas desde el momento mismo de su sanción -como el jefe de gabinete-, y otros en que el legislador, o los poderes constituidos, no han estado a la altura del texto constitucional -como la implementación del Consejo de la Magistratura-.

—Durante la Convención ¿cuáles eran las expectativas? ¿Se confiaba en que todo esto se iba a lograr?

—Había mucho escepticismo. En primer lugar, se circunscribía el tema a la eventual reelección del presidente de ese momento. Las especulaciones periodísticas y políticas giraban en torno a eso. Yo estaba convencido de que ése era un tema menor, que iba a pasar, que estaba regulado de la misma manera que en muchos países del mundo -y que nadie se rasgaba las vestiduras por eso-. Para mí lo importante era todo lo otro. Y todo lo otro fue la incorporación de nuevos derechos, la inserción de nuestro derecho en el ámbito internacional, la constitucionalización de los tratados sobre derechos humanos. Es decir, todo eso que no fue valorado tal vez por ciertos sectores en el momento en que se sancionaba la reforma. Y que fue lo que perduró, y lo que perdura de la reforma. En lo que hace al federalismo y el reconocimiento de derechos, la reforma fue muy positiva. En la atenuación del presidencialismo, yo no sé si tanto por el texto, sino más bien por la práctica posterior, no se logró mucho.

—En el plano político -y por la misma razón que en 1994-, hasta hace poco se jugaba con la idea de una nueva reforma. ¿Esta posibilidad se discute en los foros académicos?

—No, en general lo que se discute son todos los aspectos que no han sido cumplidos o han sido deficientemente implementados. Los sistemas de control, la atenuación del presidencialismo. Esto de reformar la norma que no cumplimos, para no cumplir la próxima, parece que es una costumbre muy argentina. Deberíamos empezar a cumplirla, para ver qué es lo que sale mal. Justamente, en los aspectos donde el saldo es más negativo, el déficit es de no cumplimiento; no de que haya cumplimiento y que la norma sea incorrecta.

Un evento trascendente “Una feliz coincidencia”

La secretaria de la Asociación Nacional de Derecho Constitucional, Mariela Uberti, precisa que el encuentro de profesores “tendrá cinco sesiones o paneles: derechos y garantías, Poder Judicial, Poder Ejecutivo, federalismo, y finalmente una mirada de la agenda hacia el futuro, buscando ver cuáles son los aspectos que todavía requieren un análisis desde el punto de vista académico”.

El encuentro empezará el día 19, a las 15.30, y finalizará el jueves 21, a las 18. Uberti explica que “hay una serie de actos protocolares, que trabajamos en conjunto con la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL y con el municipio, en función de que para la ciudad de Santa Fe es un evento que requiere la trascendencia que tiene el cumplimiento de 20 años de la reforma. Y fundamentalmente, porque hay que instalar que Santa Fe es la Cuna de la Constitución y la sede de las reformas más importantes.

“El evento es abierto al público y esperamos la asistencia no solamente de los profesores de la casa, de la zona y de todo el país, sino de los estudiantes y de la comunidad, porque los temas que se van a tratar tienen incidencia en la vida cotidiana”, concluyó.

 

  • El Club del Orden -fundado poco antes de la Asamblea Constituyente de 1853- será la institución anfitriona del reencuentro de los convencionales de 1994. Su presidente es uno de ellos, Carlos Caballero Martín, que se muestra abiertamente entusiasmado por la circunstancia.

“Hay una feliz coincidencia, porque resalta sobre todo la situación de Santa Fe como sede de debate de los 20 años de la reforma. Esto nació con una idea que tuvimos los convencionales de que sea un hecho inédito: que por primera vez en la historia institucional del país, los constituyentes que reformaron la Carta Magna puedan reunirse a reflexionar sobre ella”, comentó a El Litoral.

En cuanto al programa en sí, comenzará a desarrollarse justo cuando termina el encuentro de profesores, dando continuidad a una ajetreada -y por qué no rutilante- semana de activa conmemoración. “Comenzamos el viernes 22, a las 16. Va a haber actos protocolares, entrega de diplomas, y vamos a compartir con el encuentro de profesores una muestra del museo de la Constitución. Después habrá una cena que ofrece el intendente en el Club del Orden y el sábado comenzarían las jornadas de reflexión en sí, que no tienen un temario fijo, sino que se van a desarrollar sobre la base de ponencias o exposiciones que van a hacer en el momento los asistentes. Las cuestiones van a coincidir seguramente con las trabajadas por los profesores de derecho constitucional, pero con un punto de vista más político”, añade Caballero Martín.

La propia jornada funcionará, en sí misma, como una recreación de las históricas reuniones desarrolladas entre el 25 de mayo y el 24 de agosto de 1994: en el paraninfo de la UNL, Eduardo Menem volverá a encabezar las deliberaciones, secundado por María Cristina Guzmán. En las bancas se distribuirán los representantes de los distintos bloques y fuerzas que participaron de ellas.

“La Constitución fue jurada por todos los convencionales, en otro hecho inédito. Y fue uno de los parlamentos más democráticos que tuvo la historia argentina, porque la cantidad y diversidad de ideologías, de la derecha a la izquierda era notable. Desde Bussi, representante de la extrema derecha, a Barcesat, que venía del Partido Comunista; de distintos credos. Fue muy plural y hubo sobre todo mucho respeto, a pesar de que había posiciones muy encontradas.

—Sobre todo por la presión para abrir la discusión del “paquete”; el Núcleo de Coincidencias Básico, que por momentos estuvo a punto de hacer fracasar la asamblea.

—Fue un tema largo. Incluso hicimos una presentación judicial, para lo cual incluso -como cuestión anecdótica- yo tuve que poner mi auto como fianza. ¡Y para recuperarlo después necesité auxilio del abogado de la contraparte, Horacio Rosatti.

—¿Hay muchos convencionales que ya confirmaron su asistencia?

—Bastantes, sí. Carrió, García Lema, Paixao, Elba Roulet, Antonio María Hernández... no quiero seguir nombrando para no omitir a ninguno. Hay muchos fallecidos, también. Hay que tener en cuenta que Raúl Alfonsín tenía en su contra a los principales caudillos del partido: Angeloz, en Córdoba; Montiel, en Entre Ríos; De la Rúa y Vanossi, en Capital Federal; Usandizaga, en Santa Fe, Mendoza, también. Entonces tuvo que recurrir en muchos casos a los históricos, y había mucha gente grande, que en estos años ha fallecido. Pero ya tenemos cerca de un centenar que confirmó que va a venir.

—¿Entre ellos la presidente de la Nación?

—Está invitada, pero no confirmó.