Esta mañana, en Sydney

Waratahs campeón

Superó a Crusaders y logró el título en el certamen que a partir de 2016 tendrá un representativo argentino.

César Miño

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Con una producción satisfactoria, en un contexto de marcada intensidad y dominio alternado, Waratahs venció esta mañana a Crusaders por 33 a 32, con un agónico penal acertado sobre el epílogo del encuentro, consagrándose campeón por primera vez del Super Rugby, certamen a cuya definición había arribado en dos ocasiones precedentes, perdiendo en ambas ante su adversario de hoy.

Tras un primer tiempo favorable por 20 a 13, la victoria del elenco australiano llegó merced a un penal del apertura Bernard Foley, desde 45 metros, relegando a su par neozelandés, que posee nada menos que siete títulos, sobre diez definiciones disputadas.

El cotejo de hoy, disputado en el Olimpic Stadium de Sydney, tuvo a Foley como gran protagonista, ya que consiguió 23 puntos para el campeón, merced a siete penales y un goal; mientras que su compañero Adam Ashley-Cooper resultó clave, al apoyar dos ensayos.

El desarrollo

El inicio fue notoriamente favorable al combinado australiano, que refrendando su condición de mejor equipo de todo el certamen -hasta el momento-, lució decidido a imponer condiciones ante un adversario de real fuste.

Tras colocarse 14 a 0 en el primer cuarto de hora, llegó la reacción neozelandesa, en un atrapante contexto de lucha por la obtención y la recuperación de la pelota. Esos condimentos hicieron posible que la etapa se cerrara 20 a 13 en favor del anfitrión.

Sin embargo, la baja del célebre apertura de los All Blacks, Dan Carter, pasados los treinta minutos iniciales, expresó quizás un momento de relevante importancia para todo el resto de la definición.

El kick-off del complemento denotó la previsible decisión de Crusaders de intentar modificar no solo el contenido, sino también el resultado del partido. Los que no demoró demasiado en insinuarse, producto de un ensayo, un goal y un penal, que evidenciaron la posibilidad que el éxito final se direccionara hacia cualquiera de los dos protagonistas.

Sin embargo, las emociones se multiplicaron y entre aciertos y desaciertos, llegaron los sesenta segundos finales, con el marcador favorable a los neozelandeses por 32 a 30. En ese momento, irrumpió el penal de la victoria, para desatar una algarabía antes nunca practicada por el meritorio equipo australiano.

Y como si fuese poco, se dio justo ante el rival que se lo había impedido, en las dos ocasiones precedentes en las que Waratahs había accedido al partido definitorio de la extraordinaria competición.