Preludio de tango
Juan José Mosalini


Preludio de tango
Juan José Mosalini


Manuel Adet
Tuve el distinguido placer de verlo manejar el fueye en vivo. Esto ocurrió hará unos cinco o seis años. Fue en Buenos Aires, en el teatro IFT de calle Boulogne Sur Mer al 500. Mosalini se presentó entonces con Pablo Agri al violín, Cristián Zárate en piano, Roberto Tormo en contrabajo y Ricardo Lew en guitarra. Todos los presentes pasamos un muy buen momento. Es lo que ocurre cuando la música es buena y los músicos son excelentes. Para esa época yo ya hacía un tiempo que sabía de Mosalini y me regocijaba en casa escuchando sus discos. En uno de ellos lo acompaña en guitarra Leonardo Sánchez, primo mío y ahijado de mi padre.
Juan José Mosalini nació en provincia de Buenos Aires el 29 de noviembre de 1944. Muchos años después hablará de un paisaje de calles de tierras, arboledas, viento e inmigrantes esforzados. Al bandoneón lo conoció de purrete. Es más, en una entrevista dijo, medio en broma medio en serio, que el tango y el fueye fue su música de cuna, porque su madre lo cantaba y lo bailaba y su padre lo tocaba. “El bandoneón para mí es la vida dijo Juan José- fue el primer instrumento que escuché en la infancia, porque mi padre tenía dos pasiones: la carpintería y el fueye. El bandoneón, formó parte de mi pasaje musical hogareño”.
Con esa escuela casera su destino estaba más o menos prefijado. A los diez años el chico ya andaba con el fueye en la mano y, pocos años después, cuando para los muchachitos de entonces el tango era un anacronismo o algo que ocurría entre la gente grande, él seguía con el fueye y, además, no faltaba a las clases de sus profesores de teoría, solfeo y armonía. Sin ir más lejos, para 1963 su maestro es Ernesto Baffa, pero la gran oportunidad que le brinda la vida es cuando participa en el concurso organizado por el programa “Nace una estrella”, de Canal 13. Cosas de la vida: se anota en el concurso porque una chica de la que estaba enamorado se lo pide. Allí el pibe que todavía no cumplió los veinte años se luce de tal manera que en el acto no sólo le otorgan el premio de integrar la orquesta estable del canal por seis meses, sino que su estadía musical en la orquesta dirigida por José Bragato -el mismo que fundara con Astor Piazzolla la vanguardia de tango en 1955 y colaboró en la creación del Octeto Buenos Aires- se prolonga al año.
A partir de ese momento Juan José ya sabe que la música y el tango son lo suyo. El proceso formativo lo hará al lado de los grandes. De Canal 13 pasa a Jorge Dragone, Ricardo Tanturi, Horacio Salgán y, en 1965, se integra a la orquesta de Leopoldo Federico. Tres años después está con Osvaldo Pugliese, integrando una línea de bandoneones de lujo: Rodolfo Mederos, Arturo Penón y Daniel Binelli. Con el maestro Pugliese está hasta 1975, ya para esa fecha es un bandoneonista consagrado en el ambiente. No es popular, no lo conocen las grandes mayorías, pero las selectas minorías de la música saben de él y saben que es de los mejores.
Después de Pugliese, viene un período con Binelli, autor de “Metrópolis” y “Tres movimientos concertantes” y el Quinteto Guardia Nueva. Luego Osvaldo Manzi con la guitarra de Ciro Pérez, ese excelente músico que alguna vez fue peluquero y alguna vez estuvo con Zitarrosa. Para 1976, Juan Carlos Cuacci lo convoca para acompañar a Susana Rinaldi en su gira por Brasil y Francia.
A todo esto, la situación política en la Argentina es irrespirable. En 1977, Mosalini se exilia en París. “Me trajo la música y la situación política -declara años más tarde- Estábamos en plena dictadura militar y nuestra generación fue salvajemente golpeada. Nadie dejó de sufrir, sobre todo la gente que militaba, que es mi caso”. A la militancia, por supuesto, la continuó en Francia. Su primer contacto en París fue el excelente pianista argentino, nacido en Venado Tuerto, Gustavo Beytelman. A ese período pertenece el Grupo Tiempo Argentino y temas como “Fueyazo”, “Siempre milonga”, el candombe “Nuevo San Telmo” y “Sábado negro”. Son también los años de “Tango rojo”, si mal no recuerdo, dedicado al dirigente sindical Agustín Tosco. Lo acompañan en la ocasión el flautista Enzo Giecco y la guitarra de Tomas Lubitsch. Pertenecen a esa época los discos prologados con la voz de Julio Cortázar.
La politización de esos años no impide la afirmación de su cultura tanguera. “Cuando pongo un disco antiguo me caigo de espaldas, es extraordinario; debiera ser obligatorio para los chicos de la primaria” dice. La película “Buenas noches, che bandoneón” es de ese período que, al decir de Pugliese, “es una etapa de mucho, mucho trabajo, trabajo jerarquizado y bien retribuido, compensando una vida de estudio y dedicación al tango”.
Entre 1980 y 1982 funciona el Cuarteto Canyengue, que luego deriva en trío con Beytelman y el contrabajista Patrice Caratini. Temas de ese período: “Imágenes”, “Violento” y “La bordona”.
Fiel al mito tanguero, el triunfo en París se transforma en triunfo en Buenos Aires. El año 2008 es el de su consagración local. Graba, se presenta en los escenarios más afamados y recibe el respaldo de la crítica. Mosalini es un maestro en lo suyo. A sus habilidades creativas con el fueye le suma su talento para los arreglos y la composición. Se mantiene firme en el tango, pero está abierto a todas las innovaciones y experimentos, en particular el jazz. Su militancia en la vanguardia no excluye la afirmación de las grandes tradiciones tangueras, las que van de Arolas a Troilo y de Federico a Piazzolla. En todos los casos, lo suyo siempre es el tango: “La música que transmite una manera de vivir, de vivir el día a día: la pareja, el amor, las contradicciones, la existencia”.
No hace mucho, fue distinguido por el Senado de Francia por su contribución a la consolidación de las relaciones culturales entre Francia y Argentina. El acto se celebró en el Palacio Luxemburgo y culminó con una función de tango. Temas para disfrutar de Mosalini: “Lo que vendrá”, “Negro nacarado”, “Con el cielo entre las manos”, “Ciudad triste”, “Desde adentro”, “Noche tango”, “Muerte de Juan Tango” y, por qué no, “Mala junta”.