Es la hora del futuro
Es la hora del futuro
La educación fue el baluarte que supo destacar a la Argentina, aunque la actual situación requiere barajar y dar de nuevo: el porvenir del país está en juego.
Federico Aguer
En los países desarrollados, por lo menos cuatro de cada diez personas en edad para graduarse obtienen un título universitario. En la Argentina, nuestra graduación en el nivel terciario apenas llega al 14%. “Esto es menos que Panamá, Brasil, México, Chile o Cuba”, aporta el economista Alieto Guadagni, miembro del Instituto Di Tella y ex secretario de Energía de la Nación.
Además, son pocos los graduados en las carreras del futuro, es decir, las científicas y tecnológicas. Respecto del total, esta graduación es en México y Colombia del 26%; en Chile, 24%; El Salvador, 22%, y Panamá, 20%. Pero en nuestro país esta graduación apenas llega al 15% del total.
El resultado de una década que despreció el concepto de empresa (entendida como la acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo; como ese intento o designio de hacer algo) tiene también otras consecuencias de fondo de las que se habla poco.
La Universidad Nacional de La Plata, por caso, tiene una Facultad de Periodismo con un 47% más alumnos que la de Ciencias Médicas. Sin embargo, ésta tiene anualmente 56% más de graduados.
“La experiencia universal dice que el examen de ingreso fortalece el proceso educativo, especialmente en los decisivos últimos años del ciclo secundario. Es hora de mirar al futuro”, dice Guadagni, en referencia a ese concepto del esfuerzo recompensado. “Pero en las universidades argentinas no hay pobres, ya que acá los pobres ni siquiera terminan el secundario”, dispara el especialista.
El tema requiere un análisis conjunto del arco político, el que debe comenzar a transitar la senda de la prospectiva, aún a costo de perder el rédito de los logros que se alcancen; donde el docente vuelva a ocupar el rol de jerarquía que se merece ante los ojos de la sociedad, y las escuelas rurales sean un palenque de permanencia en el campo.