Economía solidaria y sinergia de actores

Una cooperativa en la que se trenzan manos curtidas con saber académico

Jóvenes por San Cayetano reúne a 16 trabajadores. Colocan pavimento articulado, hacen cestos y armazones para desagües. Son asesorados por alumnos universitarios. Un caso testigo de cooperativismo vinculado.

Una cooperativa en la que se trenzan manos curtidas con saber académico

El trabajo como resistencia. En la Cooperativa San Cayetano trabajan 16 personas que provienen de contextos vulnerables. Una valiosa experiencia de inclusión y economía solidaria, en articulación con actores académicos.

Foto: Mauricio Garín

 

Luciano Andreychuk

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Bulevar Gálvez y calle Dorrego hacia el norte, galpón Nº 5 de la ex Estación Belgrano. Se escuchan sonidos de obreros: máquinas y herramientas y las voces de hombres trajinar, con sus manos curtidas por el trabajo. Un mate corre lento y ya está frío, es que hay mucho por hacer. Ahí funciona la Cooperativa Jóvenes por San Cayetano, que funciona desde hace cinco años. Sus integrantes son personas que provienen de contextos vulnerables, pero han encontrado en el trabajo un forma de resistencia. Ahora, se sumaron ex limpiavidrios, por un convenio con el municipio.

La cooperativa se dedica a colocar piezas de pavimento articulado, a fabricar cestos en altura, canalones de desagüe, y pronto llegará una bloquera que les permitirá hacer bloques de cemento para construcción, y comercializarlos. Sus integrantes trabajan allí media jornada, por la mañana, y por la tarde se ofrecen también para trabajos de pintura o albañilería. Todo trabajo es digno y sirve para llenar la olla.

Reciben el apoyo del gobierno local, quien les donó en comodato el actual local de trabajo. El Ministerio de Trabajo les compró maquinarias. Pero hay algo más que le da valor agregado a esta experiencia de economía social inclusiva: docentes y alumnos de la Cátedra de Economía Social y Solidaria, de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UNL, los asesoran en aspectos administrativos y contables. Les explican cómo hacer inventarios y balances, o de qué manera organizarse mejor.

La experiencia toma así otro matiz, de caso testigo: el saber universitario se articula con un emprendimiento social, se trenza en la línea del cooperativismo sobre la base de la vinculación del conocimiento académico con el trabajo. Y así surge un proceso de aprendizaje mutuo, tanto para los estudiantes como para los trabajadores. Todos aprenden del otro.

Vinculación

Rut Azerrad es una de las docentes responsables de la cátedra de Economía Social y Solidaria de la FCE, junto con Julio Tealdo (director del Programa de Economía Social) y Darío Mejías. Es una cátedra electiva (que puede ser cursada por todos los estudiantes de la UNL) y a su vez optativa para los alumnos de la FCE.

“Desde la temática de la economía solidaria nos planteamos otras modalidades de producción y de organización social. Se buscan alternativas para la reproducción ampliada de la vida por sobre la reproducción ampliada del capital”, fundamentó Azerrad a El Litoral. Sobre esta perspectiva teórica, el equipo de la cátedra hizo pie en territorio y se integró a la experiencia de la Cooperativa San Cayetano. “Establecimos contacto con los trabajadores a través de distintos proyectos de extensión, ya hace cuatro años. En concreto, se atienden las demandas de la cooperativa: los estudiantes de la cátedra participan asistiéndolos sobre aspectos contables y administrativos”.

Ese acompañamiento asistido de los estudiantes a la cooperativa también incluye el mantenimiento de una página web, inventarios, balances. “Más allá del asesoramiento puntual, lo que se fomenta desde la cátedra es un aprendizaje mutuo, un intercambio de saberes permanente y la formación en valores humanos, entre los estudiantes y los trabajadores”.

“Es una experiencia integral y de vinculación entre una universidad pública y un emprendimiento social. Siempre desde la perspectiva de la economía solidaria y el cooperativismo, y por fuera de los parámetros de la economía tradicional”, añadió la docente. Los integrantes de la cooperativa nunca antes habían tenido contacto con el saber académico, y ahora lo tienen. “Esto marca un precedente. Así, la universidad pública se pone al servicio de la transformación social”, cerró.

 

“Con el trabajo, batallamos contra realidades muy duras”

Oscar Bogao es miembro fundador y coordinador de la Cooperativa Jóvenes por San Cayetano. Fue la primera cooperativa que empezó a colocar pavimento articulado, mediante un convenio con la Municipalidad local. “Acá somos todos gente de barrio, que estábamos desocupados y necesitábamos hacer algo. Ahora, se sumaron chicos que eran limpiavidrios. Es muy bueno que ellos estén acá y que no vuelvan a la calle”, contó el cooperativista a El Litoral.

En la San Cayetano se trabaja media jornada. Los trabajadores hacen cestos en altura, armazones para desagües, colocan pavimento articulado. Y por la tarde, se ofrecen para trabajos diversos en desmalezamiento, colocación de membranas para impermeabilización, pintura y albañilería.

La buena nueva es que la cooperativa recibirá pronto una máquina bloquera que servirá para hacer materiales para construcción. “Esa máquina, que nos dará el Ministerio de Trabajo provincial, nos permitirá hacer ladrillos y bloques de cemento para construcción. Y esos bloques serán testeados por el Cecovi (Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda) de la UTN Santa Fe, lo cual le dará garantía de calidad al producto. Estamos muy entusiasmados, porque todo eso nos abrirá posibilidades de comercialización”, expresó Bogao.

A través de la cátedra de Economía Social y Solidaria, “La FCE nos asesora en todo. Es muy importante lo que hacen por nosotros. Tratamos de apoyarnos en el conocimiento universitario para desarrollarnos en el cooperativismo. Y ahora se sumará la UTN con los testeos de los bloques. Tenemos mucha expectativa sobre la articulación con las universidades locales”, agregó.

Trabajar con personas que tienen carencias materiales y que provienen de contextos de vulnerabilidad social no es fácil. “Todos vivimos en realidades duras. Pero el trabajo nos sostiene, le damos batalla a todo gracias al trabajo. Trabajamos bien, organizadamente. Hay respeto en lo que respecta a la labor diaria: si algo se hace mal, se habla, se charla entre nosotros para mejorar la producción. Tiramos todos para el mismo lado”, dijo Bogao.