Nutrir para vivir,  vivir para crecer

Nutrir para vivir, vivir para crecer

El flagelo de la desnutrición sigue dolorosamente presente en nuestro medio, inserto en la geografía urbana. No hace falta desplazarse más de 30 minutos del centro de Santa Fe para que el panorama se revele.

TEXTOs. ROMINA SANTOPIETRO. FOTOS. flavio raina y guillermo di salvatore.

 

Temporada invernal, semana de frío polar en la ciudad.

Salgo de casa disfrazada de esquimal. Me tomé un café con leche bien calentito para enfrentar el gélido día, sin embargo, no alcanzo a llegar a la esquina que las puntas de los dedos se me entumecen de frío y escondo las manos dentro de las mangas de mi campera.

La ciudad se despierta y todos corremos a nuestros trabajos o a la escuela dibujando globitos de humo al respirar. Llegamos a nuestros destinos, y nos cuesta arrancar.

Desde nuestra confortable realidad tratemos de imaginar ahora cómo es una mañana después de casi no haber dormido por el frío, o porque el humo de la estufa acaparó el ambiente.

¿Cómo arranca su día alguien que tiene frío todo el tiempo, o que no “cargó combustible” y sale a la calle con el estómago gruñendo de hambre?

Tantas cosas que damos por seguras y comunes en nuestra rutina, son realidades intangibles para muchos santafesinos.

Una buena parte de la población santafesina padece alguna forma de malnutrición, y se han registrado casos de desnutrición aguda.

Los especialistas hablan ya de generaciones que arrastran el problema de una malnutrición.

De padres malnutridos, nacen bebés con menor talla, menor peso, con huesos menos densos y con una pérdida de puntos de coeficiente intelectual estimada en 3 ó 4 menos por cada generación.

Este número se agiganta debido a los alumbramientos de madres muy jóvenes, con un promedio de partos prematuros muy alto.

EFECTOS DE LA DESNUTRICIÓN

La desnutrición crónica se evidencia primariamente por un déficit en talla y peso para la edad del individuo, como elementos adicionales, un estado de desnutrición en edades tempranas, es decir desde la edad intrauterina hasta los tres primeros años son irreversibles, y pueden provocar la muerte del niño, especialmente en los menores de 5 años.

La desnutrición es la primera causa de muerte infantil. De lograr sobrevivir a este estado, el infante se verá afectado durante la edad adulta por diferentes clases de patologías crónicas, enfermedades coronarias, hipertensión, diabetes y enfermedades transmisibles.

Una persona en estado de desnutrición también puede sufrir anemia por déficit de hierro, el escaso suministro de vitaminas le hace más vulnerable a infecciones y genera también problemas de ceguera, la falta de yodo produce retardo mental y reduce el coeficiente intelectual en 10 puntos.

Ahora imaginemos 3 ó 4 generaciones padeciendo una desnutrición o malnutrición crónica.

¿Cómo logra pensar esa personita que se está formando en valores o en educación, cuando tiene hambre siempre? ¿O frío? Sus urgencias son diferentes. Pero sus necesidades son las mismas.

DESNUTRICIÓN FEMENINA: DESNUTRICIÓN EN ÚTERO

La relación entre hambre, pobreza y enfermedad es conocida.

El hambre debilita a las personas, las expone a enfermedades, reduce la capacidad de trabajo e impide el desarrollo de potencialidades. Este ciclo se repite generación tras generación.

La desnutrición, tanto para hombres como para mujeres, es devastadora; sin embargo, se destaca el papel de la mujer en la desnutrición dado que es en ella donde recae la gestación y lactancia del infante y los efectos que la desnutrición tiene para las futuras generaciones.

La desnutrición en mujeres antes del embarazo afecta al desarrollo fetal y la salud neonatal; se ha observado que una cuarta parte de los recién nacidos comienzan sus vidas con cierto grado de desnutrición y deficiencias del crecimiento que comienzan desde el útero.

Las investigaciones de laboratorio han demostrado que el crecimiento deficiente en útero predispone a los bebés a nacer con bajo peso y diversos problemas en su desarrollo.

La desnutrición que comienza en útero para el futuro bebé, se inicia mucho antes de la concepción: comienza en la mujer desnutrida y al quedar embarazada es muy probable que tenga a su vez hijos desnutridos desde su útero y prosiga esto en lactancia, ya que el feto toma de la madre los nutrientes que necesita y si no los encuentra los toma del cabello o de los dientes, para poder desarrollarse.

Si los bebés que nacen con bajo peso sobreviven, a menudo tienen deficiencias de aprendizaje, atención y memoria y, en ocasiones, de conducta por no poder integrarse al medio.

Son más propensos a enfermedad y muerte en comparación con los bebés que nacen con peso y talla normal.

Por ello lo ideal es no solo que la mujer consuma cantidades adicionales de hierro, ácido fólico y otros nutrientes esenciales, sino que esté bien nutrida desde antes del embarazo, pues esto es clave para un buen embarazo y una buena lactancia, ya que ni un adecuado período de lactancia permitirá a un bebé malnutrido generar un buen desarrollo.

Los primeros 1.000 días hasta los dos años son los más críticos en el desarrollo del niño. Las carencias nutricionales durante este período pueden reducir la capacidad para luchar y superar una enfermedad además de verse afectadas las capacidades sociales y mentales del niño.

EL AUXILIO DIARIO

Los datos recolectados por Unicef son mundiales. Pero ¿qué ocurre en nuestra Santa Fe?

Tenemos un alto porcentaje de escuelas que cuentan con comedores escolares y brindan la copa de leche, además de cientos de ONGs que colaboran para cambiar el cuadro de malnutrición de los chicos santafesinos.

Para revertir la tendencia y los efectos nocivos de la malnutrición en la población de la ciudad, estos comedores brindan almuerzos y copas de leche incluso en época de vacaciones del ciclo lectivo a más de 100 mil chicos.

No tenemos que hablar de regiones lejanas del planeta, como África o Asia, o zonas inaccesibles como El Impenetrable en nuestro país.

A escasos minutos del casco céntrico santafesino, muchos docentes, asistentes sociales y voluntarios luchan con esta realidad.

Los docentes saben que un chico con hambre y frío no puede estudiar, no puede aprender, por eso la escuela brinda ese primer eslabón para recomponer el derecho a la salud.

Desde el Ministerio de Educación se trata de equilibrar una dieta que permita prevenir y erradicar la malnutrición en etapas iniciales de la vida, con refuerzos nutricionales y copa de leche.

También es importante generar hábitos saludables tanto para los padres como los chicos.

Por ejemplo, incorporar un desayuno completo, ya que el organismo necesita ponerse en marcha luego del prolongado ayuno de la noche. Esta primera comida diaria aporta la energía para comenzar el día.

En la infancia y la adolescencia, las etapas de máximo crecimiento, el desayuno juega un papel decisivo para el óptimo desarrollo.

Desayunar es mucho más que tomar un café o unos mates, ya que las infusiones aportan muy pocos nutrientes.

El hábito de desayunar es mucho menos frecuente de lo recomendado en una gran franja de la población.

En el caso de los niños, predispone para el aprendizaje y los procesos cognitivos, además de aportar al correcto desarrollo.

El comedor escolar también tiene una función sociocultural y pedagógica, además de nutricional. Desde aprender a compartir con los compañeros hasta cómo preparar o comer un alimento, todo eso se da en el ámbito de un comedor escolar o comunitario.

Durante años se creyó que dar comida paliaba el hambre y aseguraba la nutrición, cuando en realidad superar el hambre es una condición necesaria, pero no suficiente. Según los especialistas, cuando el parámetro de la nutrición es el peso, los chicos engordan con baja talla. Y terminan su crecimiento con unos tres centímetros menos de altura que si hubieran estado bien nutridos.

En el plazo inmediato, se enferman más. En el largo plazo, el retraso de talla implica pérdida de capacidad cognitiva, que se traduce en fracaso escolar. Por cada punto de altura que se pierde, se calcula que se pierde un año de escolaridad y aumenta un 20 % el riesgo de repitencia.

CONSECUENCIAS A TODO NIVEL

La desnutrición afecta en diferentes áreas del desarrollo psicobiológico, siendo las más importantes: peso y talla, desarrollo del sistema nervioso, atención, memoria, aprendizaje y conducta.

• Atención: En los infantes que no han sido bien alimentados la atención sufre menoscabos, muchas pueden ser las causas de atención dispersa, pero una de ellas y muy importante es la presencia de desnutrición ya que ante la falta de proteínas en el cerebro el menor encuentra difícil prestar atención a muchas de las cosas que se le indican

• Memoria: La memoria a corto y mediano plazo en personas desnutridas se encuentra afectada, aspecto típico en los grupos desnutridos que tiene bajo rendimiento escolar, esto no quiere decir en los casos de desnutrición que la gente no desee prestar atención a lo que se le indique y que parece olvidar fácilmente. Lo que sucede es que ante la baja proteica en cerebro, los axones y dendritas involucrados en el proceso de aprendizaje no logran hacer sinapsis, ni desarrollarse ante la falta de nutrientes, lo que explica por qué pese a que la instrucción se repita una y otra vez, no logra fijarse en la memoria.

• Aprendizaje: Ante la falta de nutrientes en el cerebro y con la consiguiente dispersión de la atención y la falta de memoria, el aprendizaje intelectual es más lento, pues si no hay nutrientes no hay enlace neuronal y sin este enlace no hay aprendizaje adecuado.

• Conducta: se mencionan como recurrentes conductas agresivas, donde el niño no logra armonizar con su entorno o, por el contrario, una actitud apática y desinteresada por el mundo que lo rodea.

La atrofia en el crecimiento es la consecuencia de una permanente malnutrición durante la infancia. La malnutrición aguda se ve asociada a problemas en el desarrollo mental y suele ser imposible de corregir. Un niño que sufra de malnutrición aguda es probable que a lo largo de su vida sufra de mala salud y bajo rendimiento, según datos brindados por Unicef.

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los comedores escolares y las cpas de leche resultan un auxilio importante para una amplia población infantil.