Pulsos de la política provincial

Los políticos afinan el discurso

Por Darío H. Schueri

Quien tenga intenciones de incursionar en el apasionante mundo de la política deberá aprender el primer postulado de tan noble y vituperada ciencia: saber explicar y justificar.

El gobierno nacional ya está preparando una batería de acciones y actos para blindar el discurso “anti-default” bajo la autoindulgente consiga: “Señores, aquí no ha pasado nada; nadie cayó en default, y si llegare a pasar algo malo será porque el mundo envidia lo previsible que es la Argentina”.

Mientras tanto, la oposición se debate acerca de cómo sacar provecho político sin caer inconscientemente en acciones que puedan ser motejadas de conspirativas o supuestamente desestabilizadoras.

Lo mismo sucede en la política santafesina. Para el diputado peronista Mario Lacava, el PJ no podrá arrebatarle el sillón del Brigadier al FPCyS porque carece de un candidato salvífico (no de un programa de gobierno) en lugar de pensar que quizás el Frente esté gobernando de manera aceptable y la sociedad le siga dando crédito por ello. Según el ahora legislador ex kirchnerista, el socialismo “miente descaradamente y gasta una fortuna en publicidad para ocultar su mal gobierno” (acusando casi directamente a los medios y periodistas de ser cómplices de tal maniobra encubridora).

El senador filo K José Baucero, por su parte, piensa que el peronismo no llegará al poder “por la mezquindad de los dirigentes de Santa Fe y Rosario”, mientras asegura que sólo Miguel del Sel podría asegurarles el triunfo. Entre tanto, junto a otros compañeros de bancada se entrevista en Buenos Aires con Daniel Scioli y reciben en el bloque al diputado nacional y aspirante a la gobernación Omar Perotti, quien les propone un congreso partidario que habilite un gran frente (¿con Del Sel adentro compitiendo con él?).

Peculiaridades de la política: sobre el filo de 2012 seis senadores justicialistas (Traferri, Capitani, Rosconi, Gramajo, Pirola y Puchetta) se enrolaban en el sciolismo adoptando el nombre de batalla (política) La Juan Domingo. Del otro lado, quedaban sus compañeros de bancada “más kirchneristas”: Baucero, Calvo, Berra, Pirola y Kaufmann.

Hoy, la foto con Scioli se la sacan los ahora también ex “más kirchneristas” (con excepción de Kaufmann), mientras el sexteto pionero en acunar al gobernador bonaerense en la provincia de Santa Fe juega decididamente con el antikirchnerista Sergio Massa, bendecidos por el senador Carlos Reutemann.

Quienes suben hasta el piso 23 del Banco Provincia de Buenos Aires en Capital Federal donde tiene su despacho el gobernador Scioli aseguran que el precandidato presidencial advierte una gran confusión en el peronismo santafesino y que no lo desvela el candidato a gobernador. Sólo aspira a que armen para su postulación a presidente y le aseguren una muy buena lista de diputados y senadores nacionales.

Pero, ambos sectores (massistas y sciolistas) tienen una bisectriz común: Miguel del Sel, quien debería ser el candidato a gobernador del peronismo para ganar la provincia. El diputado de Unión PRO, Norberto Nicotra, no cree que ello vaya a ocurrir porque “Miguel es el hombre de Macri en Santa Fe”, aunque él también trabaja junto al diputado del PRO, Raúl Fernández, para que sectores peronistas -y no peronistas- apoyen a Del Sel en las elecciones del año próximo.

En cambio, el diputado nacional - también peronista asociado al PRO- Ricardo Spinozzi, no descarta un frente provincial “como hacen socialistas y radicales”, que contenga al peronismo no K, el PRO (Del Sel) y otros sectores que quieran sumarse. Para el ex presidente del Partido Justicialista, con Del Sel electo gobernador de Santa Fe, se le presentaría a Mauricio Macri una inmejorable oportunidad en su campaña a presidente de la Nación.

Por su parte, en el massismo santafesino aspiran a que el ex intendente de Santa Fe, Horacio Rosatti, quien está hablando con Juanjo Álvarez -jefe de campaña de Sergio Massa- para acompañar en lo nacional, lo haga también en el orden provincial.

Aseguran que Carlos Reutemann acompañará a Massa cuando a fines de agosto o principios de septiembre baje a la provincia, ya en su condición de candidato a presidente; mientras descreen que Miguel del Sel deje el PRO para sumarse a un frente peronista.

En el FPCyS, tras el chubasco microclimático generado por la filtración de lo conversado en la última reunión del 16 de julio de la Mesa Bilateral radical-socialista del FPCyS, referido a posibles cambios en la boleta única y financiamiento electoral, los pronósticos siguen siendo reservados. Lo revelado a la prensa acentuó recelos y suspicacias; y sobre todo azuzó el espíritu de supervivencia político.

De aquella conversación, solo quedó en pie el financiamiento de la campaña electoral dentro de una interpretativa lectura de la denominada “Ley Rubeo” que exhorta al Poder Ejecutivo provincial a “garantizar” el libre espacio publicitario de las campañas políticas en los medios electrónicos, y que en 2013 “por única vez” y acuciado por los tiempos electorales, el gobierno decidió financiar, asignando más de 24 millones de pesos.

Para 2015, Bonfatti no piensa desembolsar los más de cien millones de pesos proyectados que, conforme aseguran en el ámbito del Poder Ejecutivo, podrían costar las campañas y sin que la ley lo establezca expresamente.

Los otros puntos conversados en la Mesa Bilateral del FPCyS, como por ejemplo exhumar el proyecto de ley del diputado radical Santiago Mascheroni para “cumplir efectivamente con la Constitución” alineando en la boleta al candidato a gobernador con sus listas de senadores y diputados (pero con casilleros independientes para marcar opciones) fue inmediatamente acribillado por quienes piensan que ello sólo favorecería a las listas de diputados asociados con los candidatos a gobernador que tienen fuerte ascendiente, como Lifschitz, Del Sel o María Eugenia Bielsa, y perjudicaría a quienes decidan ir con listas propias de diputados.

Y como en el sistema penal, donde nadie está obligado a declarar en su contra, los diputados tampoco están obligados (sería una torpeza política) a votar en contra de sus intereses. En consecuencia, no sólo el proyecto de Mascheroni será dejado de lado; ocurrirá otro tanto con el proyecto de ley del senador peronista Alcides Calvo -a tratarse la semana que viene-, cuyo texto busca establecer un piso porcentual para los candidatos y partidos en las primarias, y ya padece de muerte fetal.

Diputados peronistas y radicales se oponen a la iniciativa de Calvo desconfiando de que el partido, frente o confederación autorizado para fijar el piso electoral pueda trampear a quienes no quieran que se presenten, estableciendo para ello una valla demasiado alta (como ocurrió -dicen los propios radicales- con el candidato a diputado nacional Fabián Palo Oliver cuando compitió el año pasado contra la lista de Binner-Barletta, y el partido le fijó un piso del 25 por ciento para poder colar en la lista definitiva). La iniciativa de Calvo, como decíamos, deja librado a los partidos, frentes o confederaciones la fijación de esa barrera legal. Para atenuar el desacuerdo, el senador radical Felipe Michlig propone establecer junto al piso un techo porcentual.

En el plano institucional, falló el intento de debatir en Diputados el pedido de aumento de tarifa de un 15 por ciento que pretende Aguas Santafesinas Sociedad Anónima para las 15 ciudades donde presta servicio. El FPCyS se retiró del recinto cuando advirtió que el peronismo no lograba los dos tercios ni el quórum para votar sobre tablas un pedido de informes, en medio de los furibundos discursos de Mario Lacava y Héctor Acuña sobre la ejecución (o subejecución, según los legisladores) de la obra pública provincial. Por lo que se ve, éste es el clima que enmarcará a esta Cámara de aquí a las elecciones.

Pareciera que el default está llegando a la política.

Para el diputado peronista Mario Lacava, el PJ no podrá arrebatarle el sillón del Brigadier al FPCyS porque carece de un candidato salvífico (no de un programa de gobierno).

Bonfatti no piensa desembolsar los más de cien millones de pesos proyectados que podrían costar las campañas de publicidad política, sin que la ley lo establezca expresamente.