Dos crímenes impunes

Tres meses sin justicia

Familiares de dos jóvenes motociclistas asesinados por asaltantes a principios de abril de este año manifestaron su disconformidad con las investigaciones. Aseguran que se sienten abandonados por el Estado y que ellos mismos deben buscar pistas y testigos.

24-01-P1090636.JPG

María Milla, Rafaela Escobar y Mireya Álvarez (viuda, madre y suegra de Adrián Escobar), acompañadas por Jorge Toffolini (padre de Esteban). Foto: Danilo Chiapello

 

Joaquín Fidalgo

[email protected]

A finales de abril de este año, dos crímenes ocurridos en la zona norte de la ciudad conmocionaron a la opinión pública. Para robar sendas motos, delincuentes asesinaron a balazos a dos jóvenes en distintos hechos. El primero de los homicidios tuvo lugar en barrio Guadalupe, en horas de la madrugada del 24. Adrián Escobar, de 31 años, se dirigía a su trabajo cuando fue emboscado por los asaltantes, que no tuvieron piedad. El segundo sucedió la noche del 29, en Las Flores. Esteban Toffolini, de 29 años, había salido de clases y marchaba hacia la fiesta de cumpleaños de su padre. Murió por un disparo de arma de fuego de grueso calibre que impactó en su pecho, luego de atravesar mochila y libros de estudio. A poco más de tres meses de estos sucesos, los familiares de ambos siguen peregrinando en busca de justicia.

“Creo que tanto mi familia como la de Adrián necesitan que se cierren estos casos, para lograr la paz espiritual que hoy no tienen. Pero no se puede terminar ahí la lucha tampoco, porque Santa Fe tiene que mejorar. Nuestros hijos y nietos no pueden vivir en este estado de inseguridad. Yo creo en la Justicia, en la nueva legislación penal, pero tiene que dar sus frutos. Las investigaciones no pueden terminar en un escritorio. La Justicia no puede decir: ‘Bueno, no hay testigos, es un caso ciego’. Tiene que haber una profundización”, comenzó diciendo Jorge Toffolini, quien cumplió 63 años el día que su hijo Esteban murió.

Todo igual

María Milla estaba casada con Adrián Escobar. Ella escuchó las detonaciones del arma de fuego que mató a su marido, a pocas cuadras del hogar. Luego, fue amenazada de muerte por uno de los sospechosos cuando iba junto a “Flori”, su hija de apenas 4 años. “Directamente yo siento que no investigaron nada. A la persona que me apuntó con un arma la dejaron libre, sin investigarla. El juez Héctor Candioti no se preguntó por qué este sujeto me amenazó. Ni siquiera me avisaron cuando lo excarcelaron, porque me enteré de casualidad 20 días más tarde. Todo está igual que al principio. Fiscales, gobernantes, jueces, legisladores, policías, se burlan de nuestro dolor. Pensé que algo iba a cambiar luego del homicidio, pero me equivoqué, porque todo está igual. Se sientan, miran los expedientes, acomodan papeles y nada más. Sólo cumplen con trámites burocráticos”, señaló la mujer.

Por su parte, Rafaela Escobar, la mamá de Adrián, aseguró que “no hay justicia en Santa Fe. Parece que los jueces y los funcionarios no tienen familia. Se olvidaron, no sólo de mi hijo y nosotros, sino también de todos los santafesinos. La gente tiene miedo de salir a la calle, porque hay robos y violencia”.

“Nosotros perdimos nuestros seres queridos, pero también perdimos nuestros derechos, como gente honesta -apuntó María Milla. Adrián fue asesinado cuando iba a trabajar. La Justicia ampara a los delincuentes. Es injusto, porque tendría que ser todo lo contrario. Nos sentimos abandonados. Al principio, eran lindas las palabras de los gobernantes y yo les creí, pero a esta altura, y fundamentalmente por lo que pasó con el juez Candioti, me di cuenta de que la Justicia no existe”.

Participación

Luego, Jorge Toffolini se lamentó de que no hubiera ni siquiera un detenido por el asesinato de Esteban. “Yo soy muy respetuoso de las instituciones. Por eso me mantuve en silencio, a pesar del dolor, esperando novedades. Quiero creer que se está investigando. Todavía tengo esperanzas. Pero la Justicia no se puede limitar a una reunión administrativa. No puede ser que nosotros, los familiares de las víctimas, tengamos que buscar los testigos, acercar las pruebas, meternos en los barrios para averiguar las conexiones entre tal o cual, buscar las armas homicidas. A mí no me pueden decir que el de mi hijo es un ‘caso ciego’. Ciegos están quienes dicen eso. Tengo una ilusión, un sueño, de que en estos tiempos me llaman y me dicen que hay novedades”, enfatizó.

Tanto María como Jorge se muestran agradecidos con la sociedad. “Muchas personas que no conocemos se nos han acercado, nos han brindado su solidaridad. No obstante, me gustaría que la gente salga de sus casas y apoye más en las marchas para provocar cambios en el sistema. No esperen a que les toque padecer la pérdida de un ser querido, como nos pasó a nosotros. Además, es muy importante que los testigos de cualquier caso colaboren con la Justicia. Es la única forma de combatir la delincuencia”, indicó la mujer.

Finalmente, Jorge Toffolini concluyó: “Nosotros ya perdimos. Entonces, nuestra lucha se basa en lograr la tranquilidad espiritual de que los casos se cerraron con justicia. Pero por otro lado vamos a seguir luchando para lograr una sociedad en donde nuestra descendencia pueda vivir bien. Lo que nos pasó a nosotros le puede pasar a cualquiera”.

 

“Es una vergüenza”

Recostada sobre su asiento, Mireya Carina Álvarez, la madre de María Milla, permanece como alejada de la conversación. Pero esa distancia se quiebra justo antes de que la nota termine. Ella habló con claridad y sin pausa.

“Quiero que se haga justicia. En estos tres meses no vi avances. Es una vergüenza que mi hija tenga que estar durmiendo con los ojos abiertos, que no tengamos tranquilidad, que un patrullero deba quedarse todo el tiempo enfrente de nuestra casa. Vivimos con el corazón en la boca. Lamentablemente, yo como mamá y abuela no encuentro explicación. Estamos las tres viviendo solitas. El gobierno no se movió, no hizo nada. Yo misma participé en una reunión en la que se hicieron muchas promesas, pero ninguna de ellas se cumplió”, manifestó la mujer.

“Me da vergüenza y bronca -agregó-, porque María, Adrián y la “Flori” tenían su vida organizada. Eran una familia perfecta. Hoy, él está muerto y ellas deben abandonar el hogar por estas malditas ratas dañinas. Yo en realidad no perdí un yerno, perdí un hijo, porque eso era “Adri” para mí. Su crimen nos destruyó, desbarató la familia completa.

“Lo que pido al gobierno, a todos sus integrantes, del más chiquito al más grande, es que este caso se aclare, porque las pruebas están. ¿Cómo puede ser que tenga que salir mi hija a la calle a buscar testigos y pruebas, para ver si pueden encerrar a los asesinos. Estos criminales están a la vista, enfrente nuestro, caminan a nuestro alrededor. Eso es una gran injusticia. Mi hija está sola, a pesar del apoyo de alguna gente. Tiene que salir a la calle, a tratar de que se haga justicia. Mientras, yo me quedo con la nena en la casa. La veo abrir el portón y salir... es terrible pensar todo el tiempo si va a volver con vida. Yo no duermo. Le pido a Dios que la cuide, porque el mundo en que estamos viviendo está manejado por estas ratas que tenemos en la calle”, concluyó.

El dato

“Impunidad”

“Hay un fenómeno social en estos tiempos. Antaño, el delincuente cometía un delito, escapaba y se tenía que esconder. Ahora ya no tiene que hacerlo. El malviviente está integrado a la sociedad. Impunemente, se queda y amenaza a las víctimas, los testigos y los vecinos. Hay que desbaratar ese proceso. Yo le pido a las autoridades que trabajen en ese tema. Hay que lograr una sociedad con respeto por la vida, pero para eso primero hay que enseñar qué es el respeto”, reclamó Jorge Toffolini.