“LA MUJER JUSTA” EN SANTA FE

Un aprendizaje sobre el amor

  • La obra es una adaptación de la novela de Sándor Márai. Los protagonistas son Graciela Dufau, Arturo Bonín, Victoria Onetto y Hugo Urquijo. La cita es mañana a las 21 en ATE Casa España.
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La obra cuenta con las interpretaciones de tres destacados actores de la escena argentina: Dufau, Bonín y Onetto.

Foto: Gentileza producción

 

Juan Ignacio Novak

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“La mujer justa” es el título de la obra que subirá a escena mañana a las 21 en la sala mayor de ATE Casa España (Rivadavia 2871). Esta adaptación teatral de la novela homónima del aclamado escritor húngaro Sándor Márai (1900-1989), lleva más de dos años de presentaciones en distintos escenarios y está protagonizada por Graciela Dufau, Arturo Bonín, Victoria Onetto y Hugo Urquijo, con escenografía y vestuario de Eugenio Zanetti, bajo la dirección de Urquijo.

La puesta está centrada en una mujer casada (Dufau) quien halla una cinta violeta en la billetera de su marido (Bonín), que le permite descubrir su oculta pasión por una joven de clase humilde (Onetto). Antes de su llegada a Santa Fe, Dufau -quien junto a su marido, Hugo Urquijo, realizó la adaptación de la novela al teatro- dialogó con El Litoral.

—¿Cómo fue el proceso para adaptar la novela de Márai al lenguaje teatral y qué desafíos planteó?

—La novela la forman tres monólogos. El primero es el de María, mi personaje, que en la novela se llama Marienka; Peter que es el aristócrata y Judith, el personaje que interpreta Victoria Onetto, que es la sirvienta, que empezó a trabajar en la casa de la familia de Peter a los 15 años, y lo único que le permitían era limpiar los baños. Al leer la novela, caí en la trampa de decir: aquí hay una obra de teatro. He hecho otras obras basadas en monólogos. Pero cuando la leyó Urquijo advirtió que era más interesante si algunos de los momentos no eran relatados, sino que se veían en las escenas. Era más teatral. Eso nos llevó unos dos años. Él trabajó más que yo. A veces renuncié y él continuó, es más perseverante. Fue un trabajo arduo, porque no es nuestro oficio ser adaptadores. Pero cuando enviamos la adaptación a la agencia literaria, fue aceptada en tres días. Así que nos pusimos muy contentos.

Identificación

El personaje de María, que finalmente asumió Dufau para la puesta, lo iba a interpretar (inclusive lo ensayó) Claudia Lapacó, quien en palabras de su colega “estaba espléndida en los ensayos y amaba al personaje”. “Me costó muchísimo trabajo el personaje de María. El actor no tiene que prejuzgar, pero una mujer con tal nivel de sometimiento por amor, que tiene un hijo nada más que para tener a un hombre atado a ella, que sabe que hay un secreto y lo soporta, a mí me dan ganas de cachetearla”, admitió Dufau.

La identificación del público con la obra es evidente y su protagonista lo sostiene. “Pensamos que la íbamos a hacer tres meses, no tres años”. Incluso, cuenta una anécdota: “Cuando mi personaje dice que quería tener un hijo para tener a Peter atado, Hugo Urquijo me contó que unas mujeres se miraban y asentían con la cabeza”.

A la hora de explicar la conexión con el público, la reconocida intérprete afirma que “es misterioso”. “No es una obra sencilla. Tiene la belleza del texto y es una historia de amor. Y una historia de amor siempre logra identificaciones y es muy interesante para los hombres y para las mujeres”.

Vigencia de Marai

La mujer justa es una de las grandes novelas de Márai, muy leído actualmente en la Argentina. Entre sus trabajos más conocidos figuran “El último encuentro”, “El amante de Bolzano” y su autobiografía “Confesiones de un burgués”.

—¿Cómo se explica la vigencia y éxito de Márai?

—Es un gran escritor y los grandes escritores llegan a quienes gustan de la lectura. Hay una novela maravillosa que es “Divorcio en Buda”. Otra que se hizo en teatro, que fue “El último encuentro”, la primera que se estrenó en la Argentina. Creo que son obras maestras, que atraen por su escritura. En su autobiografía, cuenta que en la casa de los ricos que él conocía, el personal de servicio vivía en los pisos altos y dormía en los cajones de las cómodas. Y Hungría era manejada por 200 familias, como el mundo de las finanzas actual, que está manejado no sé por cuántos, pero por muy pocos. Un mensaje vigente.

—En síntesis, ¿por qué recomendaría al público que no la vio, que asista a la obra?

—Porque es un aprendizaje sobre el amor. Como dice en la epístola de San Mateo, para amar hay que tener paciencia, generosidad, capacidad de perdón, ser humilde y saber dar. También dice, todo lo perdona y todo lo soporta. No sé si todo lo soporta, pero sí muchas cosas. Hay un libro maravilloso que se llama “El amor líquido”. Esta generación, los chicos, mis nietos, que quieren una muñeca y tienen dos, cinco o diez y todo se cambia, después es así con las relaciones. Y no se tiene paciencia para construir una relación con el otro. Y lo que refleja la obra es eso.

"No es una obra sencilla. Tiene La belleza del texto y es una historia de amor. Y una historia de amor siempre logra identificaciones y es muy interesante para los hombres y para las mujeres”.

Graciela Dufau

actriz

“La mujer justa” es una de las grandes novelas de Márai, muy leído actualmente en la Argentina. Entre sus trabajos más conocidos figuran “El último encuentro”, “El amante de Bolzano” y su autobiografía “Confesiones de un burgués”.

Laureado

  • La escenografía y el vestuario de la obra llevan el sello del cordobés Eugenio Zanetti, de amplia trayectoria nivel e internacional en teatro y cine, fundamentalmente en Estados Unidos. En 1996, alzó el Oscar de la Academia por la dirección artística de la película “Restauración”, protagonizada por Robert Downey Jr., Sam Neill, Hugh Grant y Meg Ryan. “El trabajo de Eugenio es maravilloso, de una gran simplicidad. Su talento es enorme”, asegura Graciela Dufau.

El recuerdo de Gabo

  • “Diatriba de amor contra un hombre sentado” constituye la única obra teatral escrita por Gabriel García Márquez, el escritor colombiano fallecido en abril. Y fue él mismo quien eligió a Graciela Dufau como musa. “Yo creo que su final, como su cuerpo, dejó de existir para su familia y para todos nosotros de la manera en que él me hacía decir en la diatriba de amor: ‘La felicidad no es como dicen, que sólo dura un instante y no se sabe que se tuvo sino cuando se fue. La felicidad dura mientras dure el amor, porque con amor, hasta morirse es bueno. Y el murió rodeado de amor”, manifiesta la actriz.

Entradas

Las localidades para esta obra teatral, se encuentran a la venta en Boleterías del Teatro, locales Musimundo y sistema www.ticketway.com.ar.