editorial

  • Santa Fe y el departamento La Capital han logrado evidentes avances en los últimos años. Sin embargo, la marginalidad y la violencia siguen imperando.

La ciudad y sus deudas pendientes

Como toda ciudad, Santa Fe tiene por delante una serie de desafíos que debe enfrentar para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Entre otras, existen problemáticas vinculadas con la crecida de los ríos y el escurrimiento de las aguas en épocas de lluvias extraordinarias; con la necesidad de una planificación urbana que garantice un crecimiento armónico, la elaboración de políticas tendientes a facilitar la circulación vehicular y a generar un eficiente sistema de transporte público.

El logro de estos objetivos plantea dificultades lógicas, sobre todo en un país atravesado por cíclicas crisis económicas. Sin embargo, en los últimos años se han logrado avances importantes, gracias a un correcto diagnóstico de situación y al establecimiento de políticas de Estado que se convirtieron en ejes de las distintas gestiones municipales.

Sin embargo, Santa Fe carga con una gran deuda pendiente: lograr verdaderos avances tendientes a controlar los niveles de inseguridad y a dar pasos firmes hacia la inclusión social de vastos sectores de la comunidad.

Durante poco más de 24 horas, la capital de la provincia volvió a convertirse, el pasado fin de semana, en escenario de sangre y muerte, con la escalofriante cifra de cinco homicidios cometidos en el área metropolitana.

La escalada criminal se inició cerca de las 21 del sábado con el asesinato de un joven de 19 años, víctima de una puñalada en el barrio Las Vegas, de Santo Tomé.

Cerca de la medianoche, otro joven murió a balazos en la ciudad de Recreo. El hecho derivó en una batalla campal de la que participaron alrededor de cien personas. Hubo dos casas quemadas y cinco detenidos.

Pero la escalada de violencia recién comenzaba. Poco antes de las 3 del domingo, un hombre de 35 años apareció tirado en la esquina de Entre Ríos y Santiago de Chile, en el barrio San Lorenzo. Había sido asesinado de un disparo en el cuello.

Cerca de las 6, se produjo una pelea con armas blancas entre asistentes a dos celebraciones en el predio UNL-ATE. Uno de los mozos del lugar falleció luego de recibir un puntazo que lo alcanzó de lleno en el pecho.

Finalmente, durante los primeros minutos de este lunes, un joven fue asesinado con un arma de fuego en la puerta de su casa, ubicada en el barrio Barranquitas.

Las estadísticas son escalofriantes: en los primeros siete meses del año, se registran 90 homicidios en el departamento La Capital.

Pero eso no es todo: según revela un informe publicado en El Litoral, en lo que va de 2014 los médicos del Hospital de Niños Orlando Alassia atendieron 41 casos de menores de 14 años que resultaron baleados. Un verdadero récord si se tiene en cuenta que, en todo 2013, se registraron 53 casos; mientras que en 2012 hubo 51.

El destino y la destreza de los médicos hicieron que todos los chicos baleados en 2014 lograran sobrevivir. En diciembre de 2013, Serena Martínez, de apenas 7 años, no corrió con la misma suerte. Una bala disparada desde Alto Verde la mató, mientras se encontraba en el Club de Regatas.

La marginalidad y la violencia extrema representan los mayores desafíos para la ciudad de Santa Fe y el departamento La Capital. Y frente a estas circunstancias, tanto las autoridades, como la ciudadanía en general, deben tener en cuenta que se trata de prioridades impostergables.

Sólo así se podrá soñar con una mejor la calidad de vida. Todo lo demás, representa problemas secundarios.

Tanto las autoridades, como la ciudadanía en general, deben tener en cuenta que se trata de prioridades impostergables.