editorial

  • El gobierno incrementa el gasto público, mientras los problemas de la economía interna se profundizan.

Inflación, recesión y más gasto público

Los últimos anuncios realizados por Cristina Fernández a través de la cadena nacional reflejan la preocupación que existe en el gobierno frente a la inocultable recesión que el país sufre desde finales del año pasado.

Las contradicciones son evidentes. Mientras el discurso y las estadísticas oficiales intentan restar gravedad a la situación, el gobierno anuncia medidas que surgen como intentos desesperados por reactivar la actividad económica frente a un panorama sombrío.

Una vez más, la presidente apeló al contexto internacional para explicar los problemas argentinos. Es verdad que la economía mundial no atraviesa su mejor momento. Sin embargo, los únicos países latinoamericanos con niveles de inflación galopantes, sistemas cambiarios desdoblados, restricciones a las importaciones y multiplicación exponencial del gasto público, son la Argentina y Venezuela. Y no parece ser casualidad.

Fronteras adentro, el gobierno intenta sacar provecho de la situación generada por el juez Thomas Griesa y el reclamo de los denominados fondos buitre. Pero mientras esta supuesta batalla épica se desarrolla, el tiempo pasa y no se observan medidas concretas tendientes a frenar la depreciación de la moneda y a generar un marco de estabilidad económica.

Por el contrario, frente al año electoral que se avecina el gobierno tomó la decisión de seguir incrementando el gasto público.

Según el último informe elaborado por la Fundación Libertad -sobre la base de datos oficiales- el déficit de los primeros cinco meses de este año supera los 20.615 millones de pesos. Los gastos primarios registraron en el mes de mayo un avance de 40% interanual en comparación al mismo mes del año anterior. De acuerdo con el mismo estudio, las empresas públicas acumularon un déficit de $ 8.158 millones en lo que va del año.

En los últimos siete años, el Estado incrementó la cantidad de empleados en planta permanente o transitoria en 80.994 trabajadores, lo que significó un incremento en el gasto público por pago de salarios del 435%, según un informe emitido por el programa Periodismo Para Todos (PPT).

El gobierno está convencido de que sólo aumentando el gasto público se puede poner fin a esta recesión. Sin embargo, los hechos demuestran claramente que dichas políticas no están dando resultado y que, por el contrario, el problema se agrava con el paso de los meses.

Cuando la Argentina sufrió un proceso recesivo en 2009, la situación internacional sí era preocupante. Aquel año, el PBI mundial cayó casi un 2 por ciento y el comercio internacional se contrajo fuertemente. Sin embargo, en 2014 se espera que la economía mundial crezca y el intercambio de productos aumente un 4 por ciento.

Lo paradójico es que, mientras el gobierno evita la palabra inflación y presenta la expansión del gasto público como una herramienta para ayudar a los que menos tienen, los más pobres siguen siendo los más castigados.

Según el último informe del Observatorio para la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 27,5 por ciento de la población del país vive bajo la línea de pobreza -los datos corresponden al segundo semestre de 2013-, muy lejos del 4,7% establecido por el Indec para el primer semestre del año pasado.

Desde entonces, el organismo oficial dejó de suministrar información sobre los niveles de pobreza en el país.

Las empresas públicas acumularon un déficit de $ 8.158 millones en lo que va del año.