Tras el fracaso de las negociaciones
Israel bombardea Gaza durante la madrugada
El líder de Hamas reconoció que ésta estuvo involucrada en el hecho que desató una nueva ola de violencia. El Ejército israelí lanzó bombas en 20 objetivos en venganza por la muerte de un pequeño y el presidente palestino Mahmoud Abbas pidió en forma urgente reanudar las conversaciones de paz.
Este era el panorama en un barrio de Gaza tras el ataque del ejército israelí. Israel acusa a Hamas de haber violado el cese del fuego entre las partes.
Foto: Agencia EFE
Redacción El Litoral
Agencias EFE/DPA
El ejército israelí anunció que bombardeó unos 20 objetivos en la franja dominada por Hamas, incluyendo lanzacohetes y zulos con armas, y denunciaron que militantes en Gaza dispararon más de 20 misiles contra Israel sin que hubiera víctimas.
El nuevo ataque aéreo ocurre un días después de la muerte del primer menor israelí a causa de un mortero lanzado por Hamas desde Gaza. En tanto, el presidente palestino Mahmoud Abbas pidió hoy la urgente reanudación de las negociaciones de paz con Tel Aviv.
Las negociaciones indirectas entre Israel y los grupos militantes de Gaza para poner fin al conflicto, intermediadas por Egipto, fracasaron el martes sin visos de reanudarse.
Por su parte, el líder de Hamas en el exilio, Jaled Mashaal, reconoció que miembros de su organización estuvieron involucrados en el asesinato de tres jóvenes israelíes que desató la actual ola de violencia en Gaza, aunque afirmó que los líderes de la facción palestina no conocían los planes al respecto.
“No tuvimos conocimiento previamente de esta acción llevada a cabo por un grupo de miembros de Hamas”, dijo Mashaal en una entrevista.
Aun así, el líder de Hamas justificó lo ocurrido: “Entendemos que la gente está frustrada por la ocupación y la opresión, y lleva a cabo todo tipo de acciones”.
Al ser preguntado directamente si miembros de Hamas llevaron a cabo el secuestro de los adolescentes, Mashaal reiteró que supieron de lo ocurrido “a partir de la investigación israelí” y aseguró que no tenían conocimiento de todos los detalles.
Los tres jóvenes israelíes fueron secuestrados a mediados de junio en Cisjordania y días después se encontraron sus cadáveres. El gobierno de Israel culpó a Hamas de su muerte pero la organización palestina lo negó en un primer momento.
Durante la entrevista, Mashaal también rechazó comparaciones de Hamas con el grupo terrorista Estado Isalámico (EI), que opera en Siria e Irak. Hamas es un movimiento nacionalista que sólo lucha por la causa palestina, mientras que EI es “un fenómeno totalmente diferente”.
“Estamos en contra de la muerte de civiles, de periodistas”, dijo Mashaal, después de que EI mostrase esta semana imágenes de la decapitación del periodista estadounidense James Foley.
“La cuestión es quien está matando a civiles”, apuntó. Según Mashaal, más de 15 periodistas murieron durante los ataques de Israel a la Franja de Gaza.
“Nosotros tenemos civiles como objetivo y la mayor parte del tiempo intentamos apuntar a bases y objetivos militares israelíes”, explicó. “Pero admitimos que tenemos un problema. No tenemos armas sofisticadas. No tenemos las armas de las que dispone nuestro enemigo (...) así que es difícil apuntar”, agregó. “Prometemos que si conseguimos armas más precisas, sólo apuntaremos a objetivos militares”.
Medios israelíes informaron el viernes de la muerte de un niño de cuatro años a consecuencia del impacto de una granada de mortero disparada desde la Franja de Gaza.
La actual ofensiva israelí en la Franja de Gaza ha dejado al menos 2.091 palestinos muertos, la mayoría civiles, y 10.500 heridos. Entre los muertos hay 561 niños, señalaron fuentes médicas. Por parte israelí murieron 67 personas, 64 soldados y tres civiles.
Después de Irak ¿Ahora EE.UU. va por Siria?
Marco Mierke y Jan Kuhlmann
Martin Dempsey es un hombre conciliador. El jefe del Estado Mayor de Estados Unidos y el más estrecho asesor militar del presidente Barack Obama evita hablar de guerra siempre que puede, pero cuando se trata de la milicia terrorista Estado Islámico, su cautela se desvanece. Esa organización persigue una estrategia “apocalíptica”, asegura, subrayando un objetivo bien definido: “Hay que derrotarla”.
Las palabras del más alto cargo militar (descontando al presidente) reflejan la opinión del gobierno estadounidense, así como también la de muchos congresistas en la oposición. El propio Obama se refiere al grupo terrorista como un cáncer que hay que erradicar y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, señala que el EI es más peligroso que Al Qaeda. “Va mucho más allá de todo lo que habíamos visto hasta ahora”, dijo. A ellos se suman las declaraciones del secretario de Estado, John Kerry, quien señaló que hay que hacer frente a la milicia “allá donde intente propagar su repudiable odio”.
En pocas cosas están de acuerdo tantos políticos de diferente espectro en Estados Unidos. El video del brutal asesinato del periodista James Foley no ha hacho más que afianzar el puesto de EI en la lista de enemigos del Estado.
Hagel incluso habla abiertamente del temor de un nuevo ataque terrorista al país como el del 11 de septiembre de 2001. La pregunta ahora ha dejado de ser si Estados Unidos interviene con su fuerza militar, sino cómo será esa actuación y en qué territorios se va a realizar.
Los analistas estadounidense consideran que la retórica más dura que están empleando la Casa Blanca y el Pentágono es una preparación para una guerra larga contra el grupo terrorista que probablemente vaya más allá de las fronteras de Irak. “¿Se puede derrocar sin poner la mirilla sobre la parte de la organización en Siria? La repuesta es no”, dijo Dempsey. Ésas son palabras del mismo general que hasta la fecha consideraba demasiado peligroso intervenir en la guerra civil siria.
Y no es que le entusiasme la idea de estar casi en el bando del odiado presidente sirio Baschar al Assad al luchar contra EI. “No estoy pronosticando que vaya a haber (ataques aéreos) en Siria, al menos no por parte de Estados Unidos”, explicó. Y es que sigue siendo muy arriesgado que los ataques estadounidenses maten civiles inocentes, que un drone estadounidense sea derribado o que Obama se vea envuelto en una guerra civil de la que se ha mantenido prácticamente fuera durante años, a pesar del descontento de muchos críticos.
Pero ¿tiene otra alternativa? “Si Estados Unidos no lidera la guerra mundial contra el terrorismo, entonces esta guerra no se librará”, escribió un analista en el “Washington Post”. Negar los problemas o aplazarlos no hace más que empeorarlos, agregó. La esperanza de los estadounidenses de que otras naciones lleven la carga militar parece inútil. “Hasta la fecha nadie ha presentado una estrategia plausible para vencer al EI que no incluya una intervención terrestre. Y nadie lo hará, porque no la hay”, aseguró el experto en extremismo Brian Fishman.
Pero intervenir en Siria sería un dilema para Estados Unidos y el resto de Occidente. La guerra civil, que comenzó como una protesta por mayor libertad y democracia en la primavera de 2011, se ha convertido en una lucha entre el régimen de Al Assad y los radicales de EI. Mientras el gobierno de Damasco controla amplias partes del oeste de Siria, el grupo terrorista domina enormes territorios en el norte y el este del país. En total un tercio de la nación árabe.
Combatiendo a la milicia en Siria, Obama le haría un favor a Al Assad, a quien le ha pedido infinidad de veces que dimita y al que ha definido como un brutal criminal que masacra a su propio pueblo. Para el inquilino de la Casa Blanca es como elegir entre la peste y el cólera. Como la frontera entre Siria e Irak hace tiempo que se ha borrado, las armas y los combatientes circulan libremente entre ambos países. Aun cuando los iraquíes consigan con ayuda de los ataques aéreos estadounidenses expulsar a EI, en Siria encontarían una base segura como han tenido hasta ahora.
Al Assad, entretanto, contempla la evolución de los acontecimientos con satisfacción. Para el gobierno de Damasco está sucediendo lo que el presidente sirio siempre sostuvo, pues desde el primer momento él calificó la guerra civil en Siria como una ‘guerra contra los terroristas‘, y eso lo hizo mucho antes que el Estado Islámico hubiese tomado tanto territorio.
Durante mucho tiempo, los estadounidenses rehuían dar armas a los rebeldes moderados. Ahora estos están a la defensiva y corren el peligro de perder Alepo, la segunda ciudad en importancia del país y su principal bastión.
Barack Obama se mostró muy consternado tras la decapitación del periodista James Foley, hecho al cual calificó como “un acto de violencia que agita la conciencia del mundo entero”.
Foto: Agencia EFE