Sensaciones del fin de ciclo

20 años después, los postulados y el clima republicano de la Reforma constitucional se reviven en un escenario que augura más crisis. Mientras la comunidad agropecuaria ya se resignó a esperar, la política se debe un compromiso mayor.

 

Federico Aguer / [email protected]

Otro fin de ciclo, salpicado de corrupción, impunidad e incertidumbre. Esta vez, además, el desparpajo viene de la mano de un relato épico empecinado en buscar afuera a los culpables de los propios errores. La incapacidad de asumir algún grado de autocrítica que permita torcer a tiempo un destino crítico, se combina con la audacia banal de ministros de la Nación que pretenden enseñarnos cómo funciona el mundo, mientras el aparato mediático juega con la idea del sex symbol.

El cinismo de cerrar exportaciones de carne y leche de facto y negarlo luego ante las cámaras, o las 43 causas iniciadas por países que denuncian a la Argentina por obstaculizar las importaciones, son otro condimento de esta transición conflictiva.

Mientras en la Bolsa de Rosario su presidente reclamaba reinstalar un clima de negocios que permita devolver al país al escenario mundial, en el monumento de la Bandera una multitud reclamaba por las consecuencias de una delincuencia descontrolada.

A 20 años de la Reforma, escuchar a aquellos referentes políticos despierta añoranzas de una clase dirigente que más allá de sus errores, supo distinguirse por la honradez, la entrega y la militancia desinteresada.

Dicho evento planteó cambios sustanciales en la política nacional, y permitió un debate, que si bien fue duro, se hizo cara a cara y con los argumentos en la mano. La reelección presidencial fue la punta del iceberg de una reforma que también buscaba más federalismo, nuevos derechos y quitar un poco de poder al esquema presidencialista.

Algunas cosas se lograron, en otros casos se retrocedió. Pero aquel debate que volvió a albergar la ciudad de Santa Fe fue una bisagra en la historia moderna argentina. En momentos en los que la soberbia, la ignorancia y la improvisación conducen al país a otra transición conflictiva, retomar ese espíritu republicano es una obligación de la clase política toda.