Ladrón ambicioso

Fue por más y terminó preso

DyN -

Un ladrón que le robó a una mujer dinero tras engañarla por teléfono volvió al departamento para intentar sacarle alhajas, pero el hijo de la víctima lo esperó, le dio una paliza y lo entregó a la policía, en el barrio porteño de Colegiales.

Fuentes policiales informaron que el caso, que trascendió hoy, ocurrió minutos después de las 19 del pasado domingo en un edificio de la calle Delgado al 800.

Los voceros explicaron que allí, una mujer que se encontraba mirando televisión en su departamento, recibió un llamado telefónico durante el cual un hombre se hizo pasar por su hijo. ‘Mamá, atropellé a una mujer embarazada, estoy en la comisaría, necesito plata. Mandame con un amigo, dale todo lo que tengas”, le dijo el sujeto.

La víctima, engañada, accedió al pedido que le hacían y a la media hora llegó al lugar un hombre que dijo ser amigo de su hijo y a quien le dio una suma de dinero.

Los delincuentes que concretaron la maniobra, entusiasmados por la facilidad con la que habían cometido la estafa, volvieron a llamar a la mujer para intentar engañarla nuevamente.

Los informantes indicaron que otra vez, simulando ser su hijo, el mismo sujeto le dijo a la damnificada que la plata que le había dado no era suficiente y le pidió alhajas y otros objetos de valor. “No tengo más”, les respondió la mujer, pero finalmente quedaron en que volverían a pasar por el inmueble, añadieron las fuentes.

Entonces, la mujer, sospechando que todo era un engaño, fue hasta el departamento de su hijo, situado en el mismo edificio, dos pisos abajo, y constató que el joven en realidad estaba durmiendo.

Al enterarse de que su madre había sido timada, el muchacho, de 29 años, decidió esperar a los asaltantes para enfrentarlos.

Según se informó, cuando uno de los maleantes llegó al edificio para continuar con la trampa, el joven le propinó una paliza, lo retuvo y finalmente lo entregó a personal policial de la comisaría 37 que había llegado al lugar alertado por un vecino.

Por su parte, el cómplice, que estaba en una moto esperando en la esquina, huyó para no correr la misma suerte que su compinche.