Elecciones en Brasil
Elecciones en Brasil
El PT busca su cuarto mandato
El oficialismo de Lula Da Silva y Dilma Rousseff tendrá ahora en la vereda de enfrente a una de sus hijas dilectas, Marina Silva, que seguramente forzará una segunda vuelta en los comicios, prevista para el 26 de octubre.
Eduardo Davis
Agencia EFE
El Partido de los Trabajadores (PT), la mayor fuerza de izquierda de Latinoamérica, apuesta en la presidente Dilma Rousseff para extender a 16 años su permanencia en el poder en Brasil, que ha sido desafiada por una de sus “hijas” más rebelde: la ecologista Marina Silva.
El PT, fundado en 1980 por el entonces líder sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva, con quien llegó al poder por primera vez en 2003, ya lleva doce años en el mando y es el partido que durante más tiempo ha gobernado el país en su historia republicana.
Su influencia en la política brasileña es más clara que nunca en el proceso de cara a las elecciones del 5 de octubre, para el cual se han inscripto once candidatos presidenciales, siete de los cuales, incluyendo a Rousseff, tienen o tuvieron vínculos con ese partido.
La presidenta-candidata se afilió al PT en 1999, una época en que varios de sus actuales rivales aún estaban en esa formación.
En el PT militaron los candidatos Luciana Genro, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL); Eduardo Jorge, del Partido Verde (PV); José María de Almeida, del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), Mauro Isai, del Partido Comunista Brasileño (PCB), y Rui Costa Pimenta, del Partido de la Causa Operaria (PCO).
También fue una importante figura del PT la ecologista Marina Silva, convertida en candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) después de que el anterior abanderado, Eduardo Campos, muriese en un accidente aéreo el pasado 13 de agosto.
Durante las tres décadas que permaneció en el PT, Silva fue concejal, diputada regional, senadora y ministra de Medio Ambiente en el gobierno de Lula, pero renunció en 2008 para un año después romper con el partido y postular a la presidencia por los Verdes en 2010, cuando quedó en tercer lugar.
Deserciones y bromas
“Ustedes vieron que cada vez tenemos más candidatos del PT”, dijo Lula medio en broma en un reciente acto de la campaña de Rousseff, al comentar el peso de ese partido en la política nacional.
Pero el hecho de que más de la mitad de los actuales candidatos haya iniciado su carrera política en el PT responde en buena medida a un largo proceso de purgas ideológicas y frustraciones con la corrupción que salpicó al partido desde que Lula llegó al poder.
Cuando nació en 1980, en el cinturón industrial de Sao Paulo y al calor de las luchas sindicales contra la dictadura instaurada en 1964, el PT se definió como un “partido sin patrones” y “adversario de banqueros, latifundistas y multinacionales”.
Llegó a coquetear con la extinta IV Internacional (trostkista), pero un continuo proceso de depuración que comenzó en 1989 eliminó gradualmente todos los postulados marxistas de sus estatutos y llevó a la expulsión sumaria de quienes aún defendían una revolución de tinte comunista.
Con la primera victoria electoral de Lula, el partido se inclinó definitivamente hacia un socialismo “ligth”, más cercano a la vieja socialdemocracia, y en 2005 se le atravesaron los graves escándalos de corrupción que llevaron a prisión a varios de sus líderes más emblemáticos, como el ex ministro José Dirceu.
Ahora, encabezado por la actual presidente, el PT y sus 1,5 millones de afiliados se enfrentan a una de sus “hijas” más respetadas: Marina Silva, quien según todas las encuestas irá a una segunda vuelta con Rousseff el próximo día 26.
Silva, de acuerdo a los sondeos, está técnicamente empatada con Rousseff para la segunda vuelta, con cerca del 43 % de la intención de voto, lo que pone al país frente a los que serían los comicios presidenciales más reñidos de su historia electoral.
Pero al igual que Rousseff y el propio PT, Marina Silva también ha sepultado los ideales marxistas que primaron en la fundación en 1980 y propone un gobierno aún más liberal que el ofrecido por la formación en que comenzó su vida política.
Aún así, las elecciones de 2014 ponen al elector brasileño frente a una disyuntiva de cierto cariz ideológico: el Estado “regulador” que defiende Rousseff y el Estado “mínimo” que propone Silva.
El dato
Dominios
La puja electoral entre la actual presidente brasileña Dilma Rousseff, del PT, y la ex ministra de medio ambiente Marina Silva, del PSB, se resolverá seguramente en la segunda vuelta y dependerá en gran medida de la evolución de las regiones sur y sudeste, las más desarrolladas del país y las únicas donde Silva gana o pone en apuros el dominio de Rousseff, que cuenta con una amplia ventaja en las más desiguales regiones del norte y el interior rural del país.