Gisèle Freund: la mujer que retrató el espíritu de un siglo

Fue la primera mujer que eligió la profesión de “reportera gráfica”. Participó en la creación de la Agencia Magnum. Su primera foto importante fue la que le hizo a André Malraux que acababa de obtener el premio Goncourt por “La condición humana”. Sus trabajos memorables fueron las series de artistas y escritores. Ella misma era una lectora insaciable y antes de retratar al autor, conocía su obra.

TEXTOS. ANA MARIA ZANCADA.

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Tenía intuición para llegar al alma de sus retratados. Nació en Alemania, de origen judío. En su juventud comenzó a estudiar sociología en Frankfurt. Allí tomó sus primeras fotos utilizando una Leika que le había regalado su padre. Las manifestaciones sociales en la calle fueron sus primeros objetivos. Pero luego, a través de la lente, fue descubriendo la personalidad oculta tras un rostro que al natural no expresaba nada. Allí estaba esta joven escudriñando al verdadero personaje.

Todo un mundo secreto develado en una instantánea, o una foto de estudio, cuidada, iluminada, preparada y repetida hasta el cansancio, hasta que una mirada perdida o el movimiento de una mano o una determinada postura, dejaba al descubierto la razón y sentido de la búsqueda de la artista. Porque Gisèle Freund era como el pintor buscando el ángulo adecuado, la iluminación justa, el diálogo distendido que hacía que el modelo olvidase la cámara y se entregase confiado.

VICTORIA Y VIRGINIA

Hugo Beccacece, que tuvo la dicha de conocerla, cuenta que Gisèle recordaba con agradecimiento su encuentro con Victoria Ocampo. A través de ella conoció a mucha gente importante. Un llamado de Victoria abría las puertas necesarias. Así fue como conoció y pudo llegar a Virginia Woolf. La propia Gisèle lo cuenta: “Virginia detestaba hacerse retratar. Cuando tuve frente a mí la cara maravillosa de Virginia, me di cuenta de que jamás conseguiría una modelo de esa calidad. Cada marca de la cara de Virginia contaba una historia. Uno podía leer en ese rostro bellísimo, surcado de arrugas, de dolores, el infierno que debe de haber padecido y también la sensibilidad exquisita que tenía. Yo sabía que estaba tomando una de mis futuras fotos preferidas”.

Gisèle Freund amaba nuestro país. Lo recorrió, lo fotografió, se extasió frente a su cambiante y contrastante belleza. Capturó no solamente paisajes sino los rostros y el alma de su gente.

Recorrió el mundo inmortalizando a los famosos. Su galería de personajes es impresionante: Colette, Jean Cocteau, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Hermann Hesse, André Gide, T.S.Elliot, Paul Valery, André Breton, James Joyce, Marcel Duchamp, André Malraux, Ortega y Gasset.

IMÁGENES DEL PODER

Sus primeros trabajos datan de la época en que estudiaba sociología en París. Luego estalló la guerra y ya con Hitler en el poder, su condición de judía le hizo tomar recaudos. Allí fue cuando aceptó la invitación de Victoria Ocampo y estuvo en Argentina. Su estancia se prolongará hasta después de terminada la guerra. Conoce al Presidente Perón y a su esposa; la cámara recoge la fastuosidad de vestidos y joyas, y no puede dejar de expresar su asombro ante las contradicciones de “El ángel de los pobres”. Además no quería que Victoria y sus amistades antiperonistas supiesen que ella retrataba a la pareja presidencial.

Fotografió a Eva en el Ministerio y cuenta: “Ella me dijo que era la primera periodista internacional que la veía trabajar con sus Grasitas”. Sigue relatando: “Había un diario que publicaba las fotos de quienes visitaban a la ‘Sra.’, como la llamaban. Después hubo un problema con mis fotos. Al día siguiente un ministro me llamó para pedirme los negativos. Yo me las arreglé para sacarlos del país y salí como pude, escapando de la Argentina. También retraté a Perón. Era un hombre muy simpático. Hablaba muy bien el francés. Pero era difícil tomarle una buena foto. Tenía los brazos muy cortos, las manos desproporcionadas... Uno lo veía tratando de ser agradable con esos bracitos cortos...Si bien yo sabía que era todopoderoso en la Argentina, en ningún momento tuve temor ni logró intimidarme. En realidad nunca me sentí intimidada por mis modelos. Ni por De Gaulle ni por Mitterrand. El secreto de una buena foto no es dar con la mejor pose, sino atrapar al modelo distraído, olvidado de la cámara, de la inmortalidad, sin embargo ofrecido, entregado a un ojo que supo ir más allá de lo que el retratado quiso mostrar”.

Luego va a México e inmortaliza a Frida Kahlo y Diego Rivera. Pero no cesa la persecución hacia su persona, acusada de comunista. Era la época del fanatismo de MC Carthy.

RECONOCIMIENTOS

Con carácter suficiente para afrontar cualquier tipo de censura o persecución, Gisèle prosiguió su trabajo: fotos, libros, conferencias.

“Mi cámara me ha llevado a prestar atención especial a lo que tomé más en serio: un gesto, un signo de expresión aislada... Poco a poco he llegado a creer que todo se resume en el rostro humano”. No solamente blanco y negro sino que experimentó el color antes que muchos de sus colegas.

En la década del ‘70 viajó a Japón, el cercano Oriente y Estados Unidos. En 1978 recibió el Premio de la Cultura de la “Deutsche Gesellscaft für Photographie” y en 1980 fue galardonada con el Gran Premio Nacional de las Artes en Francia. En 1981 se convirtió en la fotógrafa oficial del Pte. François Mitterrand.

En 1991, una exposición en el Museo George Pompidou mostró gran parte de su obra.

Gisèle Freund murió en París el 31 de marzo de 2000. Hacia finales de 2008 se publicó su obra “El mundo y mi cámara”.

OBRAS CONSULTADAS

- “Los ojos del siglo”, de Hugo Beccacece, La Nación (18-1-1998).

- “La mirada más penetrante del siglo”, de Hugo Beccacece, La Nación (9-4-2000).

- “Imágenes en colores”, Atlántida (Enero 1943).

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André Malraux

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virginia woolf

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frida kahlo