Ana María, mamá de Melina Romero

“Voy a seguir peleando para que caigan los culpables del crimen”

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Tras despedir los restos de su hija en el cementerio de Pablo Podestá, los padres insisten con el pedido de justicia. Foto: DyN

 
 

Télam

La mamá de Melina Romero, cuyo cadáver apareció el 23 de septiembre último a la vera de un río en la localidad bonaerense de José León Suárez, dijo esta mañana que “seguirá peleando” para que caigan los culpables del crimen de su hija, y agregó, “creo que los que están adentro” -por detenidos- son los culpables.

Ana María, en declaraciones a Télam, dijo que “la verdad sobre la causa de la muerte de Melina, la va a dar su propio cuerpo, cuando hable tras los resultados de la autopsia. En lo personal -agregó la mujer- todavía no pude hacer el duelo como tenía que hacerlo, pero pudimos darle sepultura a mi hija. Otros padres buscan a sus hijos y familiares que nunca aparecen”, agregó.

“Mi hija conocía a todos los chicos detenidos, menos al famoso pai César Sánchez. Ella nunca -por Melina- me dijo si ocurría algo raro en su ambiente con sus amigos”. Sobre la testigo adolescente “clave” que hay en la causa opinó: “Si la chica cambia la dirección del lugar del abuso es porque estaba siempre amenazada por alguien...”. Finalmente denunció “algunos malintencionados ponen por Facebook que a mi hija le pasó lo que le pasó por zorra, eso es muy malo y pido que se respete la memoria de mi hija”.

La fiscal María Fernanda Billone solicitó la prisión preventiva de dos de los detenidos, en tanto que el pai umbanda apresado el jueves a la noche fue indagado y se declaró inocente. Los detenidos, ahora, son Joel Fernández (20), alias “Chavito”, y a Elías Fernández (18), alias “Narigón”, también César Sánchez “Pai Cesar” y un menor de 16.

Melina Romero, de 17 años, fue a celebrar su cumpleaños a Chankanab, un boliche ubicado en Juan Domingo Perón 3347, San Martín, el pasado 23 de agosto y nunca regresó. Su cuerpo fue hallado el 23 de septiembre en José León Suárez, a metros del Camino del Buen Ayre, cerca de un arroyo, envuelto en bolsas de consorcio.