Señal de ajuste

Cursando Penal

Cursando Penal

El personaje central es Annalise Keating (la magnética Viola Davis), severísima profesora de Derecho Penal en la Universidad de Middleton, Filadelfia, una negra de edad mediana, brillante, atractiva y carismática. Foto: ARCHIVO EL LITORAL

 

Roberto Maurer

La nueva serie “How to get away with murder” está dirigida a quienes aman a los abogados, es decir, mayormente, ellos mismos, y para aquellos que los aborrecen. En todo caso, es más atractiva que las reuniones de choros y penalistas que suelen ser convocados por Mauro Viale a su programa, y jurídicamente vuela más alto.

Se entrenó en Sony (miércoles a las 22) y según las categorías de la televisión es un “drama legal”, aunque el esquema admite mezclar los tribunales con misterio, sexo y turbulencias melodramáticas, y esa pincelada dark que hoy viste a tantas series.

Es indiscutible que el personaje central es Annalise Keating (la magnética Viola Davis), severísima profesora de Derecho Penal en la Universidad de Middleton, Filadelfia, una negra de edad mediana, brillante, atractiva y carismática, que, en la primera clase para los nuevos estudiantes, entra al aula, y comienza a dirigirse a ellos cuando todavía se encamina a paso vivo hacia su lugar.

—Buenos días. No sé qué cosas horribles habrán hecho en su vida hasta hoy, pero claramente su karma no está en equilibrio, ya que los asignaron a mi clase -se presenta. Y escribe en el pizarrón el nombre de la ley penal que hace suya, tal como prefiere llamarla, la frase del título de la serie: “Cómo escabullirse del asesinato”, en relación con los trucos necesarios para que un acusado sea declarado inocente.

Una ética flexible

Annalise Keating es abogada defensora y educa a sus alumnos con su ética vidriosa y en la práctica de la vida real, haciéndolos participar en sus juicios. Los estudiantes más sobresalientes en esta competencia serán premiados trabajando con ella en su estudio durante un año. En el primer episodio de la serie, de trata del caso de una secretaria acusada de matar a su amante y patrón, y se logra probar su dudosa inocencia.

De este modo, sería un episodio de una serie de los años '60. Pero dicho caso judicial apenas posee un interés lateral en una trama compleja. Se navega en aguas turbias y los estudiantes son detestables por su egoísmo y el hambre de gloria que los impulsa. “Este lugar es una pelea de perros durante las 24 horas del día, y sólo el perro más grande consigue el hueso”, oímos acerca del ambiente de la Facultad de Derecho. Bajo su exterior autosuficiente, la doctora Keating esconde una vida personal desaliñada. Tiene problemas con su marido, y el estudiante Wes Gibbins (Alfred Enoch), un co-protagonista, la sorprende en su casa dándole a la murra con un atlético detective. Luego, para que su alumno mantenga la boca cerrada, lo avanza con algunas caricias y lo integra al grupo de los colaboradores privilegiados.

Otro profesor recibe a una alumna en su casa y le ofrece una lección de cinismo.

—Tenemos muchas como vos aquí. Inteligentes, chicas idealistas que vienen a estudiar Derecho para ayudar a los menos afortunados. Y sólo para tomar un trabajo profesional después de la graduación, que luego abandonan cuando quedan embarazadas.

—Usted es un cerdo misógino -contesta la joven y se va. Entonces, se asoma la esposa del profesor con una advertencia:

—Pará de clavarte a las estudiantes.

No es todo

Ése es el aire malsano que se respira en los claustros, y no es todo. El relato en realidad es el flashback de un presente con los cinco estudiantes elegidos del curso tratando de desembarazarse de un cadáver envuelto en una alfombra. Discuten con tecnicismos de la criminología qué hacer con el cuerpo, dan vueltas y al final del capítulo vemos la cara del muerto: es el marido de la profesora Keating. ¿Cómo se llegó a esa situación?, es la pregunta que nos deben contestar en esta serie de cuya retorcida trama aún resta mencionar la desaparición de una estudiante que es finalmente encontrada en un tanque de agua.

Como puede ser observado, no es ovillo lo que falta.