“Tratar la obesidad es más que bajar en la balanza”

“Tratar la obesidad es más que bajar en la balanza”

Es preocupante el nivel de sobrepeso y obesidad que presenta la población argentina, según advirtió la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, realizada por el Ministerio de Salud y el Instituto de Estadística y Censos. Un especialista en Nutrición resumió las claves para el tratamiento de las personas que padecen estas patologías.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. fotos. manuel fabatia y archivo el litoral.

 

En Argentina se viene registrando una sostenida reducción del consumo de tabaco, de la exposición a ese humo y del consumo de sal, pero los niveles de obesidad y sobrepeso de la población se incrementaron en los últimos años, según los resultados preliminares de la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), dados a conocer recientemente por el Ministerio de Salud de la Nación y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Y los números fueron concretos: la encuesta realizada entre octubre y diciembre de 2013 determinó que casi 6 de cada 10 personas registraron exceso de peso, cuando en 2005 eran 5. También advierten que la prevalencia de obesidad pasó del 14,6% registrado en 2005, cuando se realizó la primera ENFR, al 18% en 2009 y al 20,8% en 2013, lo que implica un aumento del 42,5% entre 2005 y el año pasado.

Y hubo un dato que recordó durante la presentación de esa encuesta el director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades no Transmisibles de la cartera sanitaria nacional, Sebastián Laspiur: “En 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como meta para 2025 detener el crecimiento de la obesidad, que viene en aumento año a año y es una verdadera epidemia global que hay que atacar desde diversos sectores, ya que las acciones del sector salud no son suficientes para enfrentar el problema”.

Atentos a esta problemática, médicos, licenciados en Nutrición y profesores de Educación Física debatieron recientemente en el XIV Congreso de Obesidad y Trastornos Alimentarios y advirtieron cuáles son las claves para el tratamiento de las personas que padecen sobrepeso u obesidad.

“El objetivo del tratamiento para un sujeto con obesidad es que, más que bajar un número en la balanza, debe cambiar su composición corporal. Por lo tanto, debe perder la grasa de reserva que tiene de más, que es lo que define a la obesidad, pero conservando la masa magra, es decir, el músculo y el hueso”, explicó a Nosotros el Dr. Gustavo Lobato, especialista en Nutrición, presidente de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios y del XIV Congreso de Obesidad y Trastornos Alimentarios.

Pero también mencionó que en la capacitación se hizo hincapié en la importancia del ejercicio físico en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad y de deshabituar a los pacientes del consumo de aquellos alimentos que, cuando se les presentan, no pueden parar de comer y terminan engordándolos.

COSTO-BENEFICIO

El profesional remarcó que “la gente tiene que saber que el tratamiento de la obesidad no es sólo bajar en la balanza. Hay que tener cuidado: por ejemplo, hay poblaciones que son de riesgo, como las mujeres menopáusicas. A veces llegan con algunos kilitos de más localizados, sobre todo, en la panza, porque en la menopausia se da la denominada redistribución de la grasa. Dicha grasa, en la etapa fértil, está localizada en los glúteos y muslos, pero en el momento en que caen los estrógenos ováricos se localiza en la panza, es decir, aumenta el perímetro de cintura”.

Y planteó: “Esas mujeres, ¿deben perder esa grasa o no, deben bajar de peso o no?. La conclusión es que si tienen unos pocos kilos de más, si sus laboratorios (análisis) son normales, y no tienen antecedentes importantes de diabetes o hipertensión arterial en sus familias, hay que respetar esos pocos kilos de más (3 ó 4) porque esa grasa cumple la función que tenían los ovarios. El poquito estrógeno que van a tener dando vueltas ahora lo forma esa grasita que tiene en la panza. Entonces, si metabólicamente vienen bien no deben perder esos kilos de más, sobre todo porque la menopausia es el momento en que puede haber un compromiso de la masa magra en la mujer, lo que se llama sarcopenia, es decir, disminución de la carne y del músculo”.

EJERCICIO FÍSICO ADECUADO

Sin embargo, aclaró que “si esa persona quiere reducir esa grasa porque está comprometida metabólicamente, el ejercicio físico es fundamental, pero no aeróbico, como comúnmente se cree. En realidad, tiene que trabajar todas las aptitudes en el gimnasio: la cardiorespiratoria, que tiene que ver con lo aeróbico, pero también la fuerza: pequeños grupos musculares (no grandes), con baja carga y mayor número de repeticiones. Es un trabajo de fuerza con cierto componente aeróbico, y trabajar mucho la flexibilidad articular”.

En este punto, sugirió: “Me gusta más pilates, por ejemplo, y que la persona vaya progresando de a poco en la tensión de los elásticos que utiliza, que otros trabajos en el gimnasio, o bien la caminata. Me parece más completo el trabajo en pilates. De todas maneras, antes que nada de actividad física, la caminata es buena siempre, mientras sea progresiva y se vayan superando los niveles de entrenamiento”.

Asimismo, insistió en la idea de que “el objetivo de tratamiento para un sujeto que tiene obesidad es que, más que bajar un número en la balanza, debe cambiar su composición corporal. Es decir, perder la grasa de reserva que tiene de más, que es lo que define a la obesidad, pero conservando la masa magra, es decir, el músculo y el hueso. Ocurre que, a veces, cuando uno hace tratamientos para bajar de peso, sobre todo dietas muy reducidas en calorías, se puede comprometer la masa magra. En ese caso, lo que hay que hacer es ejercicio físico no para un despilfarro de calorías sino como un efecto anabólico para la masa magra. Esa persona que está entrando en un balance negativo de nutrientes, a través del ejercicio físico, por su efecto anabólico, sostiene el músculo y el hueso”.

ADICCIÓN A LOS ALIMENTOS

Por último, sugirió que se debería ir al gimnasio en ayunas y por la mañana, como ocurría con el Homo Erectus o el Homo Ergaster, que “despertaban con las primeras luces del sol y lo primero que hacían era salir a recolectar alimentos, a cazar, a carroñar, según el momento evolutivo en el cual nos detenemos. O sea, se despertaban con el estómago vacío porque no tenían alacena y salían a buscar el alimento. El ponerse en movimiento, el realizar esa actividad física, formaba parte de esa alimentación. En ese movimiento invertían una cantidad de energía que siempre era menor a lo que terminaban encontrando”.

Y agregó: “Lo fisiológico sería ir a la mañana y en ayunas; así es cómo supuestamente se producía en el Pleistoceno. Al hacer ese ejercicio físico que implicaba el alimento se produce una serie de cambios dentro del cuerpo que es como que abre las puertas de las células y las prepara para recibir esos nutrientes que van a llegar. Ahí está la importancia del ejercicio físico: es muy importante desde el punto de vista metabólico, ya que prepara al organismo para recibir y transformar esos nutrientes (o parte) en energía. Nunca vamos a compensar la calidad y cantidad de lo que comemos yendo al gimnasio. Entonces, no es fisiológico comer sin habértelo ganado con el sudor de tu frente. Ir al gimnasio implica simular que vamos a cazar, recolectar y carroñar, pero lo hacemos al revés porque vamos con la panza llena y en las últimas horas del día. La cultura sigue jugándonos en contra, aunque juega a favor porque hemos logrado muchos adelantos, como poder vivir 80 años”.

Por último, explicó que “el segundo punto en el tratamiento de cualquier persona con obesidad es deshabituar a esas personas del consumo de aquellos alimentos que, cuando se le presentan, no pueden parar de comer porque son los que los terminan engordando. Esto es muy difícil, sin dudas. Fundamentalmente, son los panificados, y las galletitas van a la cabeza. Son las carbograsas, sean con gusto dulce (como es el caso de un alfajor) o con gusto salado (como pueden ser los snacks, papas fritas, palitos, entre otros)”.

Dietas actuales

El presidente de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios se refirió a las dietas que, en la actualidad, se están indicando:

1) La mix hipocalórica: “Consiste en comer de todo, un poco, es decir, en poca cantidad, donde hay permitido galletitas y una porción de torta, por ejemplo, pero una vez a la semana y en pequeña porción. También puede entrar la pizza, una porción, una vez por semana. Es muy difícil contenerse ante esto; si estamos hablando de que hay un componente adictivo en la obesidad, es como que a un cocainómano le vas a decir que va a consumir sólo un poco de cocaína y termina matándose. Y con los alimentos pasa algo así. Hay que ver para quién puede estar destinada esta dieta mix hipocalórica”.

2) La dieta restringida en hidratos de carbono hasta la cetogénica: “Esta última es el máximo exponente, que tienen no más de 20 o 30 gramos de hidratos de carbono por día”.

3) La dieta de muy bajo nivel calórico. “Sobre ésta estuvo hablando el Dr. Máximo Ravenna, que la utiliza mucho. Uno puede darle muy bajo valor calórico pero, al mismo tiempo, le tiene que dar todos los nutrientes, haciendo una muy buena selección de grasas y aportar proteínas. Pero en éstas es muy importante la actividad física para conservar músculos y huesos. Se puede dar ese componente anabólico, que es el ejercicio físico”.

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“Tratar la obesidad es más que bajar en la balanza”

El congreso

El XIV Congreso de Obesidad y Trastornos Alimentarios tuvo lugar del 3 al 5 de septiembre pasado en el Palais Rouge de Capital Federal. Los simposios giraron en torno a diferentes temas, entre los que se contaron dietas VLCD (Very Low Calorie Diet), paradoja de la obesidad: ¿descenso de peso o cambio de la composición corporal?, escolaridad y alimentación, trastornos alimenticios en edad escolar y obesidad y envejecimiento prematuro.

El evento -declarado de interés por la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires- estuvo destinado a médicos, licenciados en Nutrición y profesores de Educación Física.

“Tratar la obesidad es más que bajar en la balanza”

El placer es clave para cambiar malos hábitos

Fuente: Serie Científica Latinoamericana.

en Internet: www.seriecientifica.org Twitter: @sclatam Facebook: Serie Científica Latinoamericana.

Es necesario abordar el problema de obesidad desde una nueva perspectiva que involucre al placer en la ecuación tanto elegir qué comer, como en la elección de la actividad física- pues los esfuerzos basados en la restricción, la prohibición y la regulación han fracasado en su propósito, coincidieron especialistas en salud en la segunda jornada de la Serie Científica Latinoamericana 2014. Los expertos abordaron desde distintas perspectivas los retos para promover una Vida Activa y Saludable

En la segunda jornada de la IV Serie Científica Latinoamericana 2014 que se realizó recientemente en Buenos Aires, la Dra. Mónica Katz, Directora de la Carrera de Médico Especialista en Nutrición con orientación en Obesidad de la Universidad Favaloro de Argentina, aseguró que “la obesidad es un desorden de aprendizaje”, que puede corregirse pues las personas son capaces de aprender o desaprender conductas que afecten su estado de salud y bienestar. La especialista expuso que el placer no es un “extra” en nuestra vida sino un componente central que guía nuestras decisiones y puede aprovecharse para incorporar hábitos saludables, pues está demostrado que los esfuerzos para reducir el sobrepeso -basados en la restricción, la prohibición y la regulación- han fracasado.

También aseguró que “la comida es un estímulo fisiológico, no puede ser adictiva porque al comer estamos respondiendo a una necesidad de nuestro organismo. No se puede ser adicto a una recompensa natural porque el placer que encontramos en ello son respuestas naturales”. Y afirmó que la “demonización” de varios alimentos está limitando la creación de un espíritu crítico y de discernimiento personal sobre lo que más le conviene al individuo para lograr una sana alimentación.

Explicó que los estímulos placenteros guían el aprendizaje, ya que de forma natural el cerebro busca repetir aquellas acciones que generan sensaciones agradables y provocan la liberación de dopamina en el flujo sanguíneo. Así, es posible utilizar este sistema de recompensas para mantener una dieta balanceada reencontrando el placer en la comida, en porciones adecuadas.

Por último, Katz afirmó que la mayoría de las estrategias para mejorar los hábitos de vida en la población han sido basadas en la información o enfoques punitivos y prohibitivos. “Comer rico es un derecho. Todo alimento puede ser parte de una alimentación saludable siempre que sea consumido con moderación”, concluyó.

la caminata es buena siempre, mientras sea progresiva y se vayan superando los niveles de entrenamiento.

Otros grupos vulnerables

- Población infantil: “En el congreso se analizó el tema de la obesidad infantil. Vino el equipo de Endocrinología y de Nutrición del Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú y el de Clínicas de Buenos Aires. Hablaron sobre qué trabajos tiene que hacer la población infantil: si necesita ejercicio físico o no. Se concluyó que un chico que está en crecimiento, en primer lugar, tiene que jugar, más que ir a un gimnasio. Si va a hacer un deporte debe hacerlo como un juego. En realidad, como el chico está creciendo y aumentando su masa magra por naturaleza (esto ocurre sobre todo en la adolescencia, que aumenta en longitud) hay que ver cómo hacer para que no crezca a lo ancho. Se habló de la alimentación, que se tienen que seleccionar los hidratos de carbono en cantidad y, sobre todo, calidad, además de las grasas; deben tener un buen aporte proteico; y deben hacer una actividad deportiva, pero en segundo lugar”.

- Los adolescentes: “También se habló de la importancia de la luz en el metabolismo. Se sabe que se crece de noche y por eso es muy importante que, sobre todo, los adolescentes, descansen durante la noche para que lo que éstos coman durante el día se deposite como masa magra, es decir, como músculo y como hueso. Pero hoy, muchos o algunos adolescentes, viven de noche y descansan de día, por lo que su metabolismo va a estar al revés. Entonces, tienen que estar despiertos y alimentarse durante el día y descansar durante la noche si quieren crecer a lo largo y no a lo ancho. Entonces, no se trata sólo de que consuman cierto tipo de alimentos y que lleven una vida activa, que jueguen (eventualmente, en la adolescencia que practiquen un deporte como una forma de juego) sino que también descansen durante la noche las horas que son necesarias”.

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