editorial

Mujica, en la senda de Nelson Mandela

  • El presidente uruguayo está a favor de que los militares presos mayores de setenta años, condenados por violación de los derechos humanos, puedan cumplir sus condenas en prisión domiciliaria.

El presidente de Uruguay, José Mujica, declaró que está a favor de que los militares presos mayores de setenta años condenados por violación de los derechos humanos, puedan cumplir sus condenas en prisión domiciliaria. Las lecciones que brinda esta declaración de un presidente de la Nación a punto de cumplir su mandato constitucional, deberían ser tenidas en cuenta en nuestro país y, muy en particular, por intelectuales y militantes que suelen evidenciar una visión sesgada de los derechos humanos.

En principio, el hombre que hace estas declaraciones y afirma que no quiere dejar la presidencia de la Nación con “viejos en prisión”, es una persona que padeció alrededor de doce años de cárcel en condiciones indignas. Como es de público conocimiento, Mujica junto con otros guerrilleros Tupamaros como Eleuterio Ruiz Huidobro y Raúl Sendic, fueron considerados rehenes de un régimen militar venal y despótico. Testimonios personales, investigaciones periodísticas y actas de juicio dan cuenta de los apremios y ultrajes que sufrieron los presos en aquellos años que ahora nos parecen tan lejanos.

Sin embargo, este hombre que -para más de un observador- podría tener buenas razones para vengarse o ajustar cuentas con sus verdugos, reacciona con un estilo y una grandeza que recuerda a ese otro gran jefe de Estado que fue Nelson Mandela. Sus recientes declaraciones, en ese sentido, están en sintonía con su conducta política de los últimos años, y contrastan con el comportamiento de personajes como Hebe Bonfani y dirigentes de extrema izquierda, cuyo móvil en estos temas suele ser la venganza cuando no posiciones ideológicas extremas que le niegan dimensión humana a quienes no piensan como ellos.

Al respecto, no deja de llamar la atención que un presidente que en los años sesenta y setenta efectivamente lideró una lucha armada en América Latina, sostenga ahora posiciones fundadas en el Estado de derecho y el humanismo, mientras que gobernantes que en los años duros se dedicaban a enriquecerse hoy se manifiesten como los abanderados de causas que nunca entendieron y por las que sólo manifestaron un interés asociado con la especulación política oportunista. Por último conviene recordar que garantías como la prisión domiciliaria para personas mayores de setenta años son conquistas del humanismo occidental y valen para todos los hombres, con independencia de sus alineamientos ideológicos y de sus posiciones políticas. El “detalle” merece mencionarse porque pareciera que sólo los asesinos de derecha merecen condena, en tanto que las garantías jurídicas sólo parecen valer para los militantes de la izquierda.

El otro dato a tener en cuenta es que las declaraciones de Mujica no son órdenes que los empleados deban cumplir como si fueran soldados. Como en Uruguay la república democrática funciona en serio y está avalada por una prestigiosa tradición, quienes deberán decidir si los militares mayores de setenta años cambian las cárceles por la prisión domiciliaria serán los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Mujica lo señala con toda claridad: “No soy yo el que decide en materia de libertades”.

Se trata de conquistas del humanismo occidental y valen para todos los hombres.