llegan cartas

De populismos, miserias y miserables

Lic. María Claudia Pettinari (*)

DNI 14.830.629

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Hay muchos tipos de miseria, pero seguramente la peor de todas es la miseria moral, la del espíritu, la que arrastra todo lo que tocan “los miserables” de turno y que, con sus ideas populistas y mentiras, nos llevan al fango de las dictaduras ideológicas.

No es sólo la pobreza, la miseria económica, la que nos está sumiendo en el desánimo y condenándonos a la depresión, es también la miseria moral, la mentira y el engaño, con la que nos atormentan y nos dejan sin esperanza.

Pareciera que estamos a merced de pequeños seres, obedientes, que “van a lo suyo” y que, por no perder ”el lugar en la maceta” del poder, no arriesgan ni una simple idea por resistirse a la estupidez del momento, menos por oponerse a la inmoralidad evidente. Los caprichos del poder justifican “sus medios”. La mentira, el ridículo y la inmoralidad más evidente se plasman en ellos al pretender falsear la historia.

Atónitos observamos la “interpretación oficial” de la historia argentina, nacional y popular que nos imponen desde los medios masivos de comunicación. Una visión distorsionada del pasado, que pretende imponer, desde el ridículo, la “historia oficial”. Revisionismo histórico, plagado de mentiras, mitos, que pretenden ser “simpáticas” verdades “indiscutibles”, difundidas livianamente en los medios de comunicación, pretendiendo “educar” desde el ridículo, la banalización de la historia, de la Patria, de la República, bastardeando con ello a los hombres que la hicieron, que pelearon por la libertad, por la educación, por la justicia, incluso a costa de sus propias vidas.

La inclusión no es “historia barata” para “todos y todas”. Se incluye con la verdad, con la decencia, con la justicia y fundamentalmente, con el saber libre y con la buena educación. Porque sabemos que el principal factor de inclusión en la república conservadora de finales del siglo XIX fue la educación. Porque sabemos que fue Domingo Faustino Sarmiento, a quien el revisionismo histórico populista repudia como despreciador de las masas, el que luchó, desde la incomprensión de los poderosos de turno, por incluir, por liberar del yugo del poderoso de turno, haciendo con ello realidad su principal objetivo de vida, la educación popular. Inmigración, secularización y educación gratuita, obligatoria y laica, fueron condiciones para la integración, fueron política y realidad, logros de Domingo Faustino Sarmiento, hombre íntegro que no se llevó un peso a la tumba y a quien todavía no han podido ni siquiera igualar.

La educación popular es inclusiva es democrática, es el fundamento de la ciudadanía libre, es paz. Sin educación no puede haber democracia porque si alguien es ignorante, desde la mentira, deja de ser libre. Los dos grandes enemigos de la democracia en todo el mundo son la ignorancia y la miseria moral que propaga el populismo, desde la mentira. De lo que se trata es de liberarnos de la mentira y de los miserables, por medio del conocimiento, de la razón, de la palabra.

Hay que educar con la verdad, no con la mentira. Ésa es la importancia que tienen para la libertad, para la democracia, la educación pública y los medios de comunicación.

(*)Presidenta de la Asociación Civil Instituto Sarmientino de Santa Fe.