al margen de la crónica

El corazón de Chopin

Dicen que en su lecho de muerte en París en 1849, Frederic Chopin susurró un deseo: “Quítenme el corazón después de que muera y sepúltenlo en Polonia”. Quería que el símbolo de su alma descansara en su tierra natal, por la que suspiraba desde que se exilió en Francia.

Desde entonces, el cuerpo del compositor descansa en el cementerio Pere Lachaise de París, mientras que su corazón ha soportado una extensa travesía.

El órgano fue exhumado varias veces, más recientemente en una operación secreta para asegurarse de que el tejido se mantiene bien preservado, según informan esta semana medios de Varsovia.

Primero fue sellado en un envase con licor que al parecer era coñac. Luego llegó de contrabando a Varsovia pasando por guardias fronterizos rusos. Una vez en su pueblo natal, el corazón de Chopin pasó por las manos de varios familiares antes de ser enclaustrado en un pilar de la Iglesia de la Santa Cruz.

Durante la Segunda Guerra Mundial, cayó brevemente en manos de los nazis.

El corazón de Chopin inspira una profunda fascinación en Polonia. Para los polacos, sus composiciones nostálgicas capturan el espíritu nacional y creen que el destino del corazón está entrelazado con las grandes agonías y triunfos de la nación.

Los expertos en Chopin han querido realizar pruebas genéticas para determinar si el genio murió a los 39 años por tuberculosis, como se cree, o de alguna otra enfermedad. Sin embargo, la iglesia y gobierno polacos se negaron durante años a realizar cualquier prueba invasiva.

Sin embargo, este año dieron finalmente su consentimiento. El 14 de abril, cerca de la medianoche, 13 personas trabajando en secreto, retiraron el corazón y lo inspeccionaron, le tomaron más de mil fotografías y agregaron cera caliente al sello del jarrón para evitar la evaporación.

A la mañana siguiente, los fieles llegaron a la iglesia sin tener idea de la exhumación.