nuestros recuerdos /// Pascual Pérez, el primer campeón del mundo de boxeo de la Argentina...

La hazaña del “Galleguito”

El 26 de noviembre pasado se cumplieron 60 años de la inolvidable obtención de Pascualito del título mundial, al vencer en Tokio a Yoshio Shirai.

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Pascual Pérez y una foto que data de 1962, en una visita que efectuó a nuestra ciudad. Aquí combatió en el viejo Pabellón de Industrias. Foto: Archivo El Litoral

 

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

Hace seis décadas, el 26 de noviembre de 1954, en Tokio, tras derrotar por puntos en 15 asaltos al japonés Yoshio Shirai, Pascual Pérez se convirtió en el primer pugilista argentino en coronarse campeón del mundo, conquistando el cinturón de peso mosca.

El prestigioso “León Mendocino” también es dueño de un privilegio único entre los boxeadores de nuestro país: ostentar el cetro mundial y la medalla de oro olímpica, hazaña que logró en los Juegos Olímpicos de Londres, en 1948, dirigido entonces por Felipe Segura y Carlos Suárez.

El prestigioso “León Mendocino” combatió en 125 encuentros como aficionado, obteniendo 16 campeonatos; recién a los 26 años debutó como boxeador profesional, el 11 de noviembre de 1952.

Poseía un físico privilegiado (medía 1,52), siendo producto de una temprana infancia entre las viñas “empuñando la zapa y la mancera del arado desde que amanecía” —como se ha querido explicar— sino de factores biológicos y genéticos tan antiguos como la vida misma.

Tras el título olímpico, el “Gran Gladiador” o “el Pequeño Coloso”, como lo había bautizado la prensa de la época, vivió la época más brillante de su carrera, cuando imbatible sobre el ring llegó a carecer de rivales, porque ninguno lo resistía en pie. Al ingresar al campo rentado, apadrinado por el apoderado del Luna Park, Lázaro Koci, asistía poco público porque esa división no atraía a la gente.

Lo esperó Perón

El 26 de noviembre de 1954, ante más de 20.000 personas y la presencia del hijo del emperador Hirohito, un humilde provinciano argentino, predestinado a la gloria por su propia naturaleza, conquistó a los 28 años, 12 después de subir por primera vez a un cuadrilátero, la corona del mundo de la categoría mosca.

A su regreso al país, el presidente Perón lo esperó con todos los honores en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, confundiéndose en un prolongado abrazo. El flamante monarca reiteró lo que había dicho por LR3 Radio Belgrano desde Tokio, agradeciendo todo el apoyo al líder argentino; mientras miles de argentinos saludaban su paso por las calles porteñas portando banderas blanquiceleste, aplaudiendo a su paso al incomparable monarca del universo..

El primer campeón mundial que tuvo la Argentina, regresó a Mendoza en el tren El Cuyano, donde lo esperaba una multitud. La legislatura provincial le obsequió una casa en la capital, sobre la arteria Jorge A. Calle, y la Fundación “Eva Perón” los muebles.

Nueve defensas

Pascualito —así lo conocía el mundo del deporte de nuestro país— defendió con éxito su título en nueve ocasiones, de los cuales solo tres disputó en la República Argentina, debido a la prohibición del gobierno de la llamada Revolución Libertadora (le cerró las puertas del Luna Park), con motivo de la persecución política que ejerció sobre el diminuto campeón mundial la dictadura militar reinante a partir del 16 de septiembre de 1955.

Como profesional realizó 92 peleas en total; ganó 84 —57 por fuera de combate—, empató una y perdió siete.

El “León de Mendoza” o El pequeño gigante” era hijo de peones rurales, criado y curtido en la cosecha de viñedos en el departamento Tupungato, bajo el abrasador sol de esa región. A los 16 años se inició en el boxeo mostrando una habilidad natural para el deporte sumado a una gran potencia de pegada y la codiciada capacidad de cambiar de guardia a voluntad.

Lázaro Koci

Ingresó al mundo del profesionalismo conducido por Lázaro Koci, albano de nacimiento, argentino por opción y peluquero de oficio, hábil para descubrir diamantes en bruto y con un agudo olfato para los acontecimientos político-deportivos, ni lento ni perezoso, promocionó al flamante púgil en las distintas capas sociales. El presidente Juan Domingo Perón le brindó todo su apoyo, como lo hacía con el deporte nacional, También lo había hecho con José María “El Mono” Gatica y Eduardo Lausse, entre otros boxeadores.

El país tenía un campeón que daba que hablar, ganaba casi todas las peleas en los primeros asaltos. El General (era un apasionado del boxeo, deporte que practicara en su juventud) lo admiraba y hacía algunas visitas al Luna Park para verlo entrenar y le dio instrucciones al embajador en Japón (Carlos Quiroz) para concretar una pelea con el monarca Yoshio Shirai, en Buenos Aires, sin que estuviera en juego el título.

Pascualito había sido superior, sin embargo el 24 de julio de 1954, el jurado decretó empate para posibilitar el desquite por el título, que se realizó cuatro meses después (el 26 de noviembre), en Tokio, donde se consagró campeón mundial, siendo ovacionado por el soberano oriental. Cobró una bolsa de escasos mil dólares.

Al término de la pelea, cuando habló con el famoso relator Luis Elías “El Mudo” Sojit, Pascualito (cuya familia era de origen radical) eufórico afirmó: “Cumplí con la promesa, mi General, el triunfo es para usted y el pueblo argentino”.

Fue un encuentro inolvidable, derribó al japonés dos veces (segundo y duodécimo capítulo) en una verdadera exhibición de alto nivel. El fallo de los jurados fue unánime y amplio: el árbitro Jack Sullivan 146-139, los jueces Bill Pacheco 143-139 y Kuniharu Hayashi 146-143.

En el ring-side se encontraba el maestro Juan Canaro y miembros de su prestigiosa orquesta típica que estaba de gira en Japón. Mientras tanto, en Buenos Aires, los músicos Sergio Gasparini y Pascual Lauría y el cantautor Héctor Mauré, compusieron el tango “Al Gran Campeón” que decía en uno de sus tramos: “”Pascualito Pérez, gran campeón del mundo, hoy mi patria toda tu hazaña festeja, corazón y nervio llenos de destreza, dejaste sentado por guapo mi tierra”.

Murió joven

Pascual Nicolás Pérez había nacido en Rodeo del Medio (Mendoza) el 4 de marzo de 1926 y falleció a los 51 años, el 22 de enero de 1977 en la clínica del afamado Dr. Cormillot.

Frente a su tumba, en el panteón de la Casa del Boxeador en el cementerio de la Chacarita su compañero olímpico y amigo, Delfo Cabrera (medalla de oro en Londres 1948, en el maratón, 42,195 Km.), lo despidió con estas palabras: “Fue un muchacho muy bueno que perdió su última pelea con la vida. Espero que sepas perdonar a aquellos que te engañaron y te traicionaron”.

Medalla en Londres

En la llamada época de oro del deporte argentino, el equipo nacional de boxeo aportó tres de las siete preseas en los Juegos Olímpicos de Londres (1948), dos doradas y una de bronce y un diploma. En la tabla general la Argentina salió segunda en el medallero y tercera en la tabla de puntaje, suceso que nunca más se repetiría.

Pascualito, con 22 años, obtuvo la medalla de oro en la categoría Mosca (hasta 51 kilogramos), quien seis años después ganaría el primer título profesional de boxeo para la Argentina y se convertiría en uno de los más grande boxeadores de nuestro país de todos los tiempos; hasta entonces no había combatido nunca fuera de Sudamérica y aunque sus antecedentes eran respetados, el favorito para obtener la presea dorada de esa división era el español Luis Martínez Zapata, campeón de Europa.

En el combate inicial, el pupilo de Lázaro Koci enfrentó al filipino Ricardo Adolfo venciéndolo por RSC (detención de la pelea por el árbitro) en el segundo asalto. En octavos tuvo como oponente al Sudafricano Desmond Williams, se impuso por RSC en la tercera vuelta; mientras que en cuartos superó por decisión al belga Alex Bollaert y en semifinales al checo Frantisek Majdloch.

En la final, el “León Mendocino” combatió con el italiano Spartaco Bandinelli (28 años), quien había dado la sorpresa al vencer en cuartos de final al favorita Martínez Zapata, triunfando por puntos.

Félix Frascara, enviado de la revista El Gráfico, escribió sobre la hazaña: “Pascual Pérez ha ido escalando peldaño a peldaño este camino hacia la fama: mendocino, primero fue campeón de su ciudad; después de Mendoza, más tarde y en breve lapso, campeón argentino, Rioplatense y Latinoamericano, todo en peso Mosca. Su rotunda eficacia finca principalmente en el notable sentido de tiempo y distancia, sincronizados a la perfección. Luego, es agresivo, de pegada sumamente fuerte en proporción a su peso y desarrolla todos sus recursos en plena velocidad, sin perder la línea. Podríamos decir que ha sido el mejor boxeador del equipo argentino y uno de los mejores estilistas del torneo”.

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El Litoral de hace 60 años y la repercusión de la hazaña de Pascualito en Tokio. Foto: Archivo El Litoral