Tras la asunción de Sergio Mattarella como presidente

En Italia promueven reformas políticas para el crecimiento

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Mattarella sonríe al ver la mascota de la guardia presidencial al llegar al Palacio del Quirinale. Foto: EFE

 

EFE

El nuevo presidente italiano, Sergio Mattarella de 73 años, pidió reformas políticas y una fuerte iniciativa para impulsar el crecimiento durante su discurso de investidura como jefe de Estado, celebrado en la Cámara de Diputados de Roma. Es el duodécimo jefe de Estado de la República de Italia en sustitución de Giorgio Napolitano, que dimitió el pasado mes a los 89 años por motivos de edad. El nuevo presidente días previos de asumir, se despidió del Tribunal Constitucional, institución de la que fue juez desde 2011. Como acto simbólico visitó también las Fosas Ardeatinas, en la periferia romana, escenario de fusilamientos masivos en 1944 por las tropas de ocupación de la Alemania nazi de los que fueron víctimas mas de 410 civiles italianos.

“Es esencial que la consolidación presupuestaria se combine con una fuerte iniciativa para el crecimiento, que debe ser formulada en primer lugar a un nivel europeo”, dijo al asumir el cargo Mattarella.

Según el nuevo presidente, la crisis de Italia “se extendió más allá de cualquier límite”, alimentando la injusticia, la pobreza, la exclusión social y la soledad, e incluso amenazando a la unidad nacional.

“Juro ser leal a la República y observar fielmente la Constitución”, dijo el presidente.

Mattarella, ex juez del Tribunal Constitucional, era el candidato del gubernamental Partido Democrático (PD) de Matteo Renzi y fue elegido el sábado en la cuarta ronda de votación en el Parlamento. Sucede a Giorgio Napolitano (89), que renunció a mediados de enero por motivos de edad.

En Italia el presidente tiene principalmente funciones ceremoniales, pero también actúa como mediador político en situaciones difíciles, ya que puede convocar elecciones, vetar leyes y nominar al primer ministro. Según Mattarella, es correcto referirse a él como un “árbitro político”. “Un árbitro debería ser -y será- imparcial. Los jugadores deberían ayudarle con un juego limpio”, advirtió.

Una de las primeras tareas del presidente será supervisar las reformas económicas y políticas que está impulsando el primer ministro, Matteo Renzi. Entre ellas están una nueva ley electoral y la simplificación del sistema parlamentario, cambios que fortalecerán al Ejecutivo.

“Sin juzgar las medidas individuales, algo que le corresponde al Parlamento dentro de su soberanía, me gustaría expresar la esperanza de que esta senda (reformista) se complete con el objetivo de mejorar nuestra democracia”, dijo el presidente, antiguo miembro del desaparecido Partido Democracia Cristiana (DC).

El primer jefe de Estado italiano procedente de Sicilia llamó además a la lucha contra la mafia y la corrupción. “‘La corrupción alcanzó una dimensión inaceptable”, afirmó Mattarella, cuyo hermano murió asesinado por la mafia en la década de los 80 cuando era gobernador de Sicilia.

Por otro lado, en un importante gesto al proceder de un católico, Mattarella dio a entender que está a favor del reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo al pedir “el desarrollo completo de los derechos civiles, en las esferas social, económica, personal y sentimental”.

El presidente reafirmó además el compromiso de Italia con la Unión Europea, pero pidió al bloque más solidaridad respecto a la migración. Roma chocó a menudo con sus socios europeos sobre la cuestión de cómo distribuir las responsabilidades con los migrantes que cruzan el Mediterráneo en barcos. También advirtió en contra de respuestas nacionalistas a la amenaza del terrorismo islamista, y recordó a un niño de dos años que fue asesinado en 1982 en un ataque antisemita contra una sinagoga de Roma.