Clown: el gratificante oficio de hacer reír

Clown: el gratificante oficio de hacer reír

Dos payasos argentinos tuvieron la posibilidad de trabajar en el mundialmente famoso Cirque du Soleil, en diferentes espectáculos. En esta nota cuentan cómo fueron sus experiencias en aquel circo y sobre el taller que brindarán próximamente para transmitir lo aprendido.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. GENTILEZA MERCEDES HERNÁNDEZ Y MARTÍN PONS.

 

Casi por casualidad, dos argentinos decidieron -hace algunos años- hacer un curso para aprender a ser clown o payaso. Mercedes Hernández y Martín Pons ni sospechaban lo que la vida les tenía preparado luego de haber tomado aquella decisión. La dedicación y la experiencia que fueron consiguiendo con sus espectáculos les permitió luego -también casi por casualidad- ser seleccionados por el Cirque du Soleil para participar en los shows que brinda por el mundo.

Nunca se imaginaron -según confiesan- que llegarían a ser dos artistas de nivel internacional consagrados en el Cirque du Soleil: Mercedes (o Mechi, como todos la conocen en el ambiente) fue la payasa principal destacada en el espectáculo “Varekai”, y Martín interpretó al clown reconocido por su gorra roja en el espectáculo “Saltimbanco”, llamado Eddie.

A partir de la experiencia vivida en los años que cada uno participó en aquel circo (nunca coincidieron en uno), tomaron otra decisión: dictar talleres de clown y teatro gestual para transmitir lo aprendido a otros artistas. Ambos dialogaron gentilmente con Nosotros sobre sus profesiones, sus experiencias y esta nueva etapa en sus vidas artísticas.

FEEDBACK INMEDIATO

Mercedes Hernández, 33 años, reseñó sus inicios: “Hacía teatro desde chica y un poco por casualidad llegué a un taller de clown. Fui a un centro cultural para anotarme a un curso, apenas terminé el secundario y, como no me daban los horarios para un curso de teatro, me habían hablado del taller de clown. Esto era en el año 2000, cuando no estaba tan en auge este tema, como ahora. No entendía bien qué era pero, medio intuitivamente, me anoté. Fue una primera experiencia muy gratificante. Como muchas veces nos pasa, al principio me costaba, pero cuando tuve el primer encuentro con el público fue tan gratificante hacer reír y el feedback inmediato que sentí que éso era lo mío. A partir de ahí estudié con varios profesores, no dejé de formarme en clown, aunque también lo hice en teatro como actriz, pero en realidad siempre me incliné por la comicidad, identificándome como clown”.

Y recordó cómo surgió esta posibilidad de ser una integrante del Cirque du Soleil. “Al circo también llegué un poco de casualidad: trabajaba con un compañero con el que teníamos un dúo de clowns y él mandó un video. Me había dicho que yo mandara pero le había dicho que no tenía tiempo para hacerlo, quizás porque a veces uno no confía en lo propio. Pero me dijo que no me preocupara que él mandaba su video para que nos vieran. Él me tenía más fe que yo a mí misma. Y fue así: cuando él mandó su video, el circo terminó contactándose conmigo, aunque él también participó de un casting. Hubo uno de dos días, más intenso, donde quedé preseleccionada, y después me llamaron al año y me invitaron a viajar por el mundo”.

la gran pista

“Viajé en enero de 2010 -continúo Mechi-. Me fui a Montreal, donde ellos tienen la sede central del circo, como una gran fábrica de payasos donde tienen mucha gente trabajando. Estuve entrenando un mes, ensayando el número que iba a hacer, me enseñaron cómo maquillarme y me confeccionaron los vestuarios. Después me uní a la gira que ya estaba funcionando desde hacía años, ya que yo entraba a reemplazar a otra payasa que se iba. Estaban en Londres y hasta allá me fui desde Montreal y me incorporé al show. Estuve tres años con ellos, viajando por Europa, Asia y Sudamérica. Además, tuve la suerte de que ese espectáculo (Varekai) viniera a Buenos Aires, en 2012, así que ahí coroné mi experiencia actuando frente a mi familia, mis amigos y frente a mi público local, el que yo ya conocía como artista”.

Por otra parte, aclaró que “nunca coincidí con Martín en un espectáculo porque como hay tantos simultáneos girando por el mundo cada uno estaba en un punto diferente. No obstante, lo crucé en diferentes oportunidades e, incluso, tenemos amigos en común desde antes del circo (gente de Buenos Aires que conocíamos). Nos generó mucha empatía esto de ser los dos argentinos y haber estado en el Soleil. Por eso, en los workshops transmitimos todo lo que vivimos y aprendimos en esa gran pista. También me parece que si transmitimos todas estas experiencias, la gente puede vivir un poco lo que nos pasó y aprender también. Me apasiona la docencia (ya lo hacía antes de irme al circo, y ahora lo hago con más pasión, me encanta) y esto de despertar en la gente ese juego que -por ahí- está un poco tapado. Después de haber trabajado ahí reafirmé y aprendí muchas cosas y me parece que es interesante juntarme con otra persona que también vivió eso y transmitirlo”.

En este punto, Martín Pons agregó que “formamos a futuros mimos o clowns. Cuando sabés de otro argentino que estuvo en el circo la conexión es muy fuerte. No coincidimos en ningún espectáculo pero sí casi en la vuelta de cada uno y en algunos encuentros barajábamos esta posibilidad de hacer algo juntos. Tanto Mechi como yo hicimos nuestros caminos independientes hasta que, en una charla, dijimos por qué no probar hacer un trabajo en conjunto. Manejamos una técnica que tiene dos perfiles diferentes: ella más la del clown emotivo y yo un poco voy a lo gestual, a lo físico. Entonces, podemos formar al clown con dos aristas. Nuestra propuesta consiste en que, con este arte, se puedan complementar otras actividades artísticas, como cantantes, bailarines, acróbatas, o los mismos clowns que quieran fortificar su técnica”.

ECHAR RAÍCES

“No todo el mundo es nómade”, justificó Mechi Hernández para explicar el motivo por el cual tomó otra decisión importante en su vida: dejar el Cirque du Soleil. “Para mí fue toda una experiencia el hecho de ser nómade durante tres años, que recontra disfruté, conocí el mundo. Pero tenía ganas de establecerme acá. Hay gente que nació en una familia de circo y toda su vida viajó y va a viajar, y no le pesa. Estaba en un espectáculo que estaba de gira constantemente y estuve tres años viajando sin parar y tenía muchas ganas de volver a Argentina a encarar otro tipo de proyectos, de tener una casa, echar raíces. Esto no quita que en el futuro pueda encarar un proyecto que implique viajar porque es enriquecedor como artista llevar tu arte a diferentes públicos”.

Y agregó: “El Cirque du Soleil es el mejor circo del mundo pero para mí ya estaba esa experiencia. Todos los días hacía el mismo número (hice casi 1.000 funciones del mismo), entonces necesitaba un cambio, por más que la gente me cuestionaba cómo iba a dejar el Cirque du Soleil. Pero cada uno tiene diferentes elecciones. Para mí, esa experiencia tenía fin. Quise priorizar otras cosas personales y no sólo el trabajo. Después de volver me casé y algún día tendré hijos también, pero si viajaba esto último no iba a poder”.

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Seminario intensivo

Por primera vez en Argentina, dos artistas de nivel internacional consagrados en el Cirque du Soleil se juntaron para dictar un Workshop Intensivo de Clown y Teatro Gestual. Mercedes Hernández, payasa principal destacada en el espectáculo Varekai, y Martín Pons -quien interpretó al clown reconocido por su gorra roja en el espectáculo Saltimbanco- vuelcan toda su experiencia en dos jornadas intensas.

La propuesta surgió en octubre de 2014 y se repetirá del 16 al 19 de febrero próximos, de 19 a 22, en El Método Kairós Teatro, El Salvador 4530, Palermo (entre Av. Scalabrini Ortiz y Malabia), Capital Federal. Se trata de una capacitación ideal para complementar la formación de actores, acróbatas, cantantes, músicos, titiriteros, entre otros artistas. Según anticiparon, se trata de “un cóctel de entrenamiento físico, gestual, actoral y clownesco”.

Consultas e inscripción: e-mail: [email protected]; en Internet: www.mechihernandez.com y www.clownmartini.com; en Facebook: Mercedes Hernández Clown o Clown Martini; www.facebook.com/ElMetodoKairos?fref=ts.

Martín Pons -ex clown del Cirque du Soleil- tiene 43 años y recordó cómo fueron sus inicios en este arte. “La vida me llevó al mimo y al clown casi por casualidad porque era un artista dedicado básicamente a la ilustración, a dibujo y plástica. Pero asociado a amigos que estaban en la parte del arte y quizás porque en algún rincón escondido tenía el deseo de ser artista de escenario, casi casualmente fui empujado a la Escuela de mis Maestros, allá por los años ‘90. Esto abrió un camino nuevo e insospechado para mí, cambió radicalmente mi vida”.

Y continuó: “Hasta ese momento era ilustrador, me dedicaba a la parte gráfica, a la publicidad, pero estaba recién salido de la escuela secundaria. Era muy joven, ahora tengo 43 años. Ahí empecé: estuve tres años estudiando en la Escuela de mis Maestros, de mimo, luego otros tres como parte de su compañía. Al mismo tiempo, ingreso al Parque de la Costa, acá en Buenos Aires, y en paralelo fue creciendo mi carrera. Lo que parecía un trabajo de unos tres o cuatro meses terminó siendo uno de 10 años. En ese tiempo tuve la posibilidad de seguir creciendo como artista, de seguir formándome, de crear para el mismo Parque (estaba como creativo, además de artista)”.

EL LLAMADO TAN ESPERADO

En relación a su ingreso al Cirque du Soleil, explicó que “mi oportunidad surgió porque el circo realiza castings alrededor del mundo y en una oportunidad pasaron por Buenos Aires. Y me dije: ‘Voy a probar’. Pero fue un largo coqueteo porque la primera audición fue en 1999, en la que quedé preseleccionado (significa que uno es un artista potencial porque tiene las cualidades y la formación que cuajan con sus necesidades); luego retornan en 2005, y también quedo preseleccionado. En ese segundo casting fueron muy precisos conmigo: me dijeron que tenía el potencial concreto pero no me lo creía del todo. No me hacía la idea de que ésto iba a ser posible; uno lo ve como muy lejano pero luego de esa audición, la conexión fue mucho más fluida, pidieron videos de perfomances específicas para que pudieran ver ciertos caracteres. Hasta que finalmente llegó el llamado tan esperado, que parecía imposible. Esto fue en 2008, para hacer giras con Saltinbanco”.

Y continuó: “Veían que daba en el perfil de dos de los personajes de ese espectáculo y empecé actuando un caracter secundario, por dos años, el Soñador (el personaje azul que tiene una panza, un poco el hilo conductor de la historia), y dos años después salté al rol del clown protagónico, que tiene sus dos actos centrales, Eddie. Se lo recuerda porque tiene una gorra roja y una de sus participaciones es con el público (un duelo de cowboys)”.

TOUR DE ARENA

A diferencia de Mechi -quien vivió la experiencia en la carpa, donde la vida es más tranquila-, Martín participó en Saltinbanco en otros ámbitos. “Antes era en carpa pero luego lo transformaron en tour de arena, como ellos los llaman. No transporta la carpa sino que va a estadios de hockey o de básquet, donde se monta el espectáculo. La diferencia con la carpa es que la frecuencia es mucho más rápida, porque se cambia de ciudad semana a semana. Esto hace que el ritmo sea muy vertiginoso, casi como una banda de rock, como yo digo (se monta un espectáculo, se vive una semana en una ciudad, se desmonta y al domingo siguiente se parte para otra ciudad). Lo máximo que uno puede estar es dos o tres semanas, en contadas ciudades que tengan una gran capital. Esto es así porque el estadio duplica o triplica la cantidad de público; es una nueva modalidad. En este formato no pueden viajar niños ni familias porque es muy complejo”.

Esta forma de vida hizo compleja su estadía en el circo. Según explicó, “la secuencia de trabajo era de aproximadamente dos meses y medio de gira y un break de 15 días, cuando tenía la posibilidad de venir a Buenos Aires. Recorrí un montón de países, incluyendo 130 ciudades. En algunos casos, ya me olvidaba que había estado en algunas. Es una experiencia hermosa, que nos vuelve afortunados de conocer el mundo, además de la experiencia artística; doblemente afortunado. Uno se siente privilegiado; inevitablemente, te convertís en embajador de tu país, porque convivís con gente de otras culturas dentro y fuera del circo. Uno va con su mate, su yerba mate y su dulce de leche para todos lados, contando lo que uno es, su esencia”.

REENCONTRARSE

Martín estuvo con el circo casi 5 años: desde finales de 2008 hasta el verano de 2013, cuando tomó otra decisión: dejar Cirque du Soleil. “Volví porque tenía una familia esperando en Buenos Aires: mi esposa y mis tres hijos (ahora la mayor tiene 14 años, el del medio tiene 12 y el pequeño, 9).

Sin embargo, tuve la chance de hacer una experiencia en familia, cuando ellos vinieron a visitarme en la gira. Sólo fue un lujo familiar y les di la posibilidad a mis hijos de que también pudieran viajar, conocer un avión y otro país. Esto no es posible hacerlo todo el tiempo. Fue una decisión familiar el hecho de acceder al trabajo de esta compañía y también el decidir la vuelta”.

Y concluyó: “Después de cinco años, el primero casi fue sabático. Lo digo medio en broma pero después de ese vértigo necesitaba reconectarme con mi casa, mis hijos, con la familia, y recomponer el trayecto a futuro, retomar los contactos con colegas y artistas que, en aquel ritmo, se descuidan.

La idea era volver a contar mi experiencia de vida (y cómo funciona una compañía de la magnitud del circo) en talleres y charlas, que es algo que se ha vuelto muy fuerte en este último tiempo, algo también insospechado para mí”.

Argentina exporta payasos

Mechi Hernández dejó un dato interesante sobre este tipo de espectáculos: Argentina exporta payasos. Y así lo justificó: “Es notorio que muchos de los payasos de los espectáculos del Soleil son argentinos. En este momento hay uno en Quidam y otro en Dralion, pero en la historia del Soleil hay un montón. Hubo varios en los últimos años. Además, cada dos años, vienen acá para hacer castings de payasos y de actores cómicos. A China o Rusia van a buscar acróbatas, gimnastas, y acá vienen a buscar payasos”.

De ilustrador a payaso

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Clown Martini

Martín Pons

Martín Pons es mimo, clown y artista plástico, diseñador de imagen, vestuario y escenógrafo. “Mi nombre artístico, Martini, viene por dos caminos, primero porque mi nombre es Martín Ignacio, y me quedó este nombre de un personaje que hizo Danny de Vito en una película vieja que se llamaba ‘Atrapado sin salida’. Era un personaje secundario, escondido en un loquero. Me parecía entrañable. Esos dos caminos concluyeron en Martini”, explicó.

Trabajó en el Cirque du Soleil durante cuatro años. Protagonizó el rol principal de clown “Eddie” en el espectáculo Saltimbanco. Previamente protagonizó por dos años el rol “The Dreamer” en el mismo espectáculo.

Estudió en Argentina Mimo Teatro con los maestros Escobar y Lerchundi, y se perfeccionó en Clown con Guillermo Angeleli, Martínez Bel y Julia Calvo. Realizó talleres junto al Cirque du Soleil con Rene Bazinet (Creador del clown Eddie), Ira Seidenstein y Michel Courtemanche. Crea al Clown Martini que interpreta en el Parque de la Costa, uno de los más importantes parques de entretenimientos de Sudamérica.

Participó del X Congreso y Festival Latinoamericano de Mimo de Mar del Plata, del 5º Festival Internacional de Humor de Buenos Aires La Carcajada, entre otros. En televisión interpretó la apertura de Caiga Quien Caiga (2004) y participó del programa de Susana Giménez en Telefe (2007 y 2008).

Actualmente, luego de dictar talleres en Europa, está presentando su espectáculo ¡Martini Mini Show! por el interior del país.

Contacto: página web: www.clownmartini.com; en Facebook: www.facebook.com/ClownMartini; e-mail: [email protected].

Payasa Mar Chiquita

Mercedes Hernández

Mercedes Lía Hernández es actriz, clown y docente. “Mi payasa se llama Mar Chiquita: es el nombre que me puso hace muchos años una compañera de un curso que hacía y me quedó”, explicó.

Trabajó durante tres años en el Cirque du Soleil, como payasa principal del espectáculo Varekai. En Argentina trabajó en espectáculos como Aguas, El Palmar, Muda de Musas, Cuentopos de Gulubú, Clowns de la Gran 7 y Garibaldi IV. Actuó en teatros como el Teatro Cervantes, Ciudad Cultural Konex, Centro Cultural Recoleta, Teatro Belisario, Auditorium San Isidro y Teatro Repertorio del Norte.

Se recibió de Profesora en Educación Primaria en la Escuela Superior Normal Nº 10 Juan Bautista Alberdi, y cursó los primeros años del Profesorado de Teatro en el IUNA. Se formó en teatro, clown, danza, canto y guitarra con maestros como Marcelo Katz, Marcelo Savignone, Gabriel Chamé Buendía, Daniel Casablanca, Marina Barbera, Julieta Ceolín, Andrea Fernández, Alejandra Ramos, María Laura Bordalejo y Leticia Kleiman. Actualmente se encuentra presentando su primer espectáculo unipersonal Salto, comedia trágica en alta mar y filmando la película “Camino a la Paz”, protagonizada por Rodrigo de la Serna.

Contacto: página web: www.mechihernandez.com; Facebook: Mercedes Hernández Clown; Tweeter: #mercedeslia.

La voz de la experiencia

“Se puede empezar de cero. Todos tenemos un clown adentro. La técnica del clown consiste en entrenar la disponibilidad al juego y todos tenemos esa semilla adentro porque la tuvimos de niños. Muchas veces, la adultez, las obligaciones y las responsabilidades nos endurecen un poco y el clown se basa en el juego. Entonces, reflotando esa disponibilidad, liviandad y placer que nos genera el jugar podemos encaminar una búsqueda hacia el clown. El juego es parte de la actuación general; el teatro es jugar a que soy, por ejemplo, Romeo. Todos podemos, algunos pueden tener -por supuesto- espontáneamente más disponibilidad a causar gracia, pero todos tenemos ese juego adentro y cada uno puede hacer reír de una manera diferente, desde la singularidad de cada ser humano. El tema es aceptar reirse de su propio ridículo, como lo hace el clown. Una vez que lo aceptás, lo ponés sobre la mesa y lo compartís con el público ya se genera risa y empatía con él. El tema es no tapar: aceptarlo, jugar y reirse con eso”.

¿Consejo?: “Que se animen a la experiencia, al aprendizaje y a disfrutar; que el que tiene ganas nos escriba y venga a participar. El clown nos plantea eso, disfrutar, no sólo para el que se dedica profesionalmente al arte sino para cualquier persona que quiere transitar un espacio de juego, de disfrute y para desarrollar la expresión. Eso me parece muy importante para todas las personas”. Mechi Hernández.

“No hay que tener condiciones especiales para ser clown, sólo tener ganas de aprender. Quizás por la experiencia personal, el paso por una actividad físico-escénica es buena para la vida. Esto me pasó a mí: era una persona de escritorio, de tablero de dibujo, muy tímido y retraído, y al haber arribado a la Escuela de mis Maestros hice un cambio radical en mi vida. La no palabra del mimo fue la comunicación con el mundo. Para mí, fue una clave esto de encontrar que hay un lenguaje universal, que es lo gestual. Y lo termino corroborando cuando viajo por el mundo. La comunicación gestual termina siendo universal y es entendible en cualquier parte del mundo”.

¿Consejo?: “No hay que dejar de soñar. Uno a veces piensa que las cosas no se van a cruzar en el camino pero, con trabajo, las cosas llegan. Específicamente, ahora que todo es muy veloz y mediático y las nuevas generaciones creen que todo se tiene que resolver velozmente. Este workshop intensivo es la puerta para que luego la gente pueda dedicarse más tiempo; es como el inicio de algo”. Martín Pons.

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