“TORO SALVAJE”
“TORO SALVAJE”
El drama abajo del ring
La película que se repuso en los cines representa la cumbre artística de su director, Martin Scorsese, y una de las mejores actuaciones de Robert De Niro. A 35 años de su estreno, conserva toda su energía.

Robert De Niro encarna al violento boxeador Jake La Motta en la película de 1980.
Foto: Archivo El Litoral
Juan Ignacio Novak
Es posible que “Toro salvaje” (Raging Bull, 1980) sea el mejor trabajo realizado por Martin Scorsese. Es todo un logro, si se toma en cuenta que se trata del mismo hombre que rodó “Taxi driver”, que marca la inauguración del thriller moderno, y “Buenos muchachos”, la más visceral radiografía de la mafia desde “El Padrino”.
Pero la película, un biopic del boxeador Jake La Motta, es en verdad impresionante: está la actuación protagónica de Robert De Niro que es un ejemplo del método del Actor's Studio, los trabajos secundarios pero intensos de Joe Pesci y Cathy Moriarty, la cámara inquisitiva de Scorsese, la fotografía en blanco y negro de Michael Chapman que acentúa la acritud de la historia, el guión intransigente de Paul Schrader y Mardik Martin y la edición de Thelma Schoonmaker, que otorga al conjunto una intensidad que nunca se volvió a producir en una película sobre el mundo del boxeo.
Lo que muestra en definitiva “Toro salvaje”, con inusual honestidad y sin eludir los detalles terribles, es cómo la violencia de La Motta, que en el ring lo convierte en una máquina destructiva, lo lleva a la perdición en su vida personal. Su desafío es controlar la agresividad, que sale a relucir producto de su machismo exacerbado y su paranoia. Pero su auténtico drama es que no puede cambiar. Inclusive en su decadencia, es incapaz de rever su vida y admitir sus desatinos.
De Niro se llevó a su casa el Oscar al Mejor Actor de ese año, seis años después de haberse quedado con una estatuilla por su interpretación del joven Vito Corleone en “El Padrino II”. Le ganó la pulseada a John Hurt, Robert Duvall, Peter O'Toole y Jack Lemmon. Pero este dato es anecdótico: era impensado que el actor de “Casino” pudiera perder ese premio, ya que su trabajo es portentoso. También Scorsese merecía largamente el galardón al Mejor Director, pero debió esperar un cuarto de siglo hasta que la Academia al fin se decidiera a premiarlo por “Los infiltrados”, en 2006.
Como dice el crítico Kim Newman respecto de “Toro Salvaje”, “el milagro es que De Niro, en un ejemplo modélico de su maestría como actor -complementada por transformaciones físicas a las que se dio mucha publicidad- sea capaz de compenetrarse tanto con La Motta, y nos muestre cómo los celos y la agresividad en el ring tienen consecuencias terribles para él mismo y su familia”.
Las influencias de “Toro salvaje” sobre la producción cinematográfica posterior son difíciles de mensurar. Pero, a modo de ejemplo, hay que señalar que el argentino Leonardo Favio tomó al pie de la letra las lecciones de Scorsese para rodar “Gatica, el mono” (1993), que más allá de la visión esquemática del director respecto del peronismo, es una gran película.
En el podio
“Toro salvaje” fue seleccionada por el American Film Institute (AFI) como la mejor película americana sobre deportes (en este caso boxeo) de la historia. La siguen, en el top 10, “Rocky” (1976), relacionada con la misma disciplina pero con una mirada menos severa; “Sus dos pasiones” (The Pride of the Yankees, 1942), un biopic sobre una famosa estrella del béisbol norteamericano protagonizado por Gary Cooper, y “Hoosiers” (1986), donde Gene Hackman encarna al entrenador de un equipo de baloncesto.
Figuran también “La bella y el campeón” (Bull Durham, 1988), donde un principiante y un veterano del béisbol se disputan el amor de una mujer; “The Hustler” (1961) con Paul Newman como un buscavidas jugador de billar y “Caddyshack” (1980), una comedia sobre las andanzas de cuatro estrafalarios miembros de un club de golf, con Chevy Chase y Bill Murray.
El AFI incluyó también entre las mejores a “Los muchachos del verano” (Breaking Away, 1979), acerca de un grupo de amigos que participa en una carrera de bicicletas; “Fuego de juventud” (National Velvet, 1944), con unos jóvenes Mickey Rooney y Liz Taylor en una historia ambientada en el mundo de los deportes hípicos y “Jerry Maguire Jerry Maguire: seducción y desafío” (Jerry Maguire, 1996) dirigida por Cameron Crowe y con Tom Cruise como un emprendedor agente deportivo que debe representar a un jugador de fútbol americano.