editorial

Las garrafas, la Anses y el número de pobres

  • Mientras la Anses demuestra contar con información detallada sobre la situación social de cada argentino, el gobierno afirma que no es posible conocer la cantidad de pobres.

El reciente lanzamiento del Plan Hogar -que reemplaza el fallido programa conocido como Garrafas Sociales- dejó al descubierto, una vez más, las inocultables grietas que existen en el discurso oficial.

Según este nuevo plan, el gobierno entregará un subsidio automático correspondiente al costo de dos garrafas de diez kilos de gas, a cada hogar del país que se encuentre en zonas que no están alcanzadas por la red de gas natural y cuyos integrantes perciban un ingreso mensual inferior a dos salarios mínimos.

Para instrumentar esta metodología, se utilizarán los padrones con los que cuenta la Anses, a partir de los cuales es posible determinar el ingreso de cada familia. No sólo de aquellas que cobran salarios, jubilaciones o pensiones registrados, sino también los de millones de argentinos que son beneficiarios de algún tipo de plan social como, por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo.

Tan detallada es la base de datos de la Anses que, incluso, se dispuso que familias que cuentan con algún integrante discapacitado o habiten viviendas de uso social y comunitario recibirán como subsidio el valor de tres garrafas mensuales.

La información representa una contradicción en el discurso oficial, ya que mientras por un lado se demuestra la capacidad que el Estado tiene para conocer los niveles de ingreso, condiciones sociales y de vivienda de cada uno de los habitantes del país; por otro se manifiesta que no es posible determinar cuántos pobres viven en la Argentina. Tanto es así que, desde hace más de un año, el Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) no publica los niveles de pobreza del país.

Es más, hace apenas un par de semanas, el ministro de Economía, Axel Kicillof, expresó en el curso de una entrevista radial: “Cuántos pobres hay es una pregunta bastante complicada. Últimamente no tengo el número de pobres, me parece que es una medida un poco estigmatizante”. Lo dijo un funcionario que se jacta de la ayuda que entrega, mediante planes sociales, a los sectores más vulnerables de la economía.

Resulta incomprensible que la Anses esté en condiciones de determinar qué argentinos necesitan cobrar el subsidio destinado a la compra de garrafas, en tanto que el responsable de manejar la Economía del país afirme que se desconoce el número de pobres.

De todos modos, Kicillof no está solo en esta cruzada por explicar lo inexplicable. En un artículo titulado “La verdad sobre las mediciones de pobreza”, el director del Indec, Norberto Itzcovich, acaba de decir que “no resulta fácil definir qué es la pobreza o cuándo una persona o un hogar es pobre o no lo es”.

Luego de un denodado esfuerzo destinado a argumentar por qué no es posible saber quién es pobre, el funcionario -uno de los responsables de destruir la credibilidad en las estadísticas oficiales argentinas-, consideró que “resulta inaudito, mentiroso y malintencionado acusar al gobierno de no generar indicadores creíbles”.

Frente a esta situación, los únicos datos disponibles provienen de sectores que no responden al gobierno. Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, alrededor del 27% de la población vive por debajo de la línea de pobreza.

Hace más de un año, el Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) no publica los niveles de pobreza del país.