Ayer a la siesta
Ayer a la siesta
Grave incidente en la Sala 6 del Cullen
Un herido de bala que estaba internado en el hospital público reconoció a un joven como quien le efectuó los disparos. Se generó entonces una violenta pelea entre familiares y allegados de ambas partes. El acusado, de 17 años, fue detenido.

El personal del hospital Cullen queda periódicamente en medio de episodios de violencia. “Son gajes del oficio”, se resignó esta mañana un enfermero. Foto: Archivo
Joaquín Fidalgo
Una salvaje pelea entre aproximadamente diez personas desencadenada durante la siesta de ayer adentro de la Sala 6 del Hospital José María Cullen terminó con varios golpeados, un detenido, tres “demorados”, enfermeros y médicos asustados y varios pacientes escondidos tras sus camas, con sus parientes. El incidente ocurrió cerca de las 14.30, en pleno horario de visita.
Según pudo saberse, todo comenzó cuando un muchacho que se recupera de dos heridas de arma de fuego reconoció a un joven que pasó por el lugar como quien le había efectuado los disparos. La víctima, que fue alcanzada por un proyectil en el abdomen y otro en uno de sus muslos (éste último llegó a fracturar su fémur), señaló al presunto atacante y rápidamente algunos de sus familiares se abalanzaron sobre él.
Se generó así una batahola, a la que también se sumaron algunos conocidos del sospechoso. No faltaron empujones, piñas y patadas, de un extremo al otro de la sala, ante la mirada atónita de todos los presentes. Alguien dijo que vio a una mujer que portaba un arma blanca, pero ello no pudo ser confirmado. La gresca tuvo su fin unos minutos después, cuando arribó a la escena personal policial y de la seguridad privada del centro de salud.
Finalmente, el acusado fue detenido y otros tres sujetos “demorados” para su correspondiente identificación. El apresado es un menor de 17 años, que fue trasladado hasta la Seccional 10a., donde quedó a disposición de la Justicia por “Homicidio en grado de tentativa”.
Preocupación
Una vez más, el personal del Cullen se mostró consternado por estos incidentes, que desgraciadamente ocurren con frecuencia dentro del edificio.
“Es difícil trabajar así. Cada dos por tres, somos víctimas de algún episodio violento. Tuvimos casos de pacientes que dormían con armas bajo sus almohadas. Un par de veces, familiares de internados nos amenazaron mostrando un revólver. Algún día va a pasar una tragedia, porque la seguridad es muy permeable”, se quejó una enfermera esta mañana.