editorial

  • En otros países, las sanciones a quienes infringen normas de tránsito no sólo son duras, sino que se cumplen.

Peligro al volante

Una foto en la que se puede observar un Ford Fiesta gravemente dañado en la cabecera sur de la Costanera Este llegó a El Litoral a primera hora de este domingo, gracias a la iniciativa un lector que, con su teléfono celular, registró lo sucedido y decidió compartirlo con este diario.

La decisión no fue casual. En realidad, lo hizo porque acababa de ser testigo -según su relato- de una picada en esta concurrida zona de la ciudad durante la madrugada.

Cerca de allí, sobre Av. 7 Jefes, los vecinos soportaron durante años las carreras de autos y motos. Un fenómeno que recién comenzó a ser controlado cuando desde la Municipalidad se tomó la decisión de colocar radares y establecer controles casi permanentes, con exámenes de alcoholemia incluidos.

Este hecho se produce en un momento en el que las picadas y los accidentes de tránsito se han convertido en un tema particularmente sensible luego de que, en la localidad bonaerense de Haedo, un conductor matara a un chico de 16 años e hiriera de gravedad a tres de los cinco amigos que caminaban junto a él por la vereda.

Desde el Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), se acaba de difundir un informe con datos comparativos sobre cómo controlan este tipo de problemas algunos de los países con menores índices de siniestralidad vial del planeta.

Según dicho estudio, en Suecia y Noruega el límite máximo de alcoholemia para un conductor es de 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre. En el caso de superar dicho límite y hasta 1 gramo, las multas y penas son de 1,33 a 4 meses de sueldo básico y cárcel de 6 meses a un año. Cuando los valores sobrepasan el umbral de 1 gramo de alcohol, se considera delito y el caso es judicializado.

En el Reino Unido -cuyos habitantes son conocidos por el elevado consumo de bebidas alcohólicas- el límite permitido de alcohol en sangre es de 0,8 gramos -el más alto de Europa, según el informe del Ovilam-. Pero el hecho de sobrepasar dicha barrera acarrea una multa de 6.000 euros y hasta la confiscación del vehículo. Y si un conductor alcoholizado genera un accidente con víctimas fatales, puede ser condenado a una pena de prisión de hasta 14 años.

Para obtener una licencia de conducir en estos países, los conductores deben atravesar una serie de pruebas y demostrar que están realmente preparados para manejar un vehículo.

En este estudio comparativo, el Ovilam resalta que, en Australia, el proceso para obtener una “licencia plena” demanda al menos 3 años, ya que existen 3 niveles de licencia. Primero se entrega una licencia para aprendices, identificada con una L, quienes sólo pueden conducir un vehículo junto a otro conductor con la licencia máxima denominada full license. El aprendiz tiene “tolerancia cero” de alcoholemia.

El segundo nivel de licencia de conducir es la denominada probation, identificada con una P -que se pega en el parabrisas del automóvil-. La obtienen aquellos que, habiendo rendido y aprobado los exámenes teóricos y prácticos, están en condiciones de manejar solos. Esta categoría de licencia se mantiene por dos años, también con tolerancia cero al alcohol.

Luego de tres años de haber demostrado buena conducta en el manejo, los conductores reciben la licencia de máxima categoría.

Ejemplos para tener en cuenta y que demuestran que, aun en las sociedades más organizadas, la educación, las sanciones y los controles, son esenciales para garantizar la buena conducta de los ciudadanos.

Aun en las sociedades más organizadas, la educación, las sanciones y los controles, son esenciales para garantizar la buena conducta de los ciudadanos.