En Alemania

Retrato familiar

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La fuerza de la naturaleza no sólo se ve reflejada por los desastres y la devastación que ésta puede provocar. Muchas veces, tan sólo con una imagen demuestra que su capacidad de daño no es tanta como la belleza que nos regala diariamente. Tal es el caso de esta instantánea en la que se puede apreciar a un mirlo alimentando a sus crías en el nido en Pokrent. El mirlo pone sus huevos entre marzo y mayo. A pesar de que el macho colabora, son las hembras las que construyen casi solas un hogar en forma de taza, con musgo, hierbas, raíces y pequeñas ramitas, que bordean de barro o de hojas fangosos. Mientras sus crías permanecen allí se vuelven altamente territoriales y violentas con quienes pretendan amenazar la tranquilidad de sus pequeños. Foto: Agencia EFE