“TRANSFORMA BESTIAS”

Nosferatu en clave infantil

Nosferatu en clave infantil

Actores, muñecos, títeres y una escenografía que se mueve en divertidas metamorfosis marcan el itinerario de los personajes por esta aventura, con monstruos que hacen reír.

Foto: Gentileza producción

 

Juan Ignacio Novak

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Arranca la acción: una pareja duerme y una sombra los acecha. Es el conde Nosferatu. Poco después aparecerá un personaje literalmente diabólico que les portará una noticia: deben llevar una carta al vampiro en su castillo. Tras un viaje en bicicleta y un encuentro con una bruja que posee una misteriosa pócima, llegan al castillo del monstruo, donde los equívocos se suceden y las apariencias engañan.

Esa es la simple y efectiva sinopsis de “Transforma bestias”, la última propuesta de La Gorda Azul, que lleva la marca distintiva del grupo: títeres y muñecos maniobrados con precisión, actores que le ponen el cuerpo a coreografías humorísticas ajustadas y armoniosas, una escenografía en constante metamorfosis y una serie de soluciones visuales que destilan inventiva y experimentación.

El homenaje explícito es el “Nosferatu” de Murnau (de hecho, el personaje lleva ese mismo nombre y es una caricatura del conde Orlock, del clásico del cine mudo rodado en 1922) y el manierismo de los actores va en ese mismo camino.

Los gags son cuidadosos, divertidos y por sobre todo llenos de imaginación. Remiten, y otra vez la alusión obligada es el cine, a las películas de tradición burlesca, que cultivaron virtuosos como Charles Chaplin, Buster Keaton o la dupla Laurel y Hardy, sobre todo en la etapa previa a que comenzaran, así y todo con talento, a parodiar sus propias creaciones.

Pero si bien estas referencias están y son asequibles, el espectáculo no abusa ni mucho menos de ellas, sino que forman parte de un sentido general de la obra. De hecho, que estos guiños estén no inhabilita que la historia sea del todo diáfana. La respuesta del público infantil, que interactúa en todo momento con los actores, pone de relieve este aspecto.

Los distintos efectos de la puesta en escena prevalecen por la inspiración y capacidad para sorprender sin necesidad de apelar a complejos artilugios. El ataúd giratorio del conde, que modifica el imaginario emplazamiento de la acción, una camarera especial que lleva una sorpresa en su bandeja, un baño “mensual” hilarante son algunos ejemplos.

Pero la autenticidad y energía de “Transforma bestias” deben singularizarse en el minucioso trabajo de los actores titiriteros, Victoria Menéndez, Elías Alberto y Facundo Girolimetto, que demuestran el dominio de los espacios escénicos y los distintos lenguajes que se fusionan durante el espectáculo. La propuesta también denota un notable esfuerzo de producción, a cargo de Gladis Contreras y la dirección firme pero al mismo tiempo audaz de Ulises Bechis.