Charla con Maximiliano Montenegro

“El próximo gobierno deberá reconstruir las bases de un modelo productivo”

  • El economista y periodista señaló que hasta diciembre la política del gobierno es de estabilidad financiera.
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“La economía se ha desordenado enormemente en los últimos años” es la advertencia de Montenegro durante su paso por Santa Fe invitado por el Consejo Profesional y el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas.

Foto: Luis Cetraro

 

Mario Cáffaro

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Maximiliano Montenegro se graduó de licenciado en Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, pero se desempeña como periodista -especialmente en temas económicos- en radio, televisión y en medios escritos. Por la mañana, desde Radio Latina FM 101.1, por la noche en Canal 26; en el medio, columnista de programas radiales y de El Cronista Comercial. En su etapa estudiantil es contemporáneo, entre otros, de Axel Kicillof. “Me dediqué al periodismo a partir de una revista universitaria, que hacía en la facultad donde colaboraban, entre otros, Rogelio Frigerio, hoy presidente del Banco Ciudad, y el colega Pablo Wende, hoy en Ámbito Financiero. Era una revista más académica, independiente mientras que Axel (por Kicillof) tenía una revista más partidaria de TNT (Tontos pero no Tanto), la agrupación política desde la cual pudo terminar con el dominio estudiantil de Franja Morada”.

—Días atrás, Kicillof cuestionó el plan de estudios de la facultad, especialmente en teorías económicas.

—Está bien discutir el tema de la economía aplicada y en el contexto latinoamericano que es completamente distinto al Primer Mundo. Lo que sucede es que por lo condicionante de ser ministro de Economía, muchas veces Axel cuestiona temas que no se discuten ni entre los economistas heterodoxos y ortodoxos, ni entre los keynesianos y monetaristas. Hay cuestiones elementales respecto de cómo funciona una economía que ya no se discuten, porque es el abecé de cómo analizar los fenómenos sociales y económicos. En una economía inflacionaria, y cuando el resto de los países no tiene inflación, tenés que devaluar todos los años tu moneda para que Argentina no quede cara en dólares y no tenga problemas de empleo, de industrias, de economías regionales. Argentina no puede estar devaluando todos los años porque es un golpe de credibilidad a la política económica y al propio gobierno. Decir que hay planteos que los economistas no entienden, me parece que es contrario al sentido común.

—El gobierno quiere llegar a diciembre, el tema es ¿qué pasará con el nuevo gobierno?

—La política económica de acá a diciembre es de estabilidad financiera. Se pasó de un modelo productivo a un modelo de dólar tranqui hasta diciembre. Después, habrá que reconstruir las bases de un modelo productivo. Un modelo productivo significa garantizar altos niveles de empleo, de producción y al mismo tiempo fabricar los dólares necesarios para crecer, para desarrollar los sectores productivos, las exportaciones. Todo eso hoy no está ocurriendo. Hoy el objetivo es llegar a diciembre con la ayuda del endeudamiento con China, emisión de deuda al mercado de capitales a tasas altísimas. Es un modelo de estabilidad financiera, necesario en un proceso electoral y por eso esta coyuntura económica favorece a los candidatos del oficialismo.

—Hoy no hay creación de empleo y hay mucha tensión en las discusiones paritarias.

—El modelo productivo que garantizaba altos niveles de empleo con baja inflación, mucha competitividad de las economías regionales, de la industria, donde no era necesario que un funcionario de Aduana atajara para que no te arrasaran las importaciones, empezó a mostrar sus falencias notorias en 2011 y en los últimos cuatro años se fue agotando. Hoy está agotado. No hay margen: estancamiento económico, nula creación de empleo y altísima inflación. Este modelo no funciona más y desde diciembre hay que reconstruir las bases de un modelo productivo. En la transición, Kicillof garantiza que no haya una crisis financiera o cambiaria. Esto es importante porque por primera vez Argentina tiene la oportunidad de hacer una transición política sin una megacrisis económica como hubo en 1989 ó 2001. Pero Argentina no se puede conformar con una inflación del 25% porque tenés clavado el dólar, un cepo que impide remesar divisas al exterior y entonces las multinacionales no invierten un dólar en la Argentina y al mismo tiempo tenés congeladas tarifas de servicios públicos en Capital y Gran Buenos Aires con lo que gastás una factura enorme de subsidios. La economía se ha desordenado enormemente en los últimos años, la inflación ha matado el modelo productivo y tiene un plazo de expiración que es diciembre. El nuevo gobierno tendrá que reconstruir el modelo productivo.

—Hay una sociedad demandante, con subsidios, leyes de inclusión. Será difícil el panorama político, se requerirá mucha cintura.

—Hay que diferenciar. Por un lado la economía con altos niveles de empleo, pese a la destrucción de los últimos años, con sindicatos mucho más fortalecidos que en el 2003, y el desafío del próximo gobierno será desacelerar la inflación sin ponerle al mismo tiempo un techo a los salarios por debajo de los precios. Va a haber que negociar con los sindicatos para tratar de imponer la idea de que los salarios se tienen que negociar en base a la expectativa inflacionaria descendente y no a la inflación pasada, porque si no no hay forma de frenar la inflación. Hay que generar una mesa de negociación, una especie de pacto social, de que la formación de precios y salarios tiene que ver con una expectativa de desaceleración de inflación a futuro. Por otro lado está el tema social. Ha habido grandes avances en temas de derechos sociales y jubilatorios pese a que hoy la jubilación mínima no alcanza para vivir y la cobra el 70% de los pasivos, pero ha habido una inclusión importante y más de 2.500.000 personas lograron jubilarse sin tener los 30 años de aportes correspondiente. El gobierno tenía que cubrir ese déficit y lo hizo. Los subsidios sociales son menores e indiscutibles ante lo que son los subsidios económicos, a la luz, gas y transportes concentrados en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Este año, la cuenta de subsidios económicos en el área metropolitana es de $ 250.000 millones -subsidios corrientes, no inversiones- y la Asignación Universal por Hijo tiene un presupuesto de $ 20.000 millones. Se puede recortar a la mitad los subsidios económicos, duplicar la AUH y producís un ahorro fiscal muy importante. Hay margen para que el próximo gobierno no sólo no toque los subsidios sociales, sino que pueda hacer una reasignación eficiente del gasto. Es cierto que recortar el subsidio económico significa multiplicar el precio de las tarifas de servicios públicos en Capital y Gran Buenos Aires, donde se forma la opinión pública nacional. Kirchner empezó con esta montaña de subsidios porque no quería ver publicado en la tapa de Clarín el aumento de gas, agua y luz. Había quedado muy traumado con la crisis de 2001 donde la clase media de Capital terminó volteando a De la Rúa. El próximo gobierno va a tener que lidiar con eso: descongelar tarifas sin que impacte fuerte en la inflación, sin que haya descontento en la clase media. Es una tarea inexorable. De otra manera sólo podés financiar con emisión de pesos y seguir emitiendo pesos significa seguir devaluando.