El hombre manos de barro
Jorge Belanko
En sus comienzos lo llamaban “El loco del barro” pero -con los años- se convirtió en el referente nacional en construcción con materiales naturales. Dictó un curso para formar gente en el oficio en lo que va a ser el primer ecobarrio del país: La Comarca, en Arroyo Leyes.
TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. MAURICIO GARÍN.
EL PRIMER PASO. “Vine a dar un taller para formar gente en el oficio porque este lugar va a ser el primer ecobarrio de la Argentina. Aprenden a hacer sus propias casas, todo en tierra cruda. Éste sería el primer paso: formar personas, muchas de las cuales quedarán trabajando acá y otras lo harán en los otros lugares de donde vinieron, como Colombia y Uruguay, además de distintas poblaciones de Argentina. Seguramente el año que viene estaré por acá dando un taller de terminaciones y ya estoy arreglando fechas para dictar otro en Colombia”.
SUS INICIOS. “Desde chico trabajo en la construcción. Estoy en obra desde que mi mamá le decía a mi papá ‘Llevátelo a éste porque se pelea con las hermanas’. Tendría 7 u 8 años, iba a la escuela, y cuando volvía me iba con él, contratista de obra y albañil. Siempre fue de poca oficina, o sea, trabajaba en obra. Siempre fui grandote, desde chiquito, así que me adapté a la obra. Mi papá quería que fuera mecánico pero estudié un año en un Industrial para darle el gusto. Pero no me gustó. Después preferí ayudarle de día y estudiar de noche en Banfield, en una escuela industrial para Maestro Mayor de Obra. Pero nunca utilicé el título para firmar planos ni eso; fui autodidacta, trabajé por mi cuenta. Es decir, siempre fui medio rebelde para esas cosas”.
ESO ERA LO SUYO. “Hace 28 años me fui a vivir a El Bolsón para no trabajar nunca más en la construcción: me cansaba de renegar con los clientes y los corralones de materiales. Ahí hice un poco de todo pero a los 4 años conocí a dos arquitectos que estaban empezando a investigar sobre este tema. Me pasaron algunos materiales y cuando fui a mi casa me di cuenta de que eso era lo mío. Siempre estuve haciendo trabajo social (con la junta vecinal o la biblioteca), que estaba bueno. Le mostraba a mis vecinos lo que había descubierto. Pero durante 8 años fui ‘El loco del barro’ y no me daban mucha importancia. Hasta que un amigo me pidió que le hiciera una ampliación, un galpón pegado a su casa. Así fue que otros se animaron y empecé a construir casas de tierra”.
UN REFERENTE. “Ésta es mi profesión: construir con materiales naturales desde hace muchos años. He tenido oportunidad de ir a muchos lugares de Latinoamérica y hasta di un taller en Nueva Zelanda. Este año seguramente iré a España, entre otros países de Europa. Siempre voy rescatando de diferentes lugares técnicas en este tipo de construcción y, además, la gente aporta cosas. He aprendido más dando talleres que estudiando materiales que me llegan o gracias a investigaciones que hago. Hoy en día podemos decir que existe una construcción natural moderna, que es la mezcla de diferentes técnicas de distintas partes del mundo. Nosotros conocemos lo nuestro, que es lo que hacían nuestros ancestros, nuestros paisanos: pared de chorizo, de barro o adobe, y punto. Pero hay por lo menos entre 10 y 12 técnicas básicas que tienen que ver con la mano del constructor. Eso es lo que hace tan rica esta forma de construir y que, aunque no parezca, para quien no conoce este oficio si paseamos la vista para cualquier lado hay materiales para construir, como hacían nuestros ancestros. Tomaban lo que tenían en su entorno para construir su refugio”.
¿BARRO Y/O ADOBE? “Adobe no es lo mismo que barro. Hay una especie de confusión. Nosotros llamamos adobe al pan de barro seco al sol para usarlo crudo; está también el pan de barro seco al sol para cocerlo (el ladrillo crudo) y si ese pan está cocido lo llamamos ladrillo. También hay bloques de tierra (la tierra comprimida y seca). Hay otro tipo de construcción que es la champa de pasto apilada (se pone al revés, con la raíz para arriba), otra con piedra, quincha, fajina o pared francesa (es todo lo mismo; son nombres que se dan en diferentes partes). Acá en Arroyo Leyes hicimos paja encofrada. Es fibra, pasto o paja de cereal sucia con arcilla líquida y puesta en un encofrado, compactado. Después utilizamos un soporte de malla sima, hacemos una especie de enchorizado, con alambre romboidal (el de gallinero), con barro y paja como soporte, y después se engrosan las paredes. También hacemos entramados de caña; en fin, hemos hecho varias técnicas en este predio, en lo que va a ser una especie de depósito”.
eN ARROYO LEYES
Jorge Belanko dictó el “Taller de capacitación y formación en construcción natural”, del 23 al 29 de mayo pasado en Arroyo Leyes, junto a la arquitecta Carolina Brussa. Fue en el predio de La Comarca, en el kilómetro 12 de la Ruta 1, una zona de humedales de gran atractivo natural, con numerosos espejos de agua y frondosas arboledas, en donde se proyecta construir un ecobarrio. Dolores Marsch y Federico Salvador formaron parte de la organización del taller.
MÁS ADELANTADOS
“No pensé que todo esto iba a cundir tan rápidamente en el país y en otros limítrofes. En Latinoamérica somos los más adelantados en este tipo de construcción, aunque hay otros países como Bolivia o Perú donde ha sido declarado de interés en todo el país. En Argentina, este tipo de construcción está reglamentado en muchas ciudades como Buenos Aires, Bahía Blanca, Ayacucho, todo el ámbito de la provincia de Río Negro y en varios lugares de Neuquén (como Cipoletti, San Martín de los Andes y Junín de los Andes). En otros lugares, aunque no está la reglamentación, el arquitecto que hace el proyecto se hace cargo y se puede construir. Acá en Arroyo Leyes se reglamentó. Este lugar es hermoso, ya hay muchas casas construidas, muy bonitas”.
SU CASA
“Vivo en el quinto piso de un edificio.... (bromeó). Por supuesto que no: cuando empecé, mi casa era de madera pero después la reemplacé por la técnica de paja encofrada, muy térmica y apropiada para el lugar donde estoy viviendo: El Bolsón. Vivo con mi señora, mis niños ya han volado pero también tienen sus casas de tierra. Lo ideal es siempre construir con lo que hay en el entorno pero cuanto mayor es la termicidad, mejor es el control de la temperatura de adentro, sea frío o calor. En este tipo de construcciones es muy equilibrada la humedad del ambiente y la temperatura, lo que beneficia a nuestra salud”.