Argentina pasó, inexplicablemente, de poder golear a ser empatado...

No fue un equipo serio

  • Estaba todo dado para que las tres G aparecieran en toda su dimensión: ganar, gustar y golear. Se quedó a mitad de camino en todo. Buen primer tiempo y cúmulo de decepciones en el segundo.
No fue un equipo serio

El triste final. El equipo vivió el resultado como una derrota y eso es positivo, porque el final no era ni siquiera una posibilidad remota después del muy buen primer tiempo. Lo sufre Messi, que fue de mayor a menor, aunque dejó su sello en varias jugadas desequilibrantes, mientras atrás está el arquero Romero, clave en algunas tapadas difíciles. Foto: EFE

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a La Serena, Chile)

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No se puede entender nada de lo que pasó. Argentina ganaba bien, Paraguay había salido a defenderse en una postura poco entendible para un técnico como Ramón Díaz, apuntaba para goleada y al final, se desbarrancó, cambió todo y Argentina cometió todos los errores que un equipo, adentro y afuera de la cancha, no debe cometer. Adentro de la cancha por no liquidarlo y por no saber cuidar la diferencia. Afuera, con un técnico que se equivocó en la lectura que hizo del partido.

No se entiende que un entrenador como Martino no haya sido lo suficientemente intuitivo para entender qué era lo que el equipo necesitaba. Argentina ganaba y si bien es cierto que la goleada era una posibilidad muy concreta, también es verdad que el equipo nunca supo de qué manera cuidar ese resultado.

Mientras Ramón Díaz encontró soluciones en el banco, Martino no pudo acomodar una situación que era adversa en el segundo tiempo. Argentina defendió atrás, no achicó espacios hacia adelante, el equipo se hizo largo porque ya no había un dominio territorial tan pronunciado como el que se había dado en los primeros 45 minutos, cuando nuestra selección hizo gala de casi un 75 por ciento de tenencia de la pelota.

Se podrá decir que Argentina mereció la victoria y es cierto. Pero también se puede decir que si el partido continuaba, Paraguay era el que mejor lo terminaba. Mascherano se había quedado solo desde hacía tiempo en la contención, pero Martino se decidió por Tevez e Higuaín para tratar de definir el partido, apostando a que entren los otros dos “9”. Fue un cambio demagógico, un cambio que sólo se comprende desde la visión del hincha, que estaba deseoso de verlos a todos en la cancha. Y si es posible, juntos.

Argentina no necesitaba de los dos “9” que estaban afuera. Ninguno de los dos hizo lo que había realizado Agüero, pero al margen de ello, el problema era otro. La falta de marca en el medio, la apertura de espacios entre las distintas líneas, la caída individual de algunos jugadores que fueron perdiendo preponderancia (Messi incluido). Era un partido para que entrara Biglia mucho antes, un partido para que Gago o Lamela le puedan dar un poco más de tenencia de pelota. El momento de golear parecía pasar. Y las sospechas del empate sobrevolaban sobre el arco de un Romero que andaba a los revolcones para tapar remates desde afuera que llevaban destino de gol.

Es valorable que el equipo tenga vocación ofensiva, que el técnico también quiera demostrar que su estilo es el de atacar y atacar; pero también es verdad que un partido de fútbol y un equipo no se gana ni se arma sólo mandando a los jugadores a atacar. A veces, tener la pelota para frenar la reacción del rival también es importante y refleja la inteligencia de un equipo.

Eso fue Argentina, un equipo poco inteligente, sin cabeza para jugar a lo que realmente le convenía. Manejó a gusto y placer el partido en el primer tiempo, pero desnudó falencias de todo tipo en el segundo. Arriba, marrando situaciones de gol; en el medio, sin la contención ni el fútbol suficiente, y atrás, dejando espacios y desnudando limitantes que en el primer tiempo no se observaron porque Paraguay nunca se decidió a atacar.

Hay que mejorar mucho. La apuesta está clara y no se discute, pero debe perfeccionarse. En primera instancia, con contundencia; después, aprendiendo a que no es necesario cambiar palo y palo siempre. Pastore tuvo muchas imprecisiones, por más que acertó más de lo que falló; Di María tuvo intermitencias; Banega hizo un buen partido en el primer tiempo pero se fue apagando en el complemento y los marcadores de punta no siempre aclararon y sorprendieron cuando pasaron al ataque, por más que lo hicieron muchas veces, como le gusta a Martino.

El empate tuvo sabor a derrota a pesar de que debió ser victoria. Es algo difícil de explicar, pero que refleja la realidad de lo ocurrido. Argentina debió ganar bien, por goleada; terminó empatando inexplicablemente y con un Paraguay al que dejó agrandar. Sabe a derrota lo que pasó. Paradójico, como el equipo mismo.

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¿Eran necesarios los dos?. Sin dudas fue la mayor falla del DT argentino: el ingreso de Tevez e Higuain juntos, cuando faltaban 15 minutos, los paraguayos se agrandaban y tanto el mediocampo como la defensa daban ventajas. Había que reforzar la línea media, no se hizo y costó caro.

Fotos: DyN

síntesis

Argentina 2

Paraguay 2

Argentina: Sergio Romero; Facundo Roncaglia, Ezequiel Garay, Nicolás Otamendi y Marcos Rojo; Ever Banega, Javier Mascherano y Javier Pastore; Lionel Messi, Sergio Agüero y Angel Di María. DT: Gerardo Martino.

Paraguay: Antony Silva; Marcos Cáceres, Paulo Da Silva, Pablo Aguilar y Miguel Samudio; Víctor Cáceres, Néstor Ortigoza, Richard Ortiz y Raúl Bobadilla; Nelson Haedo Valdéz y Roque Santa Cruz. DT: Ramón Díaz.

Goles: en el primer tiempo, 29m Agüero (A) y 35m Messi (A), de tiro penal; en el segundo tiempo, 15m Haedo Valdéz (P) y 45m Barrios (P).

Cambios: en el segundo tiempo, 21m. Edgar Benítez por Bobadilla (P), 30m Carlos Tevez por Pastore (A) y Gonzalo Higuain por Agüero (A), 40m Lucas Barrios por Santra Cruz (P) y 41m Lucas Biglia por Banega (A).

Amonestados: Roncaglia (A); Aguilar, Ortiz, González y Víctor Cáceres (P).

Estadio: La Portada (La Serena, Chile).

Arbitro: Wilmar Roldán (Colombia).

 
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análisis

por Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a La Serena, Chile)

Y con estos números, no ganó

Los números gobiernan al mundo y lógicamente al fútbol, pero es tan lindo este deporte que, aun gobernando, los números no siempre sirven para justificar un resultado.

¿Por qué se dice esto?, porque Argentina tuvo una posesión de un 69 por ciento de la pelota, contra sólo el 31 por ciento por parte de Paraguay. La diferencia más favorable se dio en el primer tiempo, cuando Argentina manejó la pelota en un 77 por ciento, contra el 23 por ciento de los paraguayos. La diferencia se redujo bastante en el complemento, coincidente con el mejoramiento (o defección argentina) de los paraguayos. Fue 60 por ciento de posesión para Argentina contra el 40 por ciento del rival.

Ahondando aún más en este terreno, hay otro dato estadístico jugoso: Argentina tocó 765 veces la pelota entre todos sus futbolistas, mientras que Paraguay lo hizo en 446 ocasiones. Eso sí, los paraguayos se acercaron en porcentaje de pases buenos. Argentina dio el 83 por ciento de las veces en forma correcta la pelota (de compañero a compañero) mientras que Paraguay no le fue en zaga: lo hizo en el 70 por ciento.

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Flojo y solo. Mascherano estuvo por debajo de su nivel superlativo y encima se encontró muy solo para la contención en el complemento, cuando el rival se animó y complicó. Martino lo puso a Biglia cuando sólo faltaban cuatro minutos. Foto: EFE

Bajo la lupa

ROMERO (6).- Sacó dos pelotas estupendas en el segundo tiempo pero no pudo hacer nada con los dos remates de media distancia que terminaron adentro de su arco.

RONCAGLIA (5).- De mayor a menor, se proyectó bastante en el primer tiempo y quedó más contenido en el complemento.

GARAY (5).- Poco y nada de trabajo en el primer tiempo, bastante apurado en el segundo y sin sacar al equipo de atrás.

OTAMENDI (6).- El más firme del fondo a la hora de la marca. Muy bien en el sentido de tiempo y distancia para arrojarse a los pies del rival y evitar el remate.

ROJO (5).- Suelto en el primer tiempo y dedicado a ser salida y a atacar; en el segundo se fue apagando y no aportó claridad con la pelota.

BANEGA (6).- Preciso y claro en el manejo, apareciendo alternadamente por izquierda o derecha. Fue un buen llevador en el primer tiempo.

MASCHERANO (5).- Al igual que Messi, cuesta verlo jugar mal, pero esta vez no brilló como en otras ocasiones. Se complicó en el segundo tiempo. Muchas veces salió jugando como central, tal como lo hace en Barcelona.

PASTORE (5).- Un par de buenos encuentros con Messi que casi terminan en gol. Impreciso con la pelota, se equivocó bastante.

MESSI (6).- Armó dos o tres jugadas que no fueron gol por poco. Peligrosísimo, aunque en el segundo tiempo se quedó sin energías.

AGÜERO (6).- Vivo para darse cuenta de que Samudio iba a tirar el balón hacia atrás, algo muy habitual en los defensores paraguayos. Aceptable partido.

DI MARÍA (5).- Fue de mayor a menor, no terminó bien el partido más allá de que metió un par de centros que pudieron terminar en gol. Inventó bien la jugada del penal.

HIGUAÍN (5).- Se volcó por derecha y por el centro, pero no tuvo chances adentro del área.

TEVEZ (5).- Pudo marcar sobre el final del partido con un cabezazo que se fue cerca. Arrancó de atrás y no fue de punta.

BIGLIA.- Debió entrar antes para darle una mano a Mascherano en el medio.