“El hombre de La Mancha”

Caballero de la triste figura

Llega a Santa Fe el célebre musical de Broadway, dirigido y protagonizado por Pepe Cibrián, quien comparte el elenco con Raúl Lavié y Cecilia Milone. Será viernes y sábado, en ATE Casa España.

Caballero de la triste figura

Raúl Lavié (Sancho/Sirviente), Pepe Cibrián (Don Quijote/Don Alonso/Cervantes) y Cecilia Milone (Aldonza/Dulcinea) motores de la acción en esta relectura de los personajes cervantinos.

Foto: Gentileza producción/ Nacho Lunadei

 

Ignacio Andrés Amarillo

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“El hombre de La Mancha”, el famoso musical de Dale Wasserman con música de Mitch Leigh y letras de canciones de Joe Darion, es sin lugar a dudas el espectáculo más representado en la historia del género. Llegó al Teatro Maipo de Buenos Aires en una puesta vanguardista y revolucionaria, distinta a todas las que se vieron en las distintas capitales del mundo con el sello de Pepe Cibrián Campoy; y con Raúl Lavié en el rol de Sancho Panza, Cecilia Milone como Dulcinea y Pepe Cibrián en el triple rol de Miguel de Cervantes Saavedra, Alonso Quijano y Don Quijote de la Mancha.

La puesta, con dirección musical de Ángel Mahler, pasó luego al Teatro Apolo de la avenida Corrientes, para arrancar su gira nacional, que pasará por Santa Fe este viernes y sábado a las 21.30 en ATE Casa España (Rivadavia 2871). Las entradas se pueden adquirir en la sala y en www.ticketway.com.ar.

Cambio de piel

Para adentrarse en este mundo quijotesco, El Litoral dialogó con Lavié, quien antes de interpretar a Sancho supo ser el caballero en puestas anteriores.

—¿Cómo fue el ofreciemiento para sumarse a esta puesta, diez años después y en otro rol?

—Sí, yo estuve como Quijote dos veces: una fue en el ‘68 en México, con Nati Mistral; y luego en 2005, en el Teatro Nacional. En esa oportunidad fui beneficiado con varios premios, entre ellos el ACE de Oro.

Pasaron los años, seguí haciendo algunas cosas más en teatro, y en un encuentro que tuvimos con Pepe en un estreno teatral, me comenta que iba a poner en escena “El hombre de La Mancha”. Entonces como una broma le dijo si no quería que yo fuera Sancho, porque tenía la panza puesta ya, después de tantos años. Y lo que pasó como un comentario jocoso se convirtió en realidad porque unos días después me llamó para preguntarme si realmente lo quería hacer.

Acepté, me pareció interesante ya que para mí guarda un especial afecto esta obra, e interesante para hacer un trabajo teatral que me beneficie en esta vocación de hacer teatro desde hace muchos años. Estoy muy feliz con lo realizado, estamos todos muy contentos por cómo llegó al público, que lo benefició con su aplauso y su agradecimiento desde la platea: “Gracias por esto”. Todas esas cosas que son para los actores algo muy excepcional, porque estamos cumpliendo con el rol máximo que es el de entretener y hacer sentir bien a la gente.

Dupla mítica

—¿Cuáles cree que son los puntos fuertes que tiene esta obra?

—Fundamentalmente los personajes, que son ya característicos desde su fecha de creación, allá por el 1600. Quijote y Sancho, una pareja indestructible. Porque de acuerdo con lo experimentado a través de los tiempos en los cuales uno se ha acercado a esta obra, es un poco la característica del ser humano: por un lado el Quijote es la parte de buscar el ideal, y por el otro Sancho, que es más racional y más material.

—Pero se prende en lo que plantea Don Alonso.

—Claro, es muy interesante, por eso lo acepté para desarrollarlo: es un personaje que tiene su razón de ser muy fuerte dentro de lo que hizo Cervantes con ellos dos. A uno lo materializó y al otro lo idealizó, y eso conforma a un individuo.

Después el texto, el sólo hecho de seguir luchando contra los molinos de viento, desde el momento de su creación hasta hoy no ha cambiado la humanidad tampoco en eso: seguimos pensando idealmente en mejorar el mundo y siempre se choca con los intereses propios del ser humano. Esa lucha siempre estará enquistada en la humanidad, no sólo del pasado sino del futuro.

—A nivel del intérprete, ¿qué desafíos tiene el personaje?

—Como todo personaje que uno encarna debe transmitir honestidad y ser creíble, porque si no... bueno, de ahí derivan los fracasos muchas veces.

—Hay que moverse entre la comedia, el drama, secundar al Quijote y mediar con Aldonza...

—Sí, es riquísimo. De ahí mi satisfacción personal: lo he logrado, en beneficio de la obra.

—¿Qué aportó esta relectura que hace Pepe en 2015?

—No depende generalmente de las versiones: la versión anterior tiene el mismo mensaje, tal vez con otras palabras y de otras maneras.

Pura química

—La obra funciona por la química de los personajes centrales. ¿Cómo la trabajaron?

—El Quijote y Sancho deben tener una cosa muy especial entre sí. Siempre he tenido con Pepe una amistad, una admiración. Nunca había trabajado con él, nos encontramos esporádicamente; a pesar de eso, siempre hubo una cuota de respeto muy grande entre ambos, generada a través de su familia, de su madre sobre todo, que era una gran mujer.

Todo eso sirvió muchísimo para amalgamar después en el escenario esos dos personajes. Eso es fundamental: debe existir una férrea amistad no solamente en el escenario sino fuera; y un respeto, algo que los una para poder transmitir en el escenario la realidad de esos dos personajes.

Con Cecilia tengo mucha afinidad a través del tiempo: hemos trabajado en algunas cosas juntos, cantado juntos. Depende muchísimo de la relación de los actores para hacer una obra de estas características.

—La música aporta mucho.

—Una de las características que tiene esta comedia musical es la riqueza de sus canciones: la principal, “Sueño imposible”, fue grabada por los grandes cantantes en todas partes del mundo; es un tema comparado con cualquier tema musical de un artista personal, nada más que pertenece a una comedia musical. No es muy fácil de lograr, que trascienda a nivel personal a algunos cantantes, el rescata una canción de una comedia musical. Sin embargo está tan bien construida, la música en sí de toda la obra es muy rica.

CABALLERO DE LA TR ISTE FIGURA

Cuando comienza el leit motiv de la obra, ya de por sí tiene el 60 ó 70 por ciento a su favor, porque es un tema conocido, porque lo han escuchado a través de grandes cantantes. Y eso hace que esta obra tenga el éxito que tiene a lo largo de los 50 años desde que fue estrenada.

Artista integral

—Usted ha realizado mucho teatro y teatro musical, y una carrera como cantante. ¿Cómo es esa doble carrera?

—Son decisiones personales que tomé cuando encaré esta vocación, que empezó por supuesto siendo cantante. Que era tal vez lo más fácil, con 14, 15 años (con los que comencé mi carrera), ya estaba dotado naturalmente con esta cualidad.

Debuté en Buenos Aires en el ‘56: ya había hecho mis comienzos profesionales en Rosario a los 15 y a los 18 llegué a Buenos Aires. Cuando comenzó la década del ‘60 me pregunté a mí mismo cómo iba a desarrollar mi carrera. Entonces consideré que debía abrir espacios dentro del mismo ámbito con la actuación.

En el ‘65 inicié mi carrera como actor en el teatro San Martín, con “Locos de verano”: una obra costumbrista, en la cual ya uní lo musical, ya que fue transformada en una de las comedias musicales netamente argentinas. Terminé esa obra y luego ya participé en otra pero era una obra de texto, nada relacionado con la música. Y poco a poco fui metiendo dentro del género teatral el sainete, el vodevil... prácticamente hice todos los géneros actorales habidos y por haber. Tal vez por esa razón, después de 60 años de actuación yo siga todavía dentro de los lugares importantes que tienen algunos personajes dentro del espectáculo argentino.

Logré superar esa barrera que existía al ser cantante, al ser actor; y lo uní en una sola. Cuando se habla de mí como artista se habla no solamente como cantante. Son desarrollos personales que están dentro de lo que uno hace y por lo que uno ha nacido: transmitir emociones, llegar a un público que está sentado escuchándote o viéndote, a través de la palabra o la música. Y cuando se unen las dos cosas, mejor todavía: uno lo disfruta mucho más.