En pleno centro

Para robarle la moto, la hicieron caer y le fracturaron el tobillo

Danilo Chiapello

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“Cuando subo al dormitorio, me tiro en la cama y no puedo parar de llorar”, dice Gabriela López (38) mientras observa por milésima vez su pierna izquierda, hoy enyesada.

Gabriela es una esforzada trabajadora que desde hace años realiza servicios de higiene y limpieza en edificios y departamentos, y que hoy se encuentra en un obligado receso debido a un cruento asalto callejero que sufrió la mañana del último sábado.

Cerca de las 6.30, Gabriela circulaba a bordo de su moto (una flamante Honda Wave) rumbo a un edificio torre de barrio Sur.

En la intersección de Francia y Moreno, la mujer se vio interceptada por una moto en la que se conducían tres sujetos. Con bruscas maniobras estos últimos comenzaron a encerrar a Gabriela para que detuviera su marcha.

Pero la secuencia se puso mucho peor aun cuando a la escena se sumaron otras dos motocicletas, cada una de ellas con tres individuos arriba.

Como perros salvajes, los 9 hombres se lanzaron contra la indefensa mujer sin piedad. A raíz de la embestida Gabriela perdió el control de su motocicleta y terminó rodando por el suelo. En dicha acción, su pie izquierdo terminó con una grave lesión.

Cruel hasta el fin, uno de los malvivientes tomó la moto de la mujer y escapó junto a sus compinches con rumbo incierto.

Patota motorizada

“En total fueron 9 tipos los que me atacaron”, recordó hoy Gabriela en diálogo con este diario. “Eran muchachos jóvenes que no pasaban los 25 años. No pude ver las caras porque se las tapaban con las capuchas de sus buzos. Me fueron arrinconando contra el cordón para que parara y yo empecé a gritar, hasta que finalmente me hicieron caer. Uno de ellos se bajó, agarró mi moto y luego todos huyeron.

Intenté defenderme pero no pude hacer nada. Yo me prendí de la parte de atrás de mi moto, pero el tipo me pegó una patada y me alejó. Menos mal que no me apuntó con un arma. Igual me desesperé porque yo en la mochila llevaba las llaves de los lugares donde trabajo. Por suerte no me la agarraron.

Después un hombre de un edificio que vio todo desde arriba, bajó y me auxilió. Me dijo: “Tranquila flaca, que ya viene el Comando. También me ayudaron dos chicas que regresaban de bailar y me hicieron entrar a su casa hasta que llegó la ambulancia.

Después me llevaron al hospital Cullen. Ahí, me dijeron que tenía una fractura en el pie izquierdo. Me pusieron yeso y ahora tengo que esperar.

Daño económico

Más adelante, Gabriela explicó que “esto me provoca un perjuicio enorme. El médico me dijo que tengo más de tres semanas de yeso y luego el tiempo de rehabilitación. No sé cómo va a ser mi futuro. Porque si yo no trabajo, no tengo ingresos en casa. Soy sola y tengo dos hijos. Muchos de mis empleadores me conocen y me guardarán el lugar, pero igual sigue siendo una situación muy complicada.

Me siento muy indignada porque lo poco que tengo lo hice con mucho sacrificio. Y no lo podés recuperar. Nadie vino a verme de las autoridades, ni a ofrecerme ayuda. Me da bronca también por el lugar donde ocurrió todo, en pleno centro.

Al principio se veía policía por todos lados, pero luego, con el tiempo desaparecieron”, culminó.

  • Una mujer se dirigía a su trabajo en moto cuando una patota (9 hombres en total) la atacó en Moreno y Francia. La hicieron caer y le robaron su vehículo. En la rodada, se fracturó el tobillo.
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La víctima fue asistida en el hospital Cullen. Mientras dure la rehabilitación la mujer no puede trabajar, con el perjuicio económico que ello le implica.

Foto: Danilo Chiapello