editorial

  • Lo que está en juego son las instituciones provinciales, la credibilidad en el sistema y la legitimidad de quien deberá gobernar Santa Fe durante los próximos cuatro años.

Momento clave para la política provincial

Santa Fe volvió a concitar la atención de todo el país. Es que, luego de los problemas generados durante las Paso, las elecciones generales desembocaron en un virtual empate técnico entre los tres candidatos más votados.

La situación fue realmente sorprendente. Ante tan escasa diferencia y frente a los antecedentes inmediatos, tanto el Frente Justicialista para la Victoria, como Unión PRO Federal, reclamaron la apertura de cada una de las urnas, haciendo sobrevolar la posibilidad de que se hubiesen producido irregularidades para favorecer al candidato del Frente Progresista, Cívico y Social.

El Tribunal Electoral -integrado por el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, un camarista de Santa Fe y otro de Rosario- desestimó el recuento de todos los votos que se encuentran dentro de las 7.628 urnas utilizadas el domingo pasado.

En cambio, resolvió que serán abiertas todas aquellas urnas en las que los representantes de los distintos partidos detecten posibles irregularidades o sobre las cuales manifiesten algún tipo de dudas. “Será un criterio amplio y flexible”, dijo Falistocco ante la prensa. El procurador General de la provincia, Jorge Barraguirre, ratificó esta postura.

Desde la oposición, se insistió en la necesidad de repetir los procedimientos que se realizaron luego de los comicios de 1995, en los cuales resultó electo Jorge Obeid. Es que, según el imaginario colectivo, en aquella oportunidad se procedió a la apertura de cada una de las urnas utilizadas a lo largo y ancho de la provincia, con el objetivo de despejar todo tipo de dudas. Sin embargo, la verdad es que esto nunca sucedió. Sólo 1.148 de las 6.000 urnas fueron abiertas.

En definitiva, en este caso se aplicarán criterios similares a los utilizados hace dos décadas y que terminaron aclarando la situación.

El recuento de votos se inició en la sede de la Secretaría Electoral. Al menos, durante las primeras horas de trabajo, no se detectaron mayores inconvenientes o diferencias que pudieran provocar algún cambio trascendental en el resultado de los comicios. Sin embargo, lo más aconsejable será aguardar hasta el último día del recuento antes de sacar conclusiones.

Vale aclarar que, más allá de lo que pudieran haber dicho los candidatos en declaraciones públicas y en el fragor de las pujas políticas, ninguno de los partidos involucrados presentó denuncias de un posible intento de fraude.

Lo que está en juego en estos momentos en la provincia de Santa Fe, va mucho más allá del nombre de quien finalmente sea declarado ganador en estas elecciones.

Por ese motivo, sobre los candidatos que resulten perdedores -cualesquiera sean ellos-, recaerá la enorme responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias. Una vez concluido el proceso de recuento definitivo de votos, deberán reconocer públicamente a quien resulte ganador, dejando de lado cualquier tipo de mezquindad política.

Sólo así contribuirán a fortalecer las instituciones provinciales, la credibilidad en el sistema y la legitimidad de quien deberá gobernar Santa Fe durante los próximos cuatro años.

Sobre los candidatos que resulten perdedores -cualesquiera sean ellos-, recaerá la enorme responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias.