Malo, sangriento  y genial

Con más de 80 años, Lee intervino y dejó su marca en una de las sagas más famosas de la historia. En “Star Wars” interpretó al conde Dooku en “El ataque de los clones” (2002) y “La venganza de los sith” (2005).

Malo, sangriento y genial

Christopher Lee, considerado uno de los grandes actores ingleses, falleció el 7 de junio. Tenía 93 años. Hizo más de 250 películas. Pero el personaje que lo inmortalizó fue Drácula. También participó en una película de James Bond y en las sagas de “El señor de los anillos” y “Star Wars”. Siempre como villano.

TEXTO. JUAN IGNACIO NOVAK ([email protected]).

FOTOS. Archivo El Litoral, Lucasfilm Ltd., Warner Bros. y New Line Cinema.

 

“Para mí, Drácula es Christopher Lee”. El que lo dice (mejor dicho, lo escribe) es José Pablo Feinmann en su libro de ensayos “El cine por asalto”. Habrá quienes no coincidan con esta afirmación. Y tendrán a mano sólidos argumentos para rebatirla. “Nadie superó a Bela Lugosi”, dirán unos. “Gary Oldman le dio un giro interesante al personaje”, aducirán otros. No faltará el memorioso que revalide los méritos de John Carradine para encarnar al conde. Y hasta puede ser (aunque es más improbable) que alguien recuerde que Frank Langella hizo un prolijo trabajo en la versión de John Badham de 1979.

Sin eludir el aporte realizado por todos estos (grandes) actores, debemos coincidir con Feinmann. Es que, por varios motivos, la escalofriante criatura que compuso Lee, fallecido el pasado domingo 7 de junio, es insoslayable. Primero, porque introdujo tres cosas clave para la evolución de los filmes de vampiros: colmillos largos, sangre y sensualidad (obviamente, con recato, estamos todavía en los ‘50, faltan algunos años para la revolución sexual). Y segundo, porque inició una nueva modalidad para el rodaje de películas de terror, el de la productora británica Hammer, que a partir de entonces engendró algunas obras maestras del género en las que Lee (junto a otros actores) jugó un papel preponderante, casi podríamos decir que se convirtió en uno de sus íconos.

Nacido en Londres en 1922, Christopher Lee se inició en el cine en la década del ‘40. Su contextura física fue la que definió la completa orientación de los personajes que interpretará a lo largo de casi 70 años: flaco, altísimo (casi 2 metros de estatura), facciones afiladas y mirada penetrante. Era difícil que los productores de cine no se rindieran ante las posibilidades de un actor de estas características para componer al malo de la película. Es que, y los productores sagaces lo saben bien, cuanto mejor sea el villano, mejor será la película.

Tras intervenir en varios filmes, en 1957 arrancó el que sería un largo e intenso camino con la Hammer, a través de “La maldición de Frankenstein” (1957). Fue justamente esa productora la que le ofreció al año siguiente encarnar al conde creado por Bram Stoker, en “Drácula” (cuyo título original fue “Horror of Dracula”) el gran espaldarazo para su carrera. Interpretó a este personaje, tal como señala Alexis Puig en “El gran libro del vampiro”, en nueve oportunidades: siete de ellas en producciones realizadas por la Hammer, otra en una adaptación dirigida por Jesús Franco y en un documental para la televisión. En el mismo libro, Puig reproduce parte de unas declaraciones de Lee respecto a su personaje del monstruo. Cuando le preguntaron sobre la mayor satisfacción que le había deparado su legendario papel, el actor señaló: “Que lo hice creíble, así de sencillo. Cuando te enfrentas a un personaje en el que hay una dosis tan importante de mitos y leyendas, un poco de realidad y muchas cosas más, convencer a los espectadores durante 90 minutos de que todo podría haber ocurrido así, es lo máximo a que puede aspirar un actor”.

CON LOS GRANDES

Aunque para la posteridad su silueta altísima y dominante quedará asociada al vampiro de los Cárpatos, la carrera (extensa y muy fértil) de Lee lo destinó a numerosísimos personajes con la villanía como denominador común. Así, fue Scaramanga en la película “El hombre del revólver de oro” (1974), donde el que debía desafiarlo era James Bond, en esta oportunidad a cargo de Roger Moore. También compartió filmes antológicos con Peter Cushing, quien interpretó a Van Helsing en la mítica “Drácula” de 1958. Juntos hicieron, entre fines de los ‘50 y principios de los ‘70, “El sabueso de los Baskerville”, “La momia”, “El castillo de la Gorgona”, “La calavera del Marqués”, “Los cuerpos transplantados”, “Mansión embrujada”, “El monstruo de Londres” y “Pánico en el Transiberiano”. Tanto estimaba Lee a este actor fallecido en 1995 que en una entrevista (que cita Alexis Puig) afirmó respecto a “Drácula A.D. 1972” que este film, “era una idea horrible, pero tuvieron la decencia de hacer volver a Van Helsing... mejor dicho a su nieto, y eso me permitió que volviera a trabajar con Peter Cushing en una película de Drácula”.

Pero la figura mítica de Lee es mucho más abarcativa, difícil de encasillar. En efecto, compartió la escena con conocidos actores y actrices de todas las épocas, a los que contrapuso su figura robusta: Olivia de Havilland, la actriz que interpreta a Melanie en “Lo que el viento se llevó”, Trevor Howard, Donna Reed, Klaus Kinski, el actor que también hizo de vampiro en la versión de “Nosferatu” de Werner Herzog de 1979, Donald Sutherland, Ursula Andress, una de las primeras y más hermosas “chicas Bond”, Boris Karloff, otro experto en eso de interpretar monstruos en la pantalla, Peter Sellers, Ringo Starr, Vincent Price, Ernest Borgnine, Richard Widmark, Anthony Quinn, David Carradine, Vanessa Redgrave, Franco Nero, Claudia Cardinale, Chuck Norris (el pétreo héroe de acción), Omar Sharif, Peter O’Toole, Jean Reno y Jon Voight.

IMPARABLE

Un artista de la talla de Lee, da muchísima tela para cortar. Pero hay algo que es imprescindible resaltar en una reseña que intente resumir tal figura: hasta su vejez, se mantuvo en movimiento, en plena actividad. Así, aceptó realizar dos papeles de gran exigencia física en dos de las sagas más populares de la historia: el de conde Dooku en “Star Wars”, bajo las órdenes de George Lucas, y Saruman, el mago creado por J.R.R Tolkien, en la adaptación que hizo Peter Jackson de “El señor de los anillos”. Coherentemente, ambos son villanos perfectos, susceptibles de ser ubicados en la mejor tradición de malos cinematográficos. Por si fuera poco, Tim Burton, un cineasta y cinéfilo obsesivo, que se caracteriza por la creación de personajes que van de la extravagancia a la genialidad, lo convocó para algunas de sus películas. Así intervino en “La leyenda del jinete sin cabeza”, “Charlie y la fábrica de chocolate” y la más reciente “Sombras tenebrosas”, de 2012, además de prestar su voz para algunos trabajos de animación del realizador.

En una entrevista con The Guardian, citada por Gregorio Belinchón la edición web del diario El País de España, Lee sostenía que “actuar es lo que me mantiene en marcha, el propósito de mi vida”. Algo de cierto habrá: el que compuso a uno de los mejores “Dráculas” de la historia del cine, vivió hasta los 93 años.

14_5_CHRISTOPHER LEE DRACULA.JPG

El papel con el que se forjó la fama mundial y un lugar de privilegio en el cine fue su conde Drácula en la versión que filmó Terence Fisher en 1958.

14_3_CHRISTOPHER LEE WILBUR WONKA.JPG

Tim Burton lo convocó para una pequeña intervención en “Charlie y la fábrica de chocolate” (2004). es el severo dentista Wilbur Wonka, padre de Willie Wonka, fabulosa creación de Johnny Depp.

14_6_CHRITOPHER LEE SARUMAN.JPG

Uno de los últimos trabajos de Lee que alcanzaron repercusión mundial fue el del mago Saruman, el personaje imaginado por Tolkien, en la famosa versión cinematográfica que hizo Peter Jackson de “El señor de los anillos”.

14_2_CHRISTOPHER LEE SCARAMANGA EN JAMES BOND.JPG

El actor también fue el antagonista de James Bond, interpretado en este caso por Roger Moore, en “El hombre del revólver de oro” (1974). Interpreta al villano Scaramanga.

14_4_CHRISTOPHER LEE SLEEPY HOLLOW.JPG

Lee también tuvo un rol secundario en “La leyenda del jinete sin cabeza” (1999) dirigida también por Tim Burton.