Campolitoral
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Diez años atrás, el diario El Litoral tomó una decisión empresaria audaz: desarrollar un suplemento agropecuario para relevar los pormenores de una actividad fundante para la provincia, la región y el país. Transcurrida esta década, la apuesta no solo se mantiene sino que se redobla, gracias al respaldo y la inserción lograda en los lectores santafesinos como el espacio del campo en uno de los diarios más importantes del interior del país.
Desde los inicios, nos planteamos el desafío de marcar un estilo periodístico sustentado en contenidos genuinos, lo que implicó una dinámica tan apasionante como dura: estar en el quehacer diario del campo, tranqueras adentro.
Cumplir con esa meta nos llevó a estar en todos los rincones de la provincia, gracias a lo cual pudimos conocer sus ciudades, sus comunas, sus caminos rurales y lo más importante, su gente.
Se conformó entonces un equipo “4x4”, liderado por el versátil Néstor Fenoglio (que como jefe demostró ser un gran amigo), Federico Aguer y Martín Scandol en la generación de contenidos, e Iván Rastalsky en el área comercial. Las colaboraciones del entrañable y recordado César Benítez, con sus conocimientos de la provincia, y la red de corresponsales del interior provincial enriquecerían la propuesta. Las viñetas del “Toto Rural” aportaban la mirada humorística de Fabián Izquierdo a través de los ojos y comentarios irónicos de su padre. Con el tiempo llegaría la vaca de Lehman para hacernos pensar con su trazo singular.
Al poco tiempo sumamos a Juan Manuel Fernández y a Gastón Neffen, coronando un equipo de lujo que todos los lunes tenía su reunión para armar la agenda de trabajo periodística y comercial de la semana. Dinámica, entusiasmo y renovación marcaron esos inicios del equipo.
¡A la ruta!
También pudimos salir a contemplar el mundo, y en ese afán por contar el campo nos fuimos a Estados Unidos, donde pudimos conocer el Farm Progress Show en Decatur, Illinois; el World Food Prize en Des Moines, Iowa (donde conocimos el cinturón maicero norteamericano). En Texas, tierra de cowboys y ganado longhorn, nos juntamos con los colegas de todo el mundo para recibir el premio IFAJ de periodismo agropecuario. En Washington conocimos esa vieja cárcel reciclada donde funciona nada menos que el USDA, el poderoso departamento de Agricultura de EEUU.
En Brasil Campolitoral participó de la Expodireto Cotrijal, en Nao Me Toque, la capital brasileña de la agricultura de precisión. En la zona núcleo agrícola de Río Grande do Sul, cerca de Passo Fundo, la exposición reúne, durante marzo, a la crema de los agronegocios del gigante brasileño, con una creciente participación de los fabricantes de maquinaria agrícola argentinos.
En otra recorrida por tierras brasileras llegamos a ExpoInter, en las afueras de Porto Alegre. Una cita clave para la agroindustria local, con juras ganaderas al estilo de Palermo.
También estuvimos unas 5 veces en Agrishow, la exposición agropecuaria mais grande do mundo, donde pudimos anticipar de primera mano algunas de las tendencias que luego irían desembarcando en nuestros campos.
Uruguayana recibió a la Exposición Mundial de la raza Braford y allá estuvimos, entrevistando a los ganaderos del Mercosur y de Australia, donde “picaron en punta” con esta raza tan auspiciosa. Feijoada y chamamé brasilero (Camargo y Camarguinho) le dieron color y música a ese viaje.
En Sudáfrica, Campolitoral en los ojos de Gastón Neffen pudo mirar de cerca un proceso clave para la seguridad alimentaria global: la transformación de la agricultura en el continente africano, que necesita sumar tecnología, manejo y eficiencia para producir más alimentos. Los agricultores sudafricanos —los “boers”— están interesados en el paradigma de la siembra directa porque no les sobra una gota de agua y también compran fierros argentinos, especialmente sembradoras, pulverizadoras y toda la tecnología para almacenar granos en silobolsas.
En 2009, volamos a Malasia y Singapur en una misión comercial junto con unas 30 empresas de la Región Centro, que llevaron a ese recóndito lugar del plantea el potencial agroexportador de nuestra gente. Juan Manuel Fernández volvió impresionado con el orden y el respeto de esas sociedades.
Diversificar, como en el campo
Al igual que nuestros productores, nos planteamos la diversificación como camino para multiplicar el mensaje. Por eso, nos largamos a producir un programa de televisión. Campolitoral TV significó un hito en la grilla de Cable y Diario, ya que permitió poner en pantalla esa recorrida permanente del equipo. Y tanto empeño puesto generó premios y reconocimientos a nivel provincial y nacional: 4 premios ATVC (Asociación Argentina de Televisión por Cable), dos ASTC (Asociación Santafesina de Televisión por Cable), dos Gaviota de Oro, dos menciones especiales del Senado de la Nación, que coronaron el esfuerzo. Para nosotros fue un profundo aprendizaje en materia audiovisual y una consolidación de la metodología de trabajo en equipo. Alexis Martinelli primero y Andrés Scotta más tarde fueron los responsables de hacer la cámara, siempre con una mirada creativa y atractiva para el espectador. Alejandro Bessone y Mariano Amavet editaron aquel exitoso ciclo.
“Campolitoral en el aire”, fue el paso fugaz por LT9 que momentáneamente significó la “pata radial” del emprendimiento en una grilla regional con mucha trayectoria. José Zenclussen, hoy a cargo del Area de Región del diario El Litoral, nos acompañó en aquella quimera madrugadora.
La apuesta por la web tuvo un inicio tranquilo, aunque la consolidación de internet se fue acrecentando en el mundo a lo largo de los años, por lo que el diario implementó un proceso de convergencia que permite que hoy trabajemos contenidos específicos que se viralizan a través de las redes sociales y complementan lo publicado en el papel.
Contenido plural
El viaje de los diez años nos llevó a cubrir las producciones tradicionales, con las que fuimos a entrevistar a productores de cría e invernada en el norte santafesino, la tradicional ganadería de islas y sus pintorescos movimientos de hacienda a través de nuestros cursos de agua. E inclusive la ganadería de precisión implementada en la zona núcleo para pelearle a la soja. También el feed lot y su nuevas ventajas y complicaciones.
El proceso de monocultivo sojero se fue incrementando en nuestros campos y lo fuimos registrando, monitoreando; y también alertamos sobre sus consecuencias para las economías regionales y el modo de vida rural a través de las opiniones de los expertos. La lechería y su proceso de concentración productiva tampoco escapó a la lupa de Campolitoral.
Pero a la vez hicimos hincapié en las producciones alternativas: arándanos en Chabás y su Fespal (Feria de las Producciones Alternativas), la cría de ñandúes en Paraná, la floricultura y cultivo de zanahoria en Santa Rosa de Calchines y Cayastá, el citrus en Malabrigo (y su pintoresco concurso de despoje), el maní en Helvecia, la colza canola en Humboldt, el poroto mung en San Carlos, las frambuesas y tambo en Pujato Norte, las chinchillas en Colastiné, la incipiente piscicultura en Helvecia y San Javier.
Hicimos hincapié como pocos en las producciones regionales, como la caña de azúcar y su proceso de zafra, el algodón, sus derivados y desarrollos particulares. El arroz y su enorme peso para los tres departamentos de la costa santafesina.
La agricultura familiar y su importancia en el norte provincial fue reflejada a través de emprendimientos como el arroz agroecológico en San Javier, la elaboración de quesos en Helvecia, la ganadería menor (caprina y ovina) en Tostado, Pozo Borrado o Las Gamas. Probamos las sabrosas nueces Pecan en Santa Rosa de Calchines, nos detuvimos en los dulces frutales de María Luisa, monitoreamos la creciente avicultura en Humboldt y Entre Ríos, o la valorable lechería en el monte entrerriano desarrollada entre los Aromitos de Santa Elena.
En San Carlos conocimos las enmiendas orgánicas para fertilizar y “curar” cultivos, transitamos la producción de forraje y embolsado; nos montamos a la producción de caballos para salto y polo en Progreso, Ibarlucea y Santa Fe; conocimos a los búfalos en el tambo de la Escuela Granja de Esperanza, en Angélica y Florencia. Apreciamos la miel de la apicultura en toda la provincia y la zona de islas; conocimos y les mostramos el tambo estabulado y calesita. Investigamos la trascendencia de la genética en la producción de leche o de carne, llegamos a las escuelas rurales, incluso gestionamos donaciones de agua cuando la seca apretaba feo en el norte.
Del lado del camino
Capítulo aparte para las exposiciones de la metalmecánica, los remates y las rurales de toda la provincia, que nos llevaron a Tostado, San Cristóbal, Vera, San Justo, Reconquista, Rafaela, San Vicente, Venado Tuerto, Rosario, Gobernador Crespo, San Javier y muchos lugares más. Entidades como AAPRESID y CREA nos convocaron a sus eventos anuales donde hablamos mano a mano con los referentes de las nuevas tendencias.
Cuando los productores levantaron su voz también estuvimos allí, en cada piquete de las rutas del país, mostrando el reclamo de un sector que por fin se mostraba unido.
Mística, pertenencia y pasión, puestas en el análisis y la veracidad de la información. Ese fue y sigue siendo el objetivo. Campolitoral, con subas y bajas, marcó una etapa crucial de nuestras vidas y del diario. Por eso vamos por 10 más.
